¿Están USA y México Listos para Enfrentar el CORONAVIRUS? Análisis y Medidas en Marcha

El Ébola y su Impacto Mundial: Un Repaso a la Epidemia de 2014-2016

¿Recuerdas la epidemia del ébola que tuvo lugar entre 2014 y 2016? Si tu respuesta es afirmativa, no estás solo. Ese brote se destacó por ser la primera vez que se produjeron contagios locales fuera de África. Hasta entonces, el ébola se había limitado a causar estragos en el continente africano, de donde procede este virus mortal.

Comparándolo con el coronavirus, el ébola juega en otra liga en términos de letalidad. Este virus de la familia Filoviridae presenta una tasa de letalidad entre el 60% y el 80% de los pacientes infectados. En otras palabras, si te infectas con ébola, es muy probable que no sobrevivas para contarlo. Sin embargo, a diferencia del SARS-CoV-2, el ébola no es tan contagioso. Para infectarse, es necesario un contacto muy estrecho con los fluidos corporales de una persona enferma, como el sudor. Esta característica hace que los brotes de ébola, aunque extremadamente mortales, se controlen más fácilmente por el número limitado de contagios.

La Repatriación y los Protocolos de Control en Países Desarrollados

Debido a la peligrosidad del ébola, varios países decidieron repatriar a sus ciudadanos enfermos para tratarles mejor en sus respectivos sistemas sanitarios desarrollados. Por ejemplo, España repatrió a misioneros y personal de ONG’s enfermos, poniendo a prueba sus protocolos de control de enfermedades infecciosas peligrosas. Fue la primera vez en décadas que se activaron estos protocolos fuera del continente africano.

En este contexto, varias entidades estadounidenses y británicas de renombre, como el Centro Johns Hopkins para la Seguridad Sanitaria y la Iniciativa de Amenaza Nuclear, realizan cada año un estudio sobre los países más y menos preparados para enfrentar epidemias y pandemias. Este análisis se basa en parámetros como la prevención, detección, respuesta rápida, sistema sanitario, riesgo ambiental y cumplimiento de normas internacionales en materia de salud pública en 195 países.

Indicadores de Preparación y Realidad

Fijaos en los resultados del Estudio del Índice de Seguridad Sanitaria Global de 2019. Los países en amarillo están considerados los más preparados para enfrentar epidemias, los naranjas tienen una preparación media y los rojos son los más expuestos. Sin embargo, si comparamos estos resultados con los mapas actuales de incidencia de infecciones por coronavirus, vemos una gran discrepancia.

Curiosamente, algunos de los países supuestamente mejor preparados como los Estados Unidos, Reino Unido y Países Bajos han obtenido peores resultados en cuanto a la incidencia de la pandemia de coronavirus. Esto nos lleva a cuestionar la veracidad de estos índices y nos invita a analizar más detenidamente la respuesta de varios países a esta crisis mundial.

Estados Unidos: Del “Mejor Preparado” a la Mayor Incidencia

Estados Unidos fue clasificado como uno de los países más preparados para enfrentarse a pandemias. Sin embargo, la realidad ha demostrado otra cosa. El presidente Donald Trump minimizó inicialmente la gravedad del coronavirus, retrasando la implementación de medidas de distanciamiento social y cuarentena. Hasta el 28 de marzo, Trump insistió en que la cuarentena en Nueva York no era necesaria, una ciudad que luego se convertiría en el epicentro de la pandemia en el país.

A pesar de ser el país mejor preparado según estudios, EE.UU. se ha convertido en el más afectado por la pandemia, con más de medio millón de contagios y un número record de fallecidos. Las razones son múltiples: desde el pasotismo inicial del presidente hasta las desigualdades en el sistema de salud que afectan especialmente a las comunidades más pobres, negras e hispanas.

Problemas del Sistema Sanitario Estadounidense

El sistema sanitario de Estados Unidos, basado principalmente en seguros de salud privados, ha demostrado ser un talón de Aquiles durante esta crisis. Millones de estadounidenses carecen de seguro de salud, y aquellos con trabajos mal pagados y sin cobertura sanitaria adecuada se ven obligados a seguir trabajando incluso cuando enferman. Esto ha contribuido a la propagación del virus.

En ciudades como Nueva York, la pandemia golpeó más duro en barrios más pobres como el Bronx, donde la tasa de infección duplica la de zonas más ricas como Manhattan. La falta de una cobertura sanitaria universal efectiva ha resultado en una mala gestión de la crisis, contrariamente a lo que los índices de preparación habían predicho.

México: Un Caso de Preparación Media

El estudio global clasificaba a México como un país con una preparación media, similar a países como Alemania y España. Sin embargo, la reacción del gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha sido, cuanto menos, tardía. No fue hasta principios de abril, más de un mes después del primer caso confirmado, que el gobierno mexicano empezó a implementar algunas medidas.

La respuesta inicial del gobierno fue minimalista, con el propio presidente afirmando que la honestidad era el mejor escudo contra el virus. A finales de marzo, el gobierno declaró la emergencia sanitaria, suspendiendo actividades no esenciales y pidiendo a la población que se quedara en casa, aunque sin imponerlo obligatoriamente.

La Realidad Mexicana

México ha realizado pocas pruebas y las autoridades han admitido que el número real de contagios podría ser al menos 8.2 veces mayor que el oficial. La falta de medidas preventivas tempranas y una demora considerable en la respuesta han exacerbado la crisis. La reacción tardía del gobierno, similar a la de España, ha puesto en riesgo la contención de la pandemia en el país.

En México el primer caso se detectó el 28 de febrero, pero no fue hasta principios de abril que se tomaron medidas significativas. En comparación, otros países con puntuaciones similares en el índice de preparación, como China y Alemania, han gestionado la crisis de manera más efectiva mediante estrategias de contención temprana y pruebas masivas.

Reflexiones Finales

Los casos de Estados Unidos y México demuestran que los índices de preparación para pandemias no siempre reflejan la realidad. Las respuestas de ambos países a la pandemia de coronavirus revelan numerosos fallos y nos invitan a reconsiderar los parámetros utilizados para evaluar la preparación de una nación ante una crisis sanitaria global.

A medida que avanzamos, es crucial que revisemos y actualicemos estos estudios para incluir variables como la eficiencia en la implementación de medidas gubernamentales y la equidad en el acceso a servicios de salud. La burocracia y la inacción política han demostrado ser factores críticos en la respuesta a la pandemia.

La lección más importante es que estar preparados en teoría no garantiza la eficacia en la práctica. La capacidad de adaptación rápida, la implementación de protocolos adecuados y un sistema de salud inclusivo y accesible son elementos fundamentales para combatir eficazmente futuras pandemias.

En última instancia, la experiencia con el coronavirus ha expuesto las debilidades y ha resaltado la importancia de aprender y mejorar para estar mejor preparados para la próxima gran crisis sanitaria mundial.

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