El problema de los trenes en España: Una mirada a la crisis ferroviaria

La Evolución de los Trenes de Alta Velocidad: De Japón a España

El ferrocarril es uno de los emblemas más destacados de Japón y su innovación ha influido en el desarrollo de trenes de alta velocidad en todo el mundo. Esta historia de progreso tecnológico y logros en el transporte comenzó en la década de los 50, liderada por figuras visionarias que transformaron la percepción de los trenes desde tecnología obsoleta hasta un símbolo de avance y eficiencia. En este artículo, exploraremos cómo Japón revolucionó el transporte ferroviario con el Shinkansen y cómo su influencia se extendió a España, cuya red de alta velocidad AVE se ha convertido en un punto de referencia en infraestructuras.

El Nacimiento del Shinkansen en Japón

El origen de la red ferroviaria de alta velocidad de Japón, popularmente conocida como Shinkansen, se remonta a la década de 1950. En ese momento, la percepción general, incluso en Japón, era que los ferrocarriles eran obsoletos y que pronto serían reemplazados por nuevas autopistas y rutas aéreas. Sin embargo, la historia del transporte en Japón cambió gracias a Shinji Sogo, presidente de la empresa nacional de ferrocarriles. Su visión y tenacidad convencieron a las autoridades japonesas de invertir en un proyecto ambicioso: construir un ferrocarril que pudiera competir con las rutas aéreas.

En 1958, el gobierno japonés dio luz verde a la primera línea de alta velocidad que conectaría las dos mayores ciudades del país, Tokyo y Osaka. Esta línea, que entró en servicio en 1964 coincidiendo con las Olimpiadas de Tokyo, representó una inversión de 400 mil millones de yenes, casi el 5% del Producto Interior Bruto (PIB) de Japón en ese año. A pesar de la impresionante inversión, el proyecto fue un éxito rotundo. En menos de tres años, el Shinkansen había superado la marca de los 100 millones de pasajeros transportados y alcanzó más de 1000 millones durante la siguiente década.

El Impacto del Shinkansen en Japón

La red de Shinkansen no ha dejado de crecer desde su inauguración. Hoy, el ferrocarril de alta velocidad de Japón está gestionado por empresas privadas que son rentables, tiene casi 3,000 kilómetros y transporta cada año a más de 400 millones de pasajeros. Gracias a este enorme éxito, el sueño por la alta velocidad ha calado profundamente en gobiernos y políticos de todo el planeta, independientemente de su ideología.

La Inspiración Japonesa en el AVE Español

Mientras Japón consolidaba su liderazgo en el transporte ferroviario de alta velocidad, otros países también se embarcaron en el desarrollo de sus propios trenes rápidos. Entre ellos, España ha destacado especialmente por su notable inversión en el AVE, el tren de alta velocidad español. Desde su inauguración en 1992, el AVE se ha convertido en un motivo de orgullo nacional y en un elemento recurrente en las campañas electorales.

La Definición y los Estándares del Tren de Alta Velocidad

Según la definición de la Unión Internacional de Ferrocarriles, se considera tren de alta velocidad a todo ferrocarril cuya velocidad operativa pueda superar los 250 km por hora. Aunque algunos trenes que circulan a 200 km por hora pueden ser considerados de alta velocidad, el estándar general es de 250 km/h. En países que han apostado decididamente por este tipo de infraestructuras, las velocidades máximas ya superan los 300 km/h.

La Red de Alta Velocidad Española

La red de alta velocidad española es una de las más extensas del mundo. La ratio entre el número de kilómetros construidos o en construcción y el número de habitantes es la más alta del planeta, con 80 kilómetros por cada millón de habitantes. En términos de superficie territorial, España se sitúa en el tercer puesto, sólo superada por Japón y Corea del Sur. Hasta la fecha, España ha construido más de 2,800 kilómetros de líneas operativas y tiene 800 kilómetros adicionales en construcción, una inversión que ha superado los 65,000 millones de dólares (unos 60,000 millones de euros).

La apuesta por la alta velocidad no se limita a España, ya que empresas españolas han desarrollado tecnologías que hoy en día están presentes en otros países como Arabia Saudita y Uzbekistán, extendiendo así la influencia de la ‘marca España’.

La Problemática del AVE en España

A pesar de su notable extensión, la experiencia española con el AVE no ha sido tan exitosa como la japonesa. Aunque la red ha crecido considerablemente en extensión, su utilización no ha sido tan alta, lo que ha puesto en entredicho su rentabilidad. Muchos tramos de la red española están infrautilizados, lo que se traduce en enormes pérdidas económicas. Las líneas de alta velocidad, especialmente aquellas diseñadas para superar los 300 kilómetros por hora, son costosas tanto de construir como de mantener.

Las cifras destacan que ninguna línea logrará recuperar la inversión realizada, incluso considerando la ‘rentabilidad social’, es decir, los beneficios derivados de reducir atascos y mejorar la movilidad. Muchas líneas apenas alcanzan el 11% de retorno de la inversión y algunas ni siquiera logran cubrir los costes variables.

El Futuro del AVE y sus Desafíos

Las nuevas líneas de alta velocidad actualmente en construcción enfrentarán aún mayores desafíos, ya que se están extendiendo hacia áreas que no cuentan con las características básicas necesarias, como una alta densidad de población y una intensa actividad económica. Como resultado, las pérdidas en el futuro serán mayores.

La inversión masiva en el AVE ha dejado en segundo plano otras áreas de transporte que podrían haber tenido un impacto más significativo en la economía y el medio ambiente, como las líneas de mercancías. España es uno de los países de la Unión Europea que menos mercancías mueve en tren, lo que representa una oportunidad perdida para mejorar la competitividad y sostenibilidad del transporte.

Conclusión

El caso de la alta velocidad en Japón y en España ofrece lecciones importantes sobre la inversión en infraestructuras públicas. Mientras Japón ha demostrado que el ferrocarril de alta velocidad puede ser rentable y beneficioso si se aborda con criterios racionales y económicos, la experiencia española muestra que un enfoque mal planificado puede llevar a enormes pérdidas financieras. La clave está en la selección y priorización de proyectos que realmente aporten valor a la sociedad y a la economía.

Los trenes de alta velocidad pueden ser una herramienta poderosa para el desarrollo y la modernización, pero solo si se emplean de forma eficaz y estratégica. España aún tiene la oportunidad de ajustar su estrategia y aprender de las mejores prácticas internacionales para maximizar los beneficios de sus inversiones en transporte.

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