Impacto de Franco en la Revolución Económica Española
Francisco Franco: La Controversia de Su Legado Económico
Francisco Franco es una figura crucial en la historia de España, y su legado aún suscita debates encarnizados. Gobernó España con mano de hierro durante más de 35 años, instalando un régimen dictatorial que comparte notoriedad en la historia moderna europea con figuras como Hitler y Mussolini. En este artículo, exploraremos con profundidad la faceta económica de su dictadura, intentando descifrar las políticas que implementó y si realmente, como algunos argumentan, «se vivía mejor con Franco».
Llegada al Poder: Franco y la Posguerra
Franco llegó al poder tras el cruento conflicto de la Guerra Civil Española, proclamándose «Caudillo de España». Este periodo postbélico dejó al país devastado tanto económica como socialmente. Las ciudades estaban en ruinas, la infraestructura agrícola y industrial había sido destruida, y la moral de la población estaba por los suelos.
El objetivo de Franco al asumir el poder era reconstruir una España autosuficiente, con un fuerte enfoque en la igualdad social. Sus políticas estaban fuertemente influidas por el falangismo, una ideología que, a pesar de no definirse ni como capitalista ni socialista, defendía un fuerte intervencionismo estatal, especialmente en el sistema económico.
Autarquía: La Apuesta por la Autosuficiencia
Una de las primeras y más notables políticas económicas de Franco fue la autarquía, una suerte de economía cerrada que buscaba minimizar la dependencia de España del comercio internacional. Franco fundó el Instituto Nacional de Industria en 1941 para supervisar este objetivo de desarrollo industrial nacional. La idea era crear una industria pública robusta que no únicamente abasteciera al país, sino que demostrara que España no necesitaba asistencia del exterior.
Ejemplos emblemáticos de este esfuerzo son la Empresa Nacional de Electricidad (ENDESA) y otras empresas públicas que se crearon para proporcionar bienes y servicios cruciales. No obstante, estas empresas no buscaban rentabilidad sino masificación de la producción, priorizando objetivos políticos sobre los económicos.
Cartillas de Racionamiento y Precios Máximos
Franco también introdujo precios máximos para productos básicos como alimentos y estableció un sistema de cartillas de racionamiento con la intención de garantizar un suministro equitativo de alimentos a la población. Sin embargo, este sistema resultó ser un gran error. La falta de incentivos para aumentar la producción hizo que la escasez y la hambruna se convirtieran en la norma, obligando a muchos a recurrir al mercado negro, conocido como el «extraperlo».
El Sindicalismo y la Regulación Bancaria
En términos de derechos laborales, Franco fue un firme defensor al menos en términos de control; creó el Sindicato Vertical, cuyo objetivo era garantizar la mayor igualdad social posible. No obstante, prohibió otros sindicatos, acción que hablaba más de control político que de compromiso con los derechos laborales.
También reguló fuertemente el sistema bancario, creando un oligopolio bancario donde solo unos pocos bancos y cajas de ahorro dominaban el mercado financiero, limitando el acceso al crédito necesario para la inversión empresarial.
El Fracaso de la Autarquía
Los primeros años de la autarquía fueron desastrosos. Hasta 1952, España no recuperó el nivel de riqueza que tenía antes de la guerra civil, lo que implica prácticamente dos décadas de desempeño económico nulo bajo el régimen franquista. El primer y más evidente problema fue la falta de alimentos, derivada de una bajísima productividad agrícola.
España necesitaba cinco agricultores para producir lo que uno en Inglaterra lograba, y la situación empeoró debido a la falta de maquinaria agrícola moderna, fertilizantes y tecnología. La fuga de gran parte de la élite intelectual del país durante la guerra, incluyendo a académicos y pensadores opuestos al régimen, también agravó el problema al privar al país de capital humano vital.
La Ayuda de Argentina y la Necesidad de Reforma
Ante la escasez alimentaria crucial en los años 50, el régimen se vio obligado a aceptar ayuda internacional, notablemente de la Argentina de Juan Domingo Perón, que concedió generosos préstamos a largo plazo para que España pudiera comprar alimentos básicos como carne y cereales.
Sin embargo, las empresas públicas que Franco esperaba que ayudaran al país a alcanzar la autosuficiencia también fracasaron. La mayor parte de estas empresas no eran rentables y sufrían una baja productividad, exacerbada por la falta de suministro suficiente de petróleo en un mundo dependiente del crudo.
Cambio de Rumbo: Las Reformas de 1959
A finales de la década de 1950, Franco se vio obligado a cambiar de rumbo y a abandonar en gran medida sus políticas autárquicas. En 1959, con la ayuda de tecnócratas del Opus Dei, se lanzó el «Plan de Estabilización». Las medidas incluyeron una mayor apertura al comercio internacional, una liberalización parcial de la banca y un control más estricto sobre el déficit público.
El resultado de estas reformas fue espectacular; en los años 60, España experimentó lo que se conoce como el «Milagro Económico Español», con un crecimiento económico sin precedentes que transformó al país de una nación agraria pobre a una economía industrial en auge.
El Milagro Económico Español
Las reformas liberales trajeron consigo un crecimiento económico robusto. La inflación se controló, el comericio internacional se expandió y la renta per cápita aumentó considerablemente. El plan de estabilización permitió a España integrarse en el sistema económico global y beneficiarse de la asistencia y confianza internacional, especialmente de los Estados Unidos en el contexto de la Guerra Fría.
En una década, España pasó de ser un país con gran parte de su población rural y pobre a una nación amplamente urbana y relativamente próspera. El acceso a bienes como electrodomésticos, automóviles y viviendas con estándares modernos creció de manera espectacular.
Sin Embargo, No Todo Fue Brillante
A pesar de las mejoras, España seguía enfrentando numerosos desafíos al final del régimen de Franco. Las empresas públicas seguían siendo muy ineficientes, y los problemas estructurales, como la inflación recurrente y la dependencia de sectores industriales problemáticos, no desaparecieron por completo. Además, la liberalización económica fue solo parcial, y muchos aspectos de la economía siguieron fuertemente regulados.
Después de la muerte de Franco en 1975, la transición a la democracia vino acompañada de más reformas económicas que profundizaron la liberalización y mejoraron sustancialmente el bienestar económico del país.
Conclusión: Franco y Su Legado Económico
Aunque algunos sectores de la sociedad miran con nostalgia la era franquista citando mejoras económicas, es crucial entender el contexto completo. Los primeros años de la dictadura fueron horrendos económicamente, y solo a partir de la apertura y reformas a finales de los 50 España comenzó a ver una significante mejora.
Argumentar que «con Franco se vivía mejor» simplifica enormemente la complejidad de su régimen y pasa por alto tanto los padecimientos sociales y económicos de las primeras dos décadas como las consecuencias estructurales de sus políticas. La España que emergió de los años de Franco era aún pobre en comparación con sus vecinos europeos, y el verdadero despegue económico no llegaría hasta bien entrada la era democrática.
El legado económico de Franco es un testimonio de que las políticas económicas aislacionistas y estatistas son inherentemente limitantes y solo tras adoptar un enfoque más abierto y liberal se puede realmente aspirar a un crecimiento robusto y sostenible.