¿Por Qué México Enfrenta Altos Niveles de Violencia?
México: Más Allá de los Estereotipos
Cuando pensamos en México, es casi inevitable que los tacos, el tequila y los mariachis sean lo primero que venga a nuestra mente. Sin embargo, lamentablemente, es probable que el siguiente pensamiento incluya violencia, narcotráfico y crimen organizado. Esta dualidad es una realidad compleja y arraigada que ha generado una percepción global que oscila entre lo culturalmente rico y lo peligrosamente conflictivo.
Un Inicio Violento en 2023
El año 2023 comenzó con una noticia que dio la vuelta al mundo: la recaptura de Ovidio Guzmán, hijo del famoso narcotraficante El Chapo, por parte del gobierno mexicano. Este hecho desató una violenta respuesta por parte del Cártel de Sinaloa, evidenciando una vez más la estrecha relación entre la detención de narcos y el incremento de la violencia.
Cuando cae un pez gordo, se desata una ola de violencia a la que, tristemente, muchos mexicanos ya están acostumbrados. La violencia está tan arraigada en la sociedad mexicana que incluso forma parte de su cultura popular. Los que no han oído hablar de los narcocorridos, esas canciones que narran las historias de los narcotraficantes de manera heroica, seguramente son los menos. Esta presencia del narcotráfico en la cultura popular refleja un problema mucho más profundo y estructural.
¿Por Qué Hay Tanta Violencia en México?
México es la puerta de entrada natural al gigantesco y codiciado mercado de drogas de Estados Unidos. Su proximidad geográfica y las profundas relaciones comerciales entre ambos países facilitan esta situación. La violencia en México no puede explicarse únicamente por su cercanía a Estados Unidos. Si esa fuera la única razón, los cárteles podrían haberse establecido igualmente en Canadá. El caso de Ciudad Juárez, una ciudad conocida por su violencia, frente a El Paso, una de las ciudades más seguras de Estados Unidos y ubicada justo al otro lado de la frontera, ejemplifica que el problema es más complejo.
La debilidad y la corrupción de las instituciones mexicanas son factores clave en esta problemática. Muchos ciudadanos han llegado a desconfiar más del estado que de los propios narcos. Algunos expertos incluso consideran que ciertas partes del país funcionan como estados fallidos, donde los narcotraficantes ejercen un control absoluto y el estado tiene poca o ninguna autoridad. Esta falta de control institucional alimenta la violencia y perpetúa el poder de los cárteles.
Una Historia de Relaciones Turbias
Desde que Estados Unidos declaró la guerra contra las drogas en 1971, los esfuerzos para combatir el narcotráfico han sido constantes en todo el mundo. Sin embargo, estos esfuerzos no han logrado frenar significativamente el tráfico de drogas. Los precios en la calle se han mantenido estables y los narcos siguen encontrando formas de colocar su mercancía en los principales mercados de consumo. La colaboración entre estados, políticos y narcotraficantes ha sido especialmente destacada en México, con partidos políticos como el PRI (Partido Revolucionario Institucional) que han estado plagados de acusaciones de corrupción y nexos con el crimen organizado.
Durante los 60 años de gobiernos del PRI, los narcos gozaban de cierta libertad siempre y cuando no sembraran el caos en el país. Este pacto no escrito permitió al PRI perpetuarse en el poder a cambio de una paz social relativa. Sin embargo, Estados Unidos no estaba satisfecho con esta postura y presionó a México para que intensificara sus esfuerzos contra el narcotráfico. Las operaciones contra los narcos, como la Operación Cóndor en los años 70, fueron más una forma de calmar a Estados Unidos que de desmantelar realmente los cárteles.
El Nuevo Siglo y el Auge de la Violencia
A comienzos del siglo XXI, con el cambio de gobierno y la llegada de Vicente Fox del PAN (Partido de Acción Nacional), comenzó una nueva era en la lucha contra el narcotráfico en México. Fox se alineó con los intereses de Estados Unidos y puso en marcha una ofensiva más efectiva pero también más violenta contra el crimen organizado. El número de cárteles y grupos criminales se multiplicó, y aunque se capturaron a varios capos, la violencia y el tráfico de drogas no disminuyeron.
Felipe Calderón, sucesor de Fox, escaló aún más esta lucha al declarar formalmente la guerra contra las drogas en México. La violencia se disparó y la inestabilidad se profundizó. La llegada del PRI al poder nuevamente en 2012 con Enrique Peña Nieto llevó la violencia a niveles récord, haciendo evidente que la estrategia militar no estaba funcionando.
AMLO y su Estrategia de «Abrazos, No Balazos»
En 2018, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) llegó a la presidencia con la promesa de cambiar la estrategia de seguridad. Con su mensaje populista y su famoso lema «Abrazos, no balazos», AMLO buscaba reducir la militarización y enfocarse en estrategias más humanas. Sin embargo, los resultados no han sido los esperados. Aunque se ha logrado una ligera disminución en el número de homicidios, la violencia sigue siendo alta y la corrupción sigue presente en las Fuerzas Armadas.
Incluso la creación de la Guardia Nacional, originalmente concebida como una fuerza civil, ha sido militarizada bajo su mando. A pesar de sus promesas iniciales, AMLO ha delegado más responsabilidades al Ejército, lo que ha generado críticas sobre su cambio de postura en materia de seguridad.
Narcotanques y la Realidad del Crimen Organizado
Los cárteles en México han evolucionado y adoptado métodos de combate cada vez más sofisticados, incluyendo el uso de drones y narcotanques. Estas organizaciones han descentralizado su estructura, lo que dificulta aún más su desmantelamiento. La detención de líderes, como Ovidio Guzmán, no resulta en el colapso de los cárteles, ya que estas estructuras funcionan de manera independiente y resiliente.
La lucha contra el narcotráfico en México requiere más que una simple estrategia militar. Es necesario abordar las raíces del problema, como la corrupción y la falta de control institucional en muchas áreas del país. La estrategia de AMLO, hasta ahora, ha resultado en una ligera mejora, pero los desafíos son inmensos y el camino por recorrer es largo y complicado.
Reflexiones Finales
México enfrenta una lucha constante contra el narcotráfico y la violencia que genera. La historia y las estrategias empleadas a lo largo de las décadas han demostrado que no existen soluciones sencillas. La corrupción, la debilidad institucional y la sofisticación de los cárteles complican aún más la situación.
La estrategia de «Abrazos, no balazos» de AMLO ha mostrado ser insuficiente hasta ahora, y el futuro de México en su lucha contra el narcotráfico sigue siendo incierto. Es necesario buscar enfoques integrales que aborden no solo el crimen organizado, sino también los factores socioeconómicos y estructurales que lo alimentan.
En última instancia, la pregunta sigue siendo: ¿Puede México encontrar una solución efectiva y sostenible para enfrentar el narcotráfico y la violencia, o seguirá siendo una lucha interminable? El tiempo y la voluntad política serán cruciales para determinar el futuro de este país en su búsqueda de paz y estabilidad.