¿Cómo COREA DEL NORTE intentó EMULAR el ÉXITO de CHINA?
Transformaciones y desafíos: Corea del Norte bajo el liderazgo de Kim Jong-Un
El viaje de Corea del Norte durante la última década ha sido tumultuoso y fascinante. Desde la muerte de Kim Jong-Il en diciembre de 2011, su hijo Kim Jong-Un ha liderado el país con un mano firme y determinación. A lo largo de este artículo, exploraremos cómo Corea del Norte ha cambiado bajo su gobierno, las decisiones clave que ha tomado y las implicaciones futuras para esta nación hermética.
Adiós al pasado: La muerte de Kim Jong-Il y la ascensión de Kim Jong-Un
El 17 de diciembre de 2011 marcó un punto de inflexión para Corea del Norte con la muerte de Kim Jong-Il, quien había gobernado con mano de hierro desde 1994. Bajo su liderazgo, el país sufrió la peor hambruna de su historia, conocida como la «Ardua Marcha», que se estima dejó entre medio millón y tres millones y medio de muertos por inanición.
Con la desaparición de Kim Jong-Il, su hijo, Kim Jong-Un, asumió el poder en una transición que duró desde diciembre de 2011 hasta abril de 2012. A pesar de sus escasos 29 años y su perfil entonces poco conocido, tanto dentro como fuera del país, Kim Jong-Un se consolidó rápidamente como el líder supremo del Partido de los Trabajadores de Corea y del Ejército. Su poder se hizo absoluto, al igual que el de su padre.
Consolidación del poder: Las purgas y la doctrina Byungjin
La primera fase del reinado de Kim Jong-Un (2012-2013) se centró en consolidar su control. Ante el temor de un golpe de estado interno, Kim llevó a cabo una serie de purgas espectaculares y públicas para eliminar cualquier amenaza potencial. La ejecución de su propio hermano, Kim Jong Nam, en 2017 y la de su tío Jang Song Thaek en 2013, son ejemplos notables de su estrategia para consolidar su liderazgo y enviar un claro mensaje de que no toleraría la disidencia.
No obstante, el joven dictador también introdujo cambios significativos en la política norcoreana. En 2013, abandonó la doctrina «Songun» (militar primero) de su padre en favor de la doctrina Byungjin, que significa «desarrollo paralelo». Esta nueva política buscaba equilibrar el desarrollo militar y civil, destinando recursos no solo a las fuerzas armadas, sino también a mejorar las condiciones de vida de los norcoreanos, al menos de los más leales al régimen.
El auge y la caída: Los años de relativa bonanza y las sanciones internacionales
Las primeras reformas económicas bajo la doctrina Byungjin lograron cierto éxito. Entre 2013 y 2017, la economía norcoreana experimentó un crecimiento moderado, impulsado por una serie de reformas pro-mercado y la creación de zonas económicas especiales. En 2016, la economía del país tuvo su mejor desempeño desde 1989, con un crecimiento estimado del 3.9% según el Banco Central de Corea del Sur.
Sin embargo, este periodo de relativa bonanza no duró mucho. Las pruebas nucleares y de misiles balísticos intercontinentales realizadas en 2016 y 2017 provocaron una respuesta internacional contundente. La ONU impuso severas sanciones económicas, incluyendo la prohibición de venta de gas natural y restricciones a las ventas de petróleo. Estas sanciones llevaron a una recesión económica que debilitó significativamente al régimen.
La fase de diplomacia: Un interludio en la tensión militar
En 2018 y 2019, Kim Jong-Un intentó una táctica diferente: la diplomacia. Con Donald Trump en la presidencia de los Estados Unidos y Moon Jae In como presidente de Corea del Sur, el dictador norcoreano vio una oportunidad para negociar. Las cumbres históricas entre Kim y Trump en Singapur y Hanoi captaron la atención mundial.
No obstante, estas iniciativas diplomáticas resultaron ser un espejismo. Kim buscaba el levantamiento de las sanciones a cambio de la promesa de desnuclearización, pero Estados Unidos exigía primero el desmantelamiento del programa nuclear y balístico de Corea del Norte. Las cumbres terminaron sin resultados concretos, reafirmando la postura de ambos países y manteniendo las sanciones vigentes.
El regreso a la autarquía y el impacto de la COVID-19
Tras el fracaso de las negociaciones diplomáticas y con las sanciones aún en vigor, Kim Jong-Un volvió a centrar sus esfuerzos en reforzar las capacidades militares del país. La doctrina Byungjin fue abandonada en favor de una política de autosuficiencia y autarquía, reminiscentes de la doctrina «Songun» de su padre.
La pandemia de COVID-19, que comenzó a afectar seriamente en 2020, exacerbó aún más la situación económica de Corea del Norte. El régimen cerró estrictamente sus fronteras, incluso con China, lo que agravó la escasez de alimentos y provocó una crisis humanitaria cuya magnitud real es difícil de determinar. Las inundaciones y sequías extremas, producto del cambio climático, añadieron más presión a la ya frágil infraestructura agrícola.
Mirando hacia adelante: ¿Una nueva dirección para Corea del Norte?
Aunque los desafíos económicos y sociales siguen siendo significativos, Kim Jong-Un ha logrado mantener su control sobre el país. Ha consolidado importantes desarrollos urbanísticos en Pyongyang, Samjiyon y Wonsan, y ha modernizado infraestructuras clave. Sin embargo, la crisis actual plantea preguntas cruciales sobre el futuro de Corea del Norte.
En 2023, Kim Jong-Un se enfrenta a una encrucijada: ¿recurrirá nuevamente a la política de desarrollo paralelo, intentando mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos, o mantendrá la autarquía radical y el enfoque militarista? La respuesta a esta pregunta determinará en gran medida el rumbo de Corea del Norte en los próximos años y podría influir en la estabilidad del régimen.
Conclusión
La década de Kim Jong-Un al frente de Corea del Norte ha sido una montaña rusa de cambios y desafíos. Desde la consolidación de su poder a través de purgas, pasando por un breve periodo de crecimiento económico y diplomacia, hasta el reciente retorno a la autarquía y las dificultades económicas provocadas por la pandemia de COVID-19. A medida que navega por estos tiempos inciertos, Kim Jong-Un deberá tomar decisiones críticas que modelarán el futuro de su nación. ¿Optará por una apertura y reformas graduales o continuará siguiendo los pasos de sus predecesores con políticas militares y de autosuficiencia? Solo el tiempo lo dirá, pero el mundo observará de cerca cada uno de sus movimientos.