¿Está China Llevando su Censura al Resto del Mundo?
La Censura en China: ¿Un Peligro para Occidente?
Hoy en día, el mundo está más conectado que nunca, y el flujo de información parece ser incontrolable. Sin embargo, hay excepciones notables, y una de ellas es China. Este país ha logrado construir una muralla digital impresionante que no sólo controla la información interna, sino que también podría tener implicaciones serias para el resto del mundo. Entonces, la pregunta es: ¿Podría la censura china representar una amenaza para Occidente? Vamos a explorarlo en profundidad.
La Gran Cibermuralla China
Para comprender los alcances de la censura en China, es crucial entender el mecanismo detrás de esta. La llamada «Gran Cibermuralla China» comenzó a operar en 2003 con una inversión inicial de 800 millones de dólares y se ha intensificado bajo el liderazgo de Xi Jinping desde 2013. Este sistema no solo bloquea sitios web mediante listas de IP censuradas y palabras clave, sino que también emplea a más de 2 millones de personas para mantener «limpia» la red china.
El concepto no es nuevo; controlar el flujo de información ha sido una táctica utilizada por muchos regímenes autoritarios a lo largo de la historia. Sin embargo, en la era de Internet, el nivel de control que China ha logrado es tecnológicamente asombroso. Sólo en 2020, China gastó más de 6.600 millones de dólares en llevar a cabo este control, una cantidad que equivale a la mitad del costo del mundial de fútbol de Rusia 2018.
El Caso de Google
Un ejemplo significativo del impacto de la censura china se puede encontrar en la historia de Google. En 2006, Google entró en China con la condición de censurar sus resultados de búsqueda según las demandas del gobierno chino. Sin embargo, en 2010, Google dejó de censurar y decidió salir del país, después de una serie de ciberataques conocidos como Operación Aurora.
Lo mismo sucedió con otros gigantes tecnológicos de Silicon Valley como Facebook y muchas más, lo que fue una mala noticia para la libertad de información en China. Sin embargo, la salida de estas empresas abrió las puertas para que compañías chinas como WeChat y Baidu desarrollaran y consolidaran su propio ecosistema digital.
Exportando la Censura
La pregunta crítica aquí es: ¿Podría China exportar su modelo de censura al resto del mundo? La respuesta parece ser que ya lo están haciendo, directamente o indirectamente. Una forma es a través de la influencia en empresas internacionales que buscan acceso al lucrativo mercado chino.
El Caso de Disney y Mulan
Tomemos el ejemplo de la película «Mulan» de Disney. El lanzamiento de la versión no animada de esta icónica película en 2020 tuvo que pasar por el escrutinio del gobierno chino. Se eliminó una escena de un beso para adecuarse a las «normas» del país. Más preocupante aún, es posible que otras partes del guión también hayan sido adaptadas para cumplir con la narrativa del Partido Comunista Chino.
Esto no solo afecta al público chino, sino también a los espectadores internacionales que están consumiendo contenidos que han sido alterados según una agenda política ajena. Imaginemos un futuro donde todas las grandes productoras cedan a estas presiones: estaríamos ante una situación donde la narrativa china podría influenciar masivamente los contenidos que consumimos globalmente.
El Gran Mercado Chino
Hasta el año 2008, China era conocida principalmente como la fábrica del mundo. Sin embargo, tras la crisis económica de ese año, el país también comenzó a ser visto como un mercado inmenso para todo tipo de productos, desde ropa hasta productos culturales como películas y deportes.
Según el FMI, se espera que la economía china supere a la de Estados Unidos para el año 2028. Esto no significa que China será más rica per cápita, pero sí que será un mercado extremadamente atractivo para cualquier empresa internacional.
El Caso de la NBA
La influencia del gigante asiático no se limita a la industria del cine. La NBA, la liga de baloncesto más importante de los Estados Unidos, también ha sentido las estricciones del control chino. Un tuit del presidente de los Houston Rockets en apoyo a las protestas de Hong Kong en 2019 provocó una crisis que costó a la NBA miles de millones de dólares, ya que China censuró todos los partidos de los Houston Rockets y retiró vallas publicitarias.
Chloé Zhao y los Óscares
Chloé Zhao, una directora china que ganó un Óscar por «Nomadland», también sufrió la censura de su país de origen. En 2021, la noticia de su victoria fue censurada en China debido a comentarios que había hecho años atrás, describiendo su país como «un lugar lleno de mentiras». Este es un claro ejemplo de cómo la censura afecta incluso a individuos exitosos en la diáspora.
Implicaciones para Occidente
Entonces, ¿debería preocuparnos la censura china? La respuesta es un rotundo sí, principalmente porque estamos empezando a ver la censura como algo aceptable. La pandemia de COVID-19 ha normalizado restricciones que antes eran impensables, incluyendo confinamientos y toques de queda. Si estas tendencias continúan, el riesgo es que podemos acabar renunciando a algunas de nuestras libertades básicas.
Lo Que Podemos Hacer
Es crucial que las empresas y los gobiernos occidentales tomen una postura clara en contra de la censura, no solo para proteger sus valores de libertad de expresión, sino también para evitar que estas prácticas se conviertan en estándares aceptados globalmente. La presión internacional, la transparencia y el apoyo a medios independientes son formas en las que se puede contrarrestar esta influencia autoritaria.
La censura en China es más que un problema local; es un fenómeno con implicaciones globales. Si no estamos vigilantes, podríamos encontrar que no solo se está controlando la información dentro de China, sino también la que llega a nuestras pantallas. Y en un mundo donde la información es poder, esta perspectiva es alarmante.
Reflexiones Finales
Finalmente, es importante reflexionar sobre nuestras propias respuestas a estas dinámicas. ¿Estaríamos dispuestos a aceptar restricciones en nombre de la seguridad o el acceso a mercados lucrativos? Y, en última instancia, ¿cómo protegemos nuestras propias libertades en un mundo cada vez más pequeño y más controlado?
Esta es una conversación que necesita ocurrir no solo en las altas esferas de la política y el comercio, sino también en nuestras propias comunidades y entre ciudadanos comunes. La lucha por la libertad de información es una lucha que nos concierne a todos.