¿Será esta la SOLUCIÓN DEFINITIVA para detener el cambio climático?
Revolución Tecnológica y Geoingeniería: Soluciones al Cambio Climático
Desde el Protocolo de Kioto en 1997 hasta la Cumbre de Glasgow en 2021, pasando por el Acuerdo de Copenhague o el de París, el mundo ha entendido la necesidad de reducir el consumo de combustibles fósiles para evitar el sobrecalentamiento del planeta. A pesar de obstáculos, desde objetivos poco realistas hasta países que han ignorado las políticas acordadas, se han logrado avances significativos. En la actualidad, es común ver cómo los países desarrollados crecen económicamente mientras reducen sus emisiones de CO2. Un ejemplo claro es Países Bajos, cuyo PIB ha crecido más del 50% desde los años 90, mientras que sus emisiones han disminuido casi en la misma proporción.
Gran parte de estos avances son atribuibles a la tecnología: paneles solares, molinos de viento y motores más eficientes han permitido reducir emisiones sin grandes sacrificios. Sin embargo, hoy no vamos a hablar de estos avances. Nos enfocaremos en una revolución que podría cambiar todo el panorama climático: una solución que permitiría disparar el crecimiento económico sin dañar el medio ambiente y, eventualmente, otorgarnos control sobre el clima del planeta.
La Industria del Acero y sus Desafíos
Cuando pensamos en industrias contaminantes, suelen venir a la mente centrales de carbón, aviones o incluso ganadería. No obstante, hoy nos enfocamos en la industria del acero. Actualmente, las industrias del hierro y del acero representan el 11% de las emisiones globales de CO2, una cifra superior a la emisiones combinadas del Reino Unido y la Unión Europea. Este sector necesita una revolución para alinearse con los objetivos globales de reducción de emisiones.
El principal problema radica en el proceso de fabricación del acero, que tradicionalmente requiere grandes hornos que queman hierro con carbón, una de las prácticas más contaminantes. Estos hornos también demandan enormes cantidades de energía, que en su mayoría no provienen de fuentes renovables. La clave, entonces, reside en descubrir si es posible descarbonizar este sector. Afortunadamente, la tecnología de hornos de arco eléctrico ofrece una solución revolucionaria.
Hornos de Arco Eléctrico: Una Alternativa Sostenible
La tecnología de hornos de arco eléctrico permite fabricar acero sin carbón. En lugar de combinar hierro y carbón, se recicla chatarra de acero, juntándola con hierro reducido. Este hierro reducido puede obtenerse mediante la combinación de minerales de hierro con gas natural, e incluso es posible fabricarlo con hidrógeno, un gas renovable y limpio. Estamos hablando de una producción de acero que, en lugar de utilizar carbón, utiliza hidrógeno verde, reduciendo casi por completo las emisiones de este sector.
Si bien la tecnología está disponible, la pregunta es si puede ser rentable. Las estimaciones indican que el hidrógeno verde puede ser más rentable cuando los precios del CO2 están entre 80 y 90 € por tonelada, siempre que el costo del hidrógeno sea menor a 2000 € por tonelada. Aunque el precio actual de la electricidad es más alto, se espera que disminuya para 2030, haciendo rentable la producción de acero verde. Sin embargo, solo el 40% de los nuevos hornos planeados a nivel mundial incorporan esta tecnología. Además, China e India, líderes en la industria del acero, prefieren la producción masiva y barata, ralentizando la adopción de prácticas sostenibles.
Geoingeniería: Manipulando el Clima
Si la descarbonización de la industria del acero es complicada, ¿por qué no considerar manipular el clima directamente? La geoingeniería propone métodos para controlar el clima a nivel global, y uno de los enfoques más interesantes es la inyección de aerosoles en la estratosfera para reflejar la luz solar.
El Enfriamiento del Planeta
Un ejemplo intrigante de geoingeniería ocurrió en 1991 con la erupción del Monte Pinatubo en Filipinas, que arrojó 20 millones de toneladas de dióxido de azufre en la atmósfera, enfriando la Tierra en aproximadamente 0.5 grados Celsius durante los siguientes años. Reproduciendo este fenómeno artificialmente, podríamos enfriar el planeta nosotros mismos lanzando dióxido de azufre a la atmósfera desde grandes chimeneas o globos aerostáticos.
Viabilidad Económica y Desafíos
Los costos de implementar este tipo de geoingeniería serían significativamente menores en comparación con las técnicas actuales de reducción de emisiones de CO2. Un proyecto estimó que operar chimeneas para dispersar dióxido de azufre costaría 150 millones de dólares al año, una suma mínima comparada con los billones necesarios para reducir emisiones mediante métodos convencionales. Sin embargo, los riesgos y la complejidad de manipular el clima aún generan debate.
Conclusiones
Las tecnologías innovadoras y las propuestas audaces como la geoingeniería ofrecen soluciones prometedoras para combatir el cambio climático. Aunque la industria del acero sufre de inercia en su transición a prácticas más sostenibles, la tecnología de hornos de arco eléctrico y el uso de hidrógeno verde iluminan un camino posible hacia un futuro más limpio. Al mismo tiempo, la geoingeniería nos brinda una herramienta potencialmente poderosa para manipular el clima de manera deliberada y eficaz.
A medida que avanzamos, es crucial explorar todas las opciones disponibles, equilibrando la innovación tecnológica con la responsabilidad medioambiental. La lucha contra el cambio climático es una tarea monumental, pero con la combinación adecuada de enfoques, podríamos estar en camino de un futuro más sostenible y equilibrado.