¿Está la SOCIALDEMOCRACIA en NUEVA ZELANDA en su Último Capítulo?

Jacinda Ardern: Ascenso y Caída de una Líder Progresista

En el remoto archipiélago del Pacífico, conocido por sus paisajes impresionantes, su cultura maorí y el famoso equipo de rugby, los All Blacks, se encuentra Nueva Zelanda. Este país no solo ha capturado la atención del mundo por sus bellezas naturales y su impresionante escena deportiva, sino también por una figura política que ha dejado una huella indeleble en la última década: Jacinda Ardern.

Ardern, que llegó al poder en 2017, se convirtió rápidamente en un símbolo de la socialdemocracia progresista a nivel mundial. Aunque su popularidad y mandato estuvieron marcados por grandes éxitos y retos, su trayectoria es un ejemplo fascinante de la dinámica política en tiempos modernos.

El Fenómeno Jacinda Ardern

Jacinda Ardern ascendió al poder liderando una coalición entre su Partido Laborista, los Verdes y New Zealand First, un partido populista y nacionalista. En poco tiempo, Ardern se erigió como el símbolo de la nueva socialdemocracia internacional. Alcanzó una notable popularidad, no solo por sus políticas progresistas, sino también por su respuesta a crisis que definieron su mandato.

Crisis y Estrellato

Su liderazgo fue puesto a prueba en marzo de 2019, cuando Christchurch sufrió un ataque terrorista que cobró la vida de 51 musulmanes. La rápida y empática respuesta de Ardern, incluyendo la implementación de estrictas leyes de control de armas, la catapultó al estrellato internacional. Su capacidad para manejar la crisis con decisión y humanidad ganó elogios a nivel mundial.

Luego, en 2020, Ardern se enfrentó a la crisis de la Covid-19. Su gobierno implementó restricciones rápidas y severas, campañas de testeo masivas y fomentó el cumplimiento de las medidas sanitarias, logrando que Nueva Zelanda tuviera una de las tasas más bajas de mortalidad por Covid-19. Esto consolidó su popularidad y le aseguró una aplastante victoria en las elecciones de octubre de 2020, donde su partido obtuvo una mayoría absoluta.

El Declive Inevitable

Sin embargo, lo que sube inevitablemente debe bajar. Después del éxito inicial en la gestión de la pandemia, Nueva Zelanda comenzó a enfrentarse a una serie de desafíos económicos. La inflación se disparó, el costo de vida aumentó significativamente y los precios de las viviendas alcanzaron niveles astronómicos. Entre 2017 y 2021, los precios de las viviendas subieron un 58%, alcanzando un promedio de un millón de dólares neozelandeses.

Las promesas de Ardern, como la construcción de 100,000 nuevas viviendas, no se materializaron, y la población comenzó a perder confianza. Los intentos de culpar al escenario internacional y a la pandemia por los problemas internos no lograron calmar a los ciudadanos, que se mostraron cada vez más descontentos. Las protestas en las calles contra las persistentes restricciones de la Covid-19 evidenciaron la creciente insatisfacción.

Un Cambio de Rumbo

La creciente presión llevó a Ardern a dimitir a principios de 2023, delegando la responsabilidad al sucesor Chris Hipkins. Sin embargo, la popularidad de su partido no se recuperó, y en las elecciones de octubre de 2023, el Partido Nacional, liderado por Christopher Luxon, ganó por un amplio margen, marcando el fin de seis años de gobierno laborista.

El Renacer Conservador

El 14 de octubre de 2023 fue un día trascendental para Nueva Zelanda. Los neozelandeses acudieron a las urnas buscando un cambio, impulsados por la crisis económica y la creciente inseguridad. El resultado fue un amplio triunfo del Partido Nacional, con Christopher Luxon emergiendo como el nuevo líder del país.

Christopher Luxon, un ex ejecutivo de Air New Zealand y un recién llegado a la política, logró capturar el apoyo de la nación con promesas de revitalizar la economía y mejorar la seguridad. Luxon se ha identificado como un conservador tanto social como fiscalmente, oponiéndose a la dependencia de los subsidios y abogando por impuestos bajos y reducción del gasto público.

No obstante, Luxon también ha mostrado apoyo por causas progresistas como la lucha contra el cambio climático y el apoyo a la comunidad LGBT, aunque estos temas han sido secundarios en su campaña, que se centró primordialmente en la economía y la seguridad.

Desafíos Económicos y de Seguridad

Nueva Zelanda entró oficialmente en recesión a mediados de 2023, y su productividad laboral se encuentra por debajo de la media de la OCDE. En respuesta, Luxon ha prometido una serie de medidas para mejorar la productividad, atraer capital extranjero y equilibrar las cuentas públicas. Un enfoque claramente capitalista que tiene como objetivo reactivar la economía del país.

Paralelamente, el aumento de la criminalidad se ha convertido en una preocupación significativa. En 2022, los robos a establecimientos comerciales aumentaron un 45%, lo que llevó a Luxon a prometer medidas estrictas para combatir la delincuencia, incluyendo el aumento de policías y la creación de campamentos militares para jóvenes delincuentes.

El Rol de China en el Pacífico Sur

Más allá de los desafíos internos, Nueva Zelanda también enfrenta amenazas externas, y una de las más prominentes es la creciente influencia de China en el Pacífico Sur. China se ha convertido en el mayor socio comercial de muchos países de esta región y es el tercer mayor donante después de Australia y Nueva Zelanda.

Durante el mandato de Ardern, Nueva Zelanda adoptó una postura fluctuante frente a China. Inicialmente, la relación fue hostil, con la implementación del «Pacific Reset», una estrategia que reconocía el riesgo de la influencia china y fortalecía la inversión neozelandesa en la región. Sin embargo, en su segundo mandato, Ardern adoptó un tono más conciliador, buscando mantener una relación comercial robusta con China.

Con la llegada de Luxon al poder, se espera una política exterior enfocada en los negocios. Luxon ha expresado interés en unirse a la Nueva Ruta de la Seda China y recibir la inversión de US$ 15,000 millones que China ha ofrecido a Nueva Zelanda.

El Futuro de Nueva Zelanda

Christopher Luxon enfrenta el desafío de llevar a Nueva Zelanda fuera de la crisis económica, mejorar la seguridad y manejar la relación con una China cada vez más influyente. Si logra equilibrar estos factores, Nueva Zelanda podría ver una era de estabilidad y prosperidad.

La historia de Jacinda Ardern es un testimonio del poder y la fragilidad de la popularidad política. Su legado, aunque marcado por éxitos y desafíos, ha dejado una marca indeleble en la política neozelandesa y mundial. Ahora, la nación está en manos de un líder conservador que promete un renacimiento económico y una seguridad fortalecida. Solo el tiempo dirá si Luxon podrá estar a la altura de las expectativas y guiar a Nueva Zelanda hacia un futuro próspero.

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