El S-80: ¿El Colosal Desafío de la Industria Militar Española?

El Resurgir de la Industria Naval Militar Española

Queridos amigos y amigas, durante siglos, España fue una potencia internacional. Aceptando la realidad de que aquellos tiempos han pasado, aún existe un ámbito en el que España se mantiene como una referencia mundial. No estamos hablando de futbol, ni de turismo, sino del negocio de la industria naval militar.

Exportación y Reconocimiento Internacional

Desde hace más de una década, la cuota de exportación de España en el mercado global de la industria naval militar es superior al 10%, un porcentaje sorprendentemente alto si consideramos que su peso en el PIB mundial no llega ni al 2%. Este ámbito de prestigio se ha visto envuelto en una situación comprometida. El alarmante dilema estalló en 2013 al revelarse que España había gastado 680 millones de dólares en un submarino que no podía flotar. Este submarino, de la clase S-80 desarrollado por la empresa pública Navantia, casi terminó en desastre.

Un Proyecto Ambicioso en Múltiples Aspectos

Los submarinos de la clase S-80 nacieron con la aspiración de convertirse en uno de los submarinos más avanzados del mundo, justo un escalón por debajo de los grandes submarinos nucleares. La inversión y el esfuerzo dedicados a este proyecto han sido colosales. Sin embargo, la pregunta clave sigue siendo si ha sido un gasto justificado. Para abordar esta cuestión, exploremos brevemente la historia detrás del desarrollo de submarinos en España.

Un País Pionero en el Desarrollo de Submarinos

España cuenta con una larga historia en el desarrollo de sumergibles. Aunque el primer submarino propulsado de forma mecánica fue francés, fue el catalán Narcís Monturiol quien en 1864 desarrolló el primer submarino que utilizaba un motor de combustión anaeróbica, el Ictíneo 2. Otro inventor español, el teniente de navío Isaac Peral, logró el primer submarino de propulsión eléctrica en 1888, que además incorporaba un sistema para disparar torpedos bajo el mar.

Aunque el submarino de Isaac Peral fue construido en el Arsenal de La Carraca y navegó por primera vez en la Bahía de Cádiz, desde 1918, el Arsenal de Cartagena se convirtió en el principal astillero y base de submarinos de España.

Navantia: Evolución y Experiencia

Navantia ha operado bajo varios nombres a lo largo de los años, incluyendo los de La Naval y Bazán. Durante más de un siglo, la empresa ha construido una treintena de submarinos, basándose en diseños extranjeros provenientes de Estados Unidos, Alemania y, especialmente, Francia. La colaboración con la empresa estatal francesa Naval Group ha sido estrecha, resultando en la construcción de varios tipos de submarinos como las clases D, Delfín, Agosta, y otros.

Reconversión Industrial y Comienzo de la Clase S-80

En la década de los 90, Cartagena vivió una etapa dura, con despidos masivos y falta de pedidos. Esto llevó a Navantia a formar un consorcio con Francia para construir submarinos destinados a la exportación, naciendo así la clase Scorpène. Sin embargo, en 2004, el gobierno español decidió emprender un proyecto audaz: construir un submarino totalmente moderno con un diseño 100% español, el S-80.

El Proyecto S-80: Un Camino Pedregoso

Los problemas para el submarino S-80 no han cesado desde entonces. El retraso acumulado es ahora de más de una década. Múltiples expertos cuestionan la sabiduría detrás de la decisión de construir un submarino sin la colaboración internacional. En 2020, el capitán de fragata Alfonso Carrasco Santos, que ha sido uno de los principales responsables del proyecto, publicó un artículo criticando la decisión de no incluir a Francia como socio tecnológico.

Los Inicios Problemáticos del S-80

El mayor fallo inicial era sorprendentemente básico: un error en un cálculo decimal. Este fallo provocó que el submarino pesara 100 toneladas más de lo previsto y no pudiera flotar. La solución llegó con la intervención del mayor fabricante mundial de submarinos, Electric Boat, que recomendó alargar el submarino en diez metros. Esta solución incrementó los costos significativamente.

Otros Problemas Logísticos

La clase S-80 también enfrentó problemas logísticos masivos. En 2018, se supo que los nuevos submarinos eran demasiado grandes para las fosas de atraque de la base naval en Cartagena. Este problema llevó a una nueva inyección de fondos para renovar la base.

Positivas Perspectivas Futuras

Pese a todos estos problemas, el S-80 Plus, la versión resultante de las modificaciones, viene con ventajas cruciales. Una de sus mayores fortalezas es la capacidad de pasar desapercibido, gracias a su firma magnética y acústica reducida. Además, cuenta con un sistema de propulsión anaeróbico desarrollado junto a la empresa española Abengoa, lo que le permite permanecer bajo el agua hasta por tres semanas.

Capacidades Técnicas y Armamento

El S-80 Plus también será notablemente más eficiente, al requerir solo 32 miembros de tripulación en lugar del doble usual. Esto permitirá, por ejemplo, transportar comandos de fuerzas especiales para operaciones anfibias. Además, se planea equipar estos submarinos con tecnologías avanzadas de la empresa estadounidense Lockheed Martin, y la capacidad de utilizar misiles Tomahawk, aunque este último punto aún falta por concretarse.

El Submarino a Ojos Internacionales

A nivel internacional, la salida del S-80 Plus ha sido accidentada debido a su retraso. España ha sido excluida de varios contratos internacionales debido a la demora en los plazos de entrega. Aún así, el país sigue centrado en transferir la tecnología del S-80 Plus a otros países, adaptándola a las exigencias de cada cliente, como la India.

El Costo de Innovar

El proyecto de los submarinos S-80 comenzó con un presupuesto de alrededor de dos mil millones de euros, que se ha inflado hasta los tres mil 900 millones de euros. Este aumento de costos plantea preguntas críticas sobre la viabilidad y prudencia del proyecto, especialmente con el dinero del contribuyente en juego.

Reflexiones Finales

El proyecto del S-80 es un testimonio tanto de la ambición como de las dificultades de innovar en un sector altamente especializado. La inicial decisión de no colaborar con Francia puede parecer cuestionable hoy, pero también ha demostrado que el modelo de ser solo un ensamblador estaba exhausto. En la era moderna, los países prefieren la transferencia tecnológica que asegure trabajo local en lugar de comprar submarinos completamente ensamblados.

España tiene una oportunidad ante sí para redimirse en el mercado global si logra demostrar la fiabilidad y eficacia de los S-80 Plus. Sin embargo, este proyecto también es una lección sobre los riesgos de lanzarse en solitario en una tarea monumental sin suficiente preparación ni respaldo tecnológico.

En última instancia, el éxito o fracaso de este proyecto no dependerá solo de la tecnología, sino de la capacidad de España de aprender de estos errores y avanzar con una visión clara sobre sus capacidades y limitaciones.

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