¿Por qué Arabia Saudita Será Crucial en Esta Década?
La Encrucijada Saudí: Entre la Riqueza y el Extremismo
Arabia Saudita, un país conocido por sus vastas reservas de petróleo, sus extravagancias y su riqueza, enfrenta una crisis que podría tener repercusiones a nivel mundial. Hillary Clinton, en su papel de Secretaria de Estado durante el mandato de Obama, señaló que Arabia Saudita es uno de los mayores exportadores de ideología extremista en el mundo. Paralelamente, autorizó la venta de armas a este mismo país, un acto que levanta muchas críticas y desconfianza debido a las aparentes contradicciones en la política exterior de Estados Unidos. Es un hecho que la relación entre Arabia Saudita y el terrorismo islámico es compleja y multifacética, ya que el propio Osama Bin Laden llegó a amenazar a la Casa Real Saudí en 2003.
Arabia Saudita: Un País de Contrastes
La percepción común es que Arabia Saudita es una nación de opulencia y extravagancia sustentada por sus reservas de petróleo. Sin embargo, el país se enfrenta a una crisis económica seria, en parte exacerbada por la pandemia de COVID-19, que ha precipitado la caída de los precios del petróleo. Esta disminución de los ingresos por el «jugo de dinosaurio» ha puesto en jaque un sistema económico que se ha mantenido durante décadas sin cobrar impuestos y ofreciendo salarios generosos a sus ciudadanos, especialmente a aquellos que trabajan como funcionarios públicos.
El Dilema del Terrorismo
Un aspecto preocupante es la propensión de una gran parte de la sociedad saudí a abrazar el Islam radical. Con una población muy joven, el país tiene un potencial significativo de jóvenes que podrían alistarse en grupos terroristas. Además, Arabia Saudita alberga el tercer arsenal militar más caro y moderno del mundo, solo detrás de Estados Unidos y China. Esto lleva a una preocupación creciente sobre lo que podría ocurrir si este armamento cayera en las manos equivocadas.
Exportación del Radicalismo
Arabia Saudita no solo enfrenta el desafío del extremismo dentro de sus fronteras. Muchos millonarios saudíes financian mezquitas y escuelas radicales en todo el mundo, incluidas Europa y Estados Unidos. A pesar de los esfuerzos del gobierno para controlar esta situación, han tenido poco éxito en frenarlos. La raíz de este problema se remonta a la brecha ideológica que se ha gestado en el país durante décadas.
La Brecha Ideológica Saudí
A principios del siglo XVIII, lo que hoy conocemos como Arabia Saudita estaba dividido en múltiples tribus nómadas beduinas, cada una con diferentes grados de poder. Uno de estos clanes era la dinastía de los Saud, que gobernaba la región de Riad y que mantenía una alianza con los clérigos salafistas, seguidores de Mohammad Ibn Abdul Wahhab. Este pacto asignaba a los Saud la responsabilidad militar, mientras que los clérigos regulaban los asuntos cotidianos.
El Descubrimiento del Petróleo
El año 1938 marcó un cambio drástico en la fortuna del país, cuando se descubrieron vastas reservas de petróleo bajo su suelo. La riqueza generada por el «oro negro» transformó a la dinastía Saud en una de las más ricas del mundo. Sin embargo, esta nueva riqueza creó una brecha ideológica significativa, especialmente con los clérigos salafistas que predican una vida de austeridad y modestia.
Mecca 1979: El Asalto que Cambió la Historia
Un punto de inflexión ocurrió en 1979, cuando grupos de radicales salafistas tomaron la Gran Mezquita de La Meca. Este evento fue un golpe duro para la Casa Real Saudí, que tuvo que movilizar a más de 50,000 comandos para recuperar el control, a costa de muchas vidas. Este evento obligó al gobierno a hacer concesiones a los extremistas, mientras mantenían su estilo de vida lujoso.
La Doble Moral
Desde los años 70, la Casa Real Saudí ha estado en una encrucijada moral, tratando de equilibrar su amor por el lujo con las estrictas enseñanzas del salafismo. Este dilema ha llevado a una serie de acciones contradictorias, incluyendo la financiación de organizaciones de caridad que, a su vez, construyen escuelas y mezquitas salafistas en todo el mundo. Muchas de estas instituciones no solo predican la religión, sino que también promueven el terrorismo.
La Guerra contra el Terrorismo
A pesar de firmar acuerdos con la Casa Blanca para combatir el terrorismo en 2008, la efectividad de los esfuerzos de Arabia Saudita ha sido cuestionable. El país ha creado centros de desradicalización que emplean técnicas similares a las utilizadas con los adictos a las drogas, pero su eficacia es dudosa. Estados Unidos ha proporcionado asesoría militar y ha vendido armas a Arabia Saudita, aunque parte de este armamento ha terminado en manos de grupos terroristas, incluyendo Al Qaeda.
El Contrato Social Saudí
El contrato social en Arabia Saudita es sencillo: los ciudadanos hacen la vista gorda ante los lujos de la Casa Real a cambio de vivir en una utopía financiada por el petróleo. Sin embargo, esta utopía está amenazada por la caída de los precios del petróleo, lo que ha llevado a una crisis económica. En 2011, durante la Primavera Árabe, el gobierno respondió a las protestas con un paquete de gasto de 93 mil millones de dólares para viviendas públicas y nuevas plazas de funcionario, financiado nuevamente por los ingresos del petróleo.
El Ascenso de Mohammed Bin Salman
En 2017, Mohammed Bin Salman se convirtió en el príncipe heredero y comenzó a implementar reformas para diversificar la economía, reduciendo su dependencia del petróleo. Parte de su estrategia incluye megaprojectos y redadas contra la corrupción entre la élite saudí. Sin embargo, sus esfuerzos han sido en gran medida infructuosos, particularmente en el contexto de la guerra en Yemen y la crisis del COVID-19.
El Futuro de Arabia Saudita
Bin Salman enfrenta muchos desafíos, incluyendo la gestión de un amplio arsenal militar y una sociedad cada vez más insatisfecha. A pesar de sus esfuerzos por controlar el radicalismo, la realidad es que su gobierno está luchando por mantener el equilibrio. La doble moral de la Casa Real Saudí y la insatisfacción creciente entre los jóvenes desempleados plantean preguntas preocupantes sobre el futuro del país.
Conclusión
Arabia Saudita se encuentra en una encrucijada peligrosa. La combinación de una economía frágil, una población joven y descontenta, y una ideología radical en crecimiento, crea un caldo de cultivo para la inestabilidad. La cuestión es: ¿podrá Mohammed Bin Salman salvar a su país de la ruina económica y del extremismo religioso? O, ¿caerá Arabia Saudita en una espiral de caos que tendrá repercusiones globales? La respuesta a esta pregunta sigue en el aire, y el mundo observa con preocupación.