Crimen y Crisis en Chile: ¿Está Enfrentando un Revés la Revolución Progresista de Boric?
El Desafiante Camino de Gabriel Boric en la Presidencia de Chile
En un contexto social y político convulsionado, Gabriel Boric se erigió como una figura prominente en Chile, prometiendo transformación y esperanza a un país azotado por la desigualdad y el descontento popular. A más de un año de asumir la presidencia, ¿qué ha logrado Boric y qué desafíos enfrenta? Analicemos a fondo el inicio, las promesas, los fracasos y el futuro incierto de su mandato.
El Contexto de la Transición en Chile
Para comprender a Gabriel Boric y su ascenso al poder, es fundamental regresar a 2019, el año del renombrado estallido social. La presidencia de Sebastián Piñera enfrentaba una prueba monumental, al anunciar un incremento en los precios del transporte público de Santiago. Este ajuste detonó una oleada de protestas masivas, reflejando un descontento más profundo hacia la desigualdad social en el país.
A pesar de que Chile había logrado reducir sustancialmente la pobreza y la desigualdad en las décadas previas, una parte significativa de la población percibía una realidad distinta. Este sentimiento llevó a una movilización generalizada que culminó en un levantamiento civil. En medio de esta turbulencia, Boric emergió como el líder prominente de la izquierda, atrayendo la atención del electorado y posicionándose para las próximas elecciones.
La Figura de Gabriel Boric
Boric no era un desconocido en la arena política chilena. Su inicio como líder estudiantil y su polémico estilo, marcado por tatuajes y un compromiso inquebrantable con la transformación social, ya lo habían destacado. Su encuentro con figuras controvertidas y sus fuertes críticas a las fuerzas del orden durante las protestas de 2019 cimentaron su posición como un líder dispuesto a desafiar el status quo.
La campaña presidencial de Boric prometió una revisión exhaustiva de los acuerdos de libre comercio y una reorganización radical del sector empresarial en favor de la clase trabajadora. Aunque inicialmente su programa reflejaba un marcado tono marxista, moderó su posición para obtener una victoria, dependiendo en gran medida del voto joven y femenino.
Promesas y Expectativas
Asumiendo el cargo, Boric trajo consigo una lista ambiciosa de promesas: una nueva constitución, una expansión significativa del tamaño del Estado, la creación de un sistema de salud universal y gratuito, y transporte público sin costo para los usuarios, entre otras. Estas propuestas evocaban una especie de renacimiento del legado de Salvador Allende, y su primer discurso dejó claro que aspiraba a abrir las «grandes alamedas» de nuevo.
Sin embargo, la ejecución de estas promesas ha encontrado obstáculos significativos. Uno de los mayores obstáculos ha sido el bloqueo legislativo, una característica común de la política moderna en América Latina, donde los presidentes no tienen el control de los parlamentos. La coalición de gobierno de Boric, aunque significativa, se ha visto superada por una oposición que cuenta con mayoría en ambas cámaras parlamentarias.
El Bloqueo Parlamentario
Las matemáticas parlamentarias no favorecen a Boric. La coalición «Apruebo Dignidad» y «Socialismo Democrático» suman 67 diputados, mientras que la oposición cuenta con 70. En el Senado, la situación es aún más desfavorable para el gobierno. Este bloqueo parlamentario ha paralizado muchas de las reformas que Boric pretendía implementar, comola crucial reforma tributaria diseñada para incrementar la recaudación y financiar sus programas sociales.
El Fracaso del Plebiscito Constitucional
Uno de los golpes más duros para Boric fue la derrota en el plebiscito constitucional. La propuesta de una nueva constitución, con 388 artículos, fue rechazada abrumadoramente por el 62% de los votantes. Esta no fue solo una derrota para el proyecto constitucional, sino también una manifestación de la desaprobación popular hacia la gestión de Boric.
No obstante, la debacle no terminó ahí. En las elecciones para reconfigurar el Consejo Constitucional, la derecha ganó con amplitud, destacándose el líder conservador José Antonio Kast. Esta pérdida fortaleció aún más la oposición, complicando cualquier intento de Boric para impulsar sus políticas.
El Auge de la Criminalidad
Otro desafío creciente en el mandato de Boric es el aumento de la criminalidad, un fenómeno que ya ha devastado a países vecinos como Ecuador. Chile, conocido por ser un país de origen y tránsito para la trata de personas, está viendo un incremento alarmante del tráfico ilegal de armas y narcotráfico. Este aumento en la criminalidad ha llevado al gobierno a implementar nuevas leyes y aumentar la presencia policial en zonas conflictivas, aunque todavía se perciben pocos cambios sustanciales.
Medidas y Reformas Recientes
Ante la crisis de inseguridad, Boric ha impulsado la controversial Ley Naím-Retamal, que amplía la capacidad de acción de la policía bajo el pretexto de la «legítima defensa privilegiada». Además, el programa «Calle sin violencia» busca incrementar la presencia de Carabineros en áreas con altos índices de delitos violentos. Estas medidas, sin embargo, han generado divisiones dentro de su propia base de votantes.
Conclusiones y Reflexiones
El camino de Boric hasta ahora ha estado plagado de desafíos. Los bloqueos legislativos, la derrota en el plebiscito constitucional, el incremento en la criminalidad y las divisiones internas ponen en duda la capacidad de su gobierno para cumplir con las promesas iniciales. Aunque Boric ha conseguido aprobar algunas reformas, la percepción general es que su presidencia ha sido insubstancial e irrelevante.
La pregunta crucial es: ¿Qué depara el futuro para Boric y Chile? La decisión de adelantar elecciones, como hizo Guillermo Lasso en Ecuador, podría ser una opción, pero solo el tiempo y las futuras decisiones políticas tendrán la última palabra sobre la viabilidad y el impacto del gobierno de Boric.
¿El Futuro de Gabriel Boric?
La presidencia de Gabriel Boric enfrenta una encrucijada. Las matemáticas parlamentarias en su contra, los retos de la criminalidad creciente, y una base de apoyo fragmentada son obstáculos que requieren de una estrategia audaz y determinados esfuerzos de reconciliación política. La posibilidad de adelantar elecciones o buscar acuerdos significativos con la moderada oposición son caminos posibles, pero cada uno conlleva sus propios riesgos e incertidumbres.
Para Boric, el tiempo es esencial y la capacidad de adaptarse a las circunstancias, negociar y gobernar efectivamente será determinante para su legado y la dirección futura de Chile. Sea cual sea el desenlace, el periodo actual es sin duda uno que marcará profundamente la historia política reciente del país.
La presidencia de Gabriel Boric, con todos sus altibajos, es una ilustrativa lección sobre las complejidades del liderazgo en tiempos de divisiones profundas y crecientes demandas sociales. Queda por ver si Boric puede navegar estos desafíos y dejar una huella positiva en la nación chilena.