Secretos del Ascenso de los Taliban en Afganistán (Guía Completa)

La Invasión de Afganistán: Un Vistazo Retrospectivo a dos Décadas de Conflicto

El 7 de octubre de 2001, los Estados Unidos, dirigidos por el entonces presidente George W. Bush y con el apoyo de las tropas británicas, emprendieron la invasión de Afganistán. Esta acción fue una respuesta directa a los atentados del 11 de septiembre contra las Torres Gemelas. En unas pocas semanas, los talibanes fueron expulsados del poder. Su líder, el Mullah Omar, se refugió en las montañas y la organización de Bin Laden, Al Qaeda, sufrió un golpe significativo.

Sin embargo, casi 20 años después, tras más de 7,000 bajas de soldados y contratistas de Estados Unidos y de otros países de la OTAN; con más de 70,000 bajas del ejército y la policía afgana; y después de un gasto de más de 2 billones de dólares, la guerra llegó a su fin. Nadie hubiera imaginado el desenlace de la guerra más larga en la historia de los Estados Unidos de América. Los talibanes volvieron a ocupar el poder y los norteamericanos enfrentaron una retirada caótica, marcada por el caos y los atentados yihadistas del ISIS.

¿Quiénes son los Talibanes?

Para entender la actual situación en Afganistán, es esencial conocer la historia y naturaleza de los talibanes. Estos surgieron a principios de los años 90. Tras la retirada de las tropas soviéticas en 1989, los señores de la guerra apoyados por Estados Unidos se hicieron con el poder de facto. El resultado fue un cúmulo de luchas internas, corrupción masiva y caudillismo, lo que derivó en una guerra civil.

En medio de este caos, emergieron los talibanes: un grupo de fanáticos religiosos encabezado por el Mullah Omar que prometía imponer los valores islámicos y terminar con la anarquía. En 1996, lograron su objetivo de tomar Kabul y controlar el país. Proclamaron un Emirato Islámico e impusieron una de las dictaduras religiosas más estrictas y demenciales de la historia. Los castigos inhumanos, la persecución a minorías y la opresión de las mujeres se convirtieron en la norma.

Gozaron del apoyo de grupos terroristas como Al Qaeda, lo cual motivó la invasión de Estados Unidos en 2001. Los talibanes son un grupo radical religioso-militar, dirigido por fanáticos que utilizaban cualquier medio a su alcance, incluidos crueles atentados.

La Estrategia Tras el 2014

En 2014, ocurrió un cambio significativo en la estrategia talibán. Bajo el liderazgo del Mullah Mansour, se adoptó una estrategia política y social para ganar apoyo popular mediante la gestión y el control de la corrupción. Abrieron una oficina en Doha y comenzaron a preocuparse por la gestión de los servicios públicos y perseguir a funcionarios corruptos.

Incluyeron a tayikos y uzbekos en su consejo de dirección para ampliar su influencia más allá de las áreas pastunes. Este cambio permitió a los talibanes ganar mucho apoyo popular, y esta estrategia resultó ser un éxito. Sin embargo, en 2016, Mansour cayó tras un ataque de drones estadounidenses y el liderazgo pasó a Mulá Haibatulá Ajundzada, un radical que alentó incluso a su hijo a inmolarse a los 23 años.

Financiación de los Talibanes

Industria del Narcotráfico

Durante años, los talibanes se convirtieron en quizás el grupo insurgente mejor financiado del mundo. Según estimaciones de Naciones Unidas, antes de hacerse con el poder, contaban con ingresos anuales entre 300 y 1,600 millones de dólares. Esta financiación provino principalmente de actividades delictivas como el narcotráfico, la extorsión, la minería ilegal y donaciones de países como Pakistán, Arabia Saudita y Qatar.

En Afganistán, se produce casi el 90% del opio mundial, materia prima para la heroína. La diversificación hacia la efedra, utilizada para fabricar efedrina y metanfetamina, incrementó los ingresos. Las exportaciones relacionadas con narcóticos en Afganistán podrían haber superado los 3,000 millones de dólares al año, proporcionando a los talibanes ingresos entre 300 y 500 millones de dólares anuales.

Minería Ilegal

La minería ilegal también fue una fuente crucial de financiamiento. En 2020, los talibanes ganaron estimaciones de hasta 400 millones de dólares mediante tasas a minas ilegales, superando incluso lo que el gobierno afgano recaudaba. Controlaban desde las minas de lapislázuli hasta explotaciones de oro y zinc, y cobraban peajes en carreteras y pasos fronterizos.

Esto les permitió financiar su ejército de entre 70,000 y 100,000 hombres, comprar suministros, armas y sobornar funcionarios afganos, estrategias que eventualmente los llevaron a ganar la guerra.

Relación de los Talibanes con el Terrorismo Internacional

Los talibanes fueron el objetivo inicial de la invasión estadounidense debido al refugio que ofrecían a Al Qaeda. Con su regreso al poder, existe temor de que Afganistán vuelva a ser un refugio para grupos terroristas. A pesar de comprometerse a impedir que grupos terroristas operen desde Afganistán, hay opiniones mixtas sobre si cumplirán esta promesa.

En mayo de 2021, un informe del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas destacó la presencia de Al Qaeda en al menos 15 provincias afganas y su estrecho contacto con los talibanes. Sin embargo, la mayor amenaza parece ser el ISIS-K, responsable del atentado en el aeropuerto de Kabul. Aunque el ISIS-K y los talibanes son rivales, se ha sugerido que la Red Haqqani, una facción radical y violenta de los talibanes, colabora con ISIS-K para alcanzar objetivos comunes.

Posibilidades y Retos del Nuevo Estado Talibán

El regreso al poder de los talibanes marca un desafío monumental. Ahora se enfrentan a una crisis económica, a luchas internas entre facciones y a posibles focos de resistencia. El gobierno afgano dependía en gran medida de la ayuda internacional, más del 75% del gasto público venía de donaciones extranjeras, ahora suspendidas.

La fuga de cerebros y medidas draconianas, como la exclusión de las mujeres del mercado laboral, prometen causar problemas. Además, prometieron eliminar el cultivo de opio, una fuente crucial de ingresos, lo cual podría generar conflictos.

Se espera que gobiernen a través de un consejo de 12 hombres, un gobierno tecnócrata y una Guardia Revolucionaria encabezada por la Red Haqqani. Sin embargo, siguen siendo un grupo radical e integrista. Las mujeres serán excluidas de la vida pública y muchas perderán derechos y posiciones profesionales. Las restricciones en trabajo, educación y acceso a la sanidad ya están regresando en algunas provincias.

Un nuevo estado talibán podría ser una tragedia para Afganistán y un desafío para la comunidad internacional. Los talibanes han roto la tendencia de los países musulmanes a moderarse y rechazar el integrismo, y su compromiso con la persecución de organizaciones terroristas sigue siendo dudoso.

La situación es compleja, y aunque han prometido una amnistía general y la no persecución de sus enemigos, ya se han reportado asesinatos y persecuciones.

La situación en Afganistán seguirá evolucionando, y sólo el tiempo dirá si los talibanes cumplirán sus promesas o si el país se hundirá aún más en el caos y la violencia.

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