Estrategias de Financiación del Ejército Ruso en 2023: Una Mirada Profunda

El Esfuerzo Económico y Militar de Rusia en la Guerra de Ucrania: Desafíos y Consecuencias

Si os digo que Rusia está tirando la casa por la ventana para financiar la guerra en Ucrania, seguro que a ninguno de vosotros os va a sorprender. Todos sabéis que en septiembre de 2022, Rusia comenzó a movilizar a 300.000 personas para la guerra, pero es muy posible que no sepáis nada de esto: Rusia va a ampliar el tamaño de sus fuerzas armadas a 1,5 millones de soldados, según el ministro de Defensa, Sergey Shoigu. Esto, a pesar de la resistencia inesperada y los reveses sufridos en Ucrania. Esta ampliación tiene implicaciones enormes, mucho mayores de lo que podría parecer.

El Reto Demográfico y Económico

Desde que las tropas rusas pusieron un pie en Ucrania en 2022, más de 700.000 personas, la mayoría de ellas jóvenes, han abandonado el país para evitar ser llamados a filas. Esta fuga, sumada a las bajas sufridas en la guerra y el grave problema demográfico que sufre Rusia, presenta un gigantesco reto al destinar otros 500.000 hombres más a las fuerzas armadas. Estamos hablando de medio millón de jóvenes que no estarán disponibles para estudiar o trabajar y a los que, además, habrá que equipar, mantener y pagar un salario. Esto podría llevar a que el mercado de trabajo ruso pierda más de 1,3 millones de jóvenes, casi el 10% de todos los rusos que tienen entre 19 y 29 años.

El problema demográfico en Rusia es profundo. Según pronósticos realizados antes de la pandemia, para el año 2030, el número de trabajadores entre 20 y 40 años se reducirá aproximadamente una cuarta parte respecto al año 2020, lo que ya de por sí supondría un cambio tectónico con gran impacto económico. A esto se suman las pérdidas que estamos presenciando hoy: la fuga de profesionales y los jóvenes movilizados para la guerra.

El Incremento en el Gasto Militar

Rusia ha empezado a invertir fuertemente en defensa desde que comenzó la guerra. Entre 2021 y 2022, su gasto militar se incrementó un 50%, y no precisamente porque vinieran de gastar poco. Si el compromiso de la OTAN es del 2% del PIB destinado a gasto militar, y hasta ahora pocos países lo cumplían, Rusia casi nunca ha bajado del 3%. Además, en Ucrania, Rusia ha perdido una gran cantidad de equipo militar: más de 2.300 tanques, miles de vehículos blindados, cientos de sistemas de artillería, 12 buques de guerra, casi 140 aviones y helicópteros de combate, y miles de toneladas de misiles y munición de todo tipo.

Reponer todo ese arsenal va a ser una tarea monumental que requerirá gastar muchos rublos durante los próximos años. Y eso sin contar el propio esfuerzo de la guerra, que continúa. Con una economía que no crece y que está siendo castigada por las sanciones, este reto se ve aún más complicado. Aunque la economía rusa ha resistido las sanciones hasta ahora, las cosas a futuro se ven menos prometedoras, especialmente si finalmente se aprueban sanciones secundarias que castigarían a los países y empresas que comercien con Rusia, lo cual podría complicar aún más la situación.

Corte del Norte: Un Futuro Posible para Rusia

Mucha gente puede estar pensando que Rusia se podría convertir en algo similar a Corea del Norte, un país donde la mayor parte de los recursos se destinan a las fuerzas armadas. Aunque Rusia todavía está muy lejos de ese escenario, la pregunta sigue siendo válida: ¿de dónde va a sacar todo el dinero necesario para mantener el esfuerzo bélico? ¿Qué puede suponer esto para la economía rusa?

Cuestión de Prioridades

Rusia tiene un PIB similar al de Italia, Canadá o Brasil, pero es considerada una potencia militar. La diferencia radica en que, durante los más de 20 años de mandato de Vladimir Putin, la mayor prioridad ha sido renovar y fortalecer las fuerzas armadas. Esto se ha conseguido dejando de lado muchas otras cosas: por ejemplo, el 20% de los rusos no tiene agua corriente en casa, particularmente en las regiones más frías debido a la falta de infraestructura.

Mientras en Estados Unidos hay alrededor de 600.000 puentes, Rusia, que es 1,7 veces más grande, sólo tiene entre 40.000 y 70.000 puentes. Esto refleja cómo históricamente Rusia ha gastado mucho en defensa, a costa de no invertir en áreas vitales como infraestructura. Esta tendencia es aún más fuerte bajo el gobierno de Putin, cuyo gasto militar es simplemente intocable.

A partir de 2012, Putin comenzó a incrementar significativamente el esfuerzo militar de Rusia, y tiene planeado continuar haciéndolo. Durante los próximos años, el gasto militar se situará muy por encima del 5% del PIB. Además, el plan “Fortaleza Rusia” fue una estrategia para preparar al país para la guerra y soportar las sanciones internacionales, reduciendo la deuda externa, aumentando las reservas de divisas y reforzando los lazos con Asia y Oriente Medio. Este enfoque ha permitido a Rusia resistir las sanciones occidentales, pero la pregunta es si será suficiente para mantener el esfuerzo de guerra.

Esquivar Sanciones para Financiar la Guerra

Para evitar una crisis económica fuerte y seguir financiando la guerra, Rusia ha implementado tres estrategias principales para eludir las sanciones:

  1. Incrementar las ventas de petróleo y gas a países como China e India para compensar la pérdida de clientes en Europa. Aunque en 2022 las cosas fueron relativamente bien gracias a los mayores precios del petróleo y el gas, el futuro puede ser complicado. Los chinos, a diferencia de los alemanes y otros países europeos, son muy serios en su seguridad energética, evitando depender demasiado de un gran proveedor.
  2. Utilizar intermediarios en mercados con fuertes conexiones con el gobierno ruso. Estas empresas compran petróleo a precio de descuento y luego lo revenden a precios de mercado, reteniendo una jugosa comisión para el Kremlin. Esto les permite esquivar topes al precio del petróleo.
  3. Importar tecnología de terceros países. Rusia recurre a países no sancionados como Kazajistán o Kirguistán para que importen la tecnología occidental que necesitan y luego la revendan a Rusia. Aunque es más caro y no es la última tecnología, ayuda a cubrir las necesidades básicas, como la fabricación de armas.

Las Sombras sobre la Estrategia Rusa

La guerra en Ucrania está yendo francamente mal para el ejército ruso. Los nuevos reclutas rusos lamentan la falta de suministros, y sus familiares deben comprar equipos y ropa debido a los robos, la corrupción y la mala logística. No sólo carecen de suficientes equipamientos, sino que también han recibido poco entrenamiento y, frecuentemente, sufren malos tratos.

La moral es muy baja entre las tropas rusas debido a la falta de equipos, preparación, suministros y problemas con la cadena de mando. Este es el contexto que explica el fracaso en el frente de batalla. Para resolver esto, Putin ha pedido a su gobierno que alimenten la industria militar con nuevos contratos y pedidos, pero la corrupción, el desfase tecnológico, las sanciones y la baja productividad complican enormemente esta tarea.

La industria militar rusa necesita 400.000 nuevos trabajadores, pero la mano de obra escasea debido a la fuga de rusos y la movilización para la guerra. Sin profesionales cualificados, es imposible fabricar armas modernas. A falta de talento interno y con problemas para atraer trabajadores extranjeros, se prevé que el gasto militar se dirija principalmente a fabricar armas menos avanzadas como artillería y tanques de herencia soviética.

El Efecto de la Guerra en la Economía Rusa

Aunque Rusia no está entrando en una economía de guerra comparable a Corea del Norte, las magnitudes no son comparables. Corea del Norte destina un 26% de su PIB a defensa, mientras que Rusia destinaría, en el peor de los casos, un 6%. Rusia tiene una economía mucho más diversificada. Sin embargo, si decretara una economía de guerra, la inflación se dispararía y desabastecería los mercados, lo que podría tener consecuencias catastróficas si la guerra se prolonga.

Para resolver el éxodo de empresas occidentales, Rusia ha reconvertido su economía nacionalizando sectores clave. Un ejemplo notable es McDonald’s, que ha sido reemplazado por la cadena rusa Vkusno & tochka («Sabroso y ya está»), aunque sin Big Mac en el menú. Rusia también ha resucitado marcas locales de automóviles como Moskvich con la ayuda de fabricantes chinos.

Sin talento, es difícil sostener una economía. Putin está exigiendo demasiado de su tejido productivo al mismo tiempo que moviliza a jóvenes para la guerra. A corto plazo, estas estrategias pueden mantener el PIB, pero producir misiles y vehículos obsoletos no es una solución sostenible. La gran pregunta es si Rusia podrá reemplazar el arsenal perdido y fabricar la munición necesaria para sostener la guerra, y si veremos una economía de guerra decretada en el futuro.

El Kremlin necesita mantener apaciguada a su población mientras enfrenta una dura guerra y sanciones económicas. La reconversión económica a empresas nacionales puede evitar un desastre a corto plazo, pero la falta de mano de obra cualificada sigue siendo un talón de Aquiles para Rusia.

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