Enfrentando la Crisis: Cómo la Administración Trump Gestionó el Coronavirus en Estados Unidos
## Impacto del COVID-19 en Estados Unidos: Crisis y Respuesta
El brote de COVID-19, también conocido como SARS-CoV-2, ha golpeado con fuerza a los Estados Unidos, marcando una era de crisis sanitaria, económica y social sin precedentes. En este contexto, es crucial entender cómo ha influido este virus en diferentes aspectos de la sociedad norteamericana, desde las cárceles hasta la administración de Trump.
El epicentro de la Crisis: Nueva York y otras Ciudades
En el momento de la preparación de este artículo, Estados Unidos ha reportado más de 700,000 casos confirmados de COVID-19. El estado de Nueva York, en particular, ha registrado cerca de 20,000 muertes, convirtiéndose en el epicentro de esta crisis. La magnitud del problema ha obligado al gobernador Andrew Cuomo a cerrar comercios y colegios, sumergiendo a la ciudad en una casi total inactividad.
De Blasio, el alcalde de Nueva York, ha comentado que el virus ha penetrado todos los rincones de la sociedad, incluyendo lugares usualmente alejados de la mente pública, como las cárceles. Esto resulta especialmente alarmante dado que Estados Unidos tiene la mayor población carcelaria del mundo, con más de dos millones de personas encarceladas. La situación actual podría dar lugar a contagios masivos, motines y una falta de personal penitenciario.
Crisis en las Cárceles
Para impedir que esto suceda, varios estados han tomado medidas drásticas, prohibiendo incluso el acceso de abogados a las cárceles. Además, algunas jurisdicciones han reevaluado sus políticas de detención. Por ejemplo, en Baltimore, una de las ciudades más peligrosas del mundo, no se están presentando cargos por delitos menores relacionados con drogas o trabajo sexual, en un intento por reducir la población encarcelada durante la crisis sanitaria.
Montana ha ido aún más lejos, contemplando la liberación de prisioneros condenados por delitos no violentos, que representan casi la mitad de la población carcelaria en el estado. Sin embargo, las autoridades enfrentan un dilema: pueden cerrar universidades y hoteles, pero no pueden mandar a casa a los residentes de las cárceles.
Golpe a la Marina y Otros Sectores
El virus no solo ha afectado a la población civil. Incluso el USS Theodore Roosevelt, uno de los portaaviones nucleares más poderosos de la clase Nimitz, ha sido azotado por la pandemia. El capitán Brett Crozier, líder de la nave, emitió una carta urgente pidiendo que su tripulación fuera desembarcada para frenar los contagios. Sin embargo, este esfuerzo no fue bien recibido, conduciendo a su destitución y a la renuncia del Secretario de la Marina. Esta situación ilustra cómo la pandemia ha desestabilizado hasta las estructuras más sólidas y organizadas del país.
El Censo en Riesgo
El impacto del virus se ha extendido incluso al censo de 2020, un proceso crucial que se lleva a cabo cada diez años para redefinir la arquitectura política del país. Por primera vez en 230 años, su realización está en peligro. Con un costo de más de 15 mil millones de dólares, es el censo más caro del mundo. Sus resultados determinan la distribución de escaños en el Congreso y el número de delegados en las elecciones presidenciales, lo que lo convierte en un elemento fundamental para la democracia estadounidense.
La Respuesta de la Administración Trump
Con toda esta conmoción, uno no puede evitar preguntarse cuál ha sido la respuesta de la administración Trump a esta crisis. La posición del presidente Donald Trump sobre el coronavirus ha sido inconsistente, lo que ha generado confusión sobre la preparación y respuesta del gobierno federal. Aunque Trump ha aparecido en múltiples portadas internacionales, el papel de su administración dentro de las fronteras estadounidenses está bastante limitado en comparación con lo que podrían pensar muchas personas.
Limitaciones del Poder Federal
En Estados Unidos, muchas decisiones recaen en los gobernadores estatales. Por ejemplo, cuestiones comerciales son competencia del Congreso, y las decisiones en materia sanitaria generalmente corresponden a los estados. Incluso en situaciones de emergencia, los gobernadores estatales deben solicitar ayuda al gobierno federal si lo consideran necesario. Aunque Trump quisiera tener un control absoluto, la realidad es que su poder está significativamente restringido por la Constitución.
Pese a estas limitaciones, Trump ha intentado activar la economía de guerra, un tema que se discutirá en futuros artículos. No obstante, la evolución de la crisis ha dependido en gran medida de varios organismos federales.
Desempeño de Agencias Federales
El desempeño de la Federal Emergency Management Agency (FEMA), los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) ha sido catalogado como desastroso. En los primeros meses de 2020, la FDA decidió no autorizar la importación de pruebas de otros países, concentrando el monopolio en el gobierno federal. Esta decisión resultó en una producción extremadamente limitada y errónea de pruebas por parte del CDC, con solo 4,000 de 160,000 pruebas siendo utilizables debido a una contaminación en los laboratorios.
La FEMA también ha enfrentado problemas al intentar distribuir material sanitario. Su director, Peter Gaynor, reconoció la falta de control y previsión, lo que complicó la adquisición de suministros sanitarios esenciales. Esta situación de desabastecimiento se produjo aún a finales de marzo, meses después de que el virus comenzará a extenderse.
Competencia entre Estados
Más allá del papel de las agencias federales, los estados han jugado un papel crucial en la respuesta a la pandemia. Cada estado ha tenido que competir en un mercado global escaso para adquirir suministros sanitarios. Esto ha llevado a una «guerra de pujas» entre estados, elevando los precios de manera astronómica. Por ejemplo, Nueva York ha visto cómo el costo de las mascarillas sanitarias ha escalado de 58 centavos a 7.50 dólares cada una.
La Gestión de Andrew Cuomo
A pesar del elevado número de muertes, el gobernador Andrew Cuomo ha visto un aumento en su aprobación por su gestión. Sin embargo, esta percepción positiva no está libre de críticas. Cuomo dudó en cerrar las escuelas y a decretar la orden de quedarse en casa, lo que hizo que su reacción fuese más lenta de lo necesario.
El Caso de Mike DeWine
Contrariamente, el gobernador Mike DeWine de Ohio ha sido elogiado por su rápida respuesta. Desde el primer momento, tomó medidas decisivas como cerrar colegios, restaurantes y eventos deportivos, incluso cuando Ohio solo contaba con una docena de casos confirmados y ninguna muerte. Con estos pasos preventivos, deWine demostró ser un líder proactivo, desoyendo incluso las instrucciones de Trump para mantener la economía abierta.
Gobernadores Menos Eficientes
En la otra cara de la moneda, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, ha sido criticado por su manejo de la pandemia. Durante mucho tiempo, mantuvo abiertas las playas y parques, siguiendo las órdenes de Trump y poniendo en riesgo a una gran cantidad de jubilados en su estado. No fue hasta el 1 de abril que decretó la orden de quedarse en casa, para entonces, ya era demasiado tarde.
Las Consecuencias de la Crisis
Las respuestas variadas de los estados y el limitado poder del gobierno federal hacen evidente que la pandemia ha sido una prueba para el sistema de gobernanza estadounidense. El desempleo ha alcanzado niveles alarmantes, con 22 millones de personas sin trabajo, eliminando décadas de crecimiento laboral. La estrategia política de la administración Trump ahora se centra en señalar a China y a la Organización Mundial de la Salud como los principales culpables, tratando de desviar la responsabilidad de sus propias acciones.
Reflexiones Finales
La pandemia de COVID-19 ha revelado las fortalezas y debilidades de la estructura política y administrativa de Estados Unidos. Los gobernadores han tenido que asumir roles protagónicos y, a menudo, han demostrado ser más eficientes que el gobierno federal. Con las elecciones de 2020 en el horizonte, la gestión de esta crisis será, sin duda, un tema central para los votantes. Solo el tiempo dirá cómo se desarrollarán los acontecimientos y qué lecciones aprenderá la sociedad estadounidense de esta histórica pandemia.