El Legado Político de Vladimir Putin: ¿Qué Marca Dejará en la Historia?
La Compleja Ideología de Vladimir Putin: Un Análisis Profundo
Te haré una pregunta: ¿Cuál es la ideología de Vladimir Putin? ¿Es de izquierdas o de derechas? En este artículo, exploraremos este y varios otros aspectos fundamentales para comprender a este enigmático líder. A decir verdad, el 2022 ha tenido a dos protagonistas claros: Vladimir Putin y Volodymyr Zelensky. Es interesante notar que ambos comparten el mismo nombre, aunque en diferentes idiomas; Vladimir es Volodymyr en ucraniano.
Un Hombre de Muchas Facetas
Para quienes son constantes seguidores , saben que cada año hacemos una lista de los mejores y peores políticos del año. Generalmente, nos lleva días de discusión para elaborar esta lista. Este año, sin embargo, ha sido particularmente claro que debíamos destacar tanto a Zelensky como a Putin. Mientras que Zelensky ya había recibido un premio, Putin, a quien no esperábamos mucho, logró superarse… para mal.
Muchos podrían preguntarse qué más se puede decir sobre Putin. Seamos claros: desde un punto de vista ético, Putin merece todas las críticas. Sin embargo, hasta hace poco, se le reconocía una cierta habilidad estratégica. Después de la serie de errores cometidos en Ucrania, su estatus como un «genio del mal» está en cuestionamiento.
¿Quién es Vladimir Putin?
Desde su llegada al poder, Putin ha querido ser visto como un hombre fuerte, capaz de enfrentarse a un tigre o un oso. Sin embargo, el ex agente del KGB no siempre fue tan imponente como ahora. En su juventud, se parecía más a un burócrata que a un James Bond ruso. Putin nació en 1952 en Leningrado, actualmente San Petersburgo.
A diferencia de Zelensky, que viene de una familia acomodada, Putin creció en una familia obrera. Su padre era un convencido comunista y su madre, una ferviente cristiana ortodoxa. Esta dualidad ideológica ha definido gran parte de la vida de Putin, y una de sus citas más recordadas lo refleja claramente:
“Quien no lamenta la desaparición de la Unión Soviética no tiene corazón. Quien quiera restaurarla no tiene cerebro.” – Vladimir Putin.
La Formación de un Líder
Vladimir Putin fue un patriota de la Unión Soviética en su juventud. Por eso, tras acabar sus estudios en 1975, se unió a la KGB, la agencia de inteligencia soviética. Aquí comenzó el mito de Putin como un héroe de la nación, aunque la realidad fue mucho menos espectacular. Putin pasaba la mayor parte de su tiempo en tareas administrativas y de reclutamiento de informantes.
Fue destinado a Alemania del Este, una colonia de la URSS, y vivió en Berlín Este uno de los eventos más significativos de la historia reciente: la caída del Muro de Berlín en 1989. En ese momento, Putin comenzó a cuestionar sus convicciones comunistas y, finalmente, decidió abandonar la KGB y adentrarse en el mundo de la política local en San Petersburgo.
Su Ascenso al Poder
El primer alcalde democráticamente elegido de San Petersburgo le asignó la tarea de buscar inversores internacionales. Así comenzó el ascenso al poder de Putin, quien en 1998 lideró el Servicio Federal de Seguridad, la antigua KGB. En el mismo año, sufrió otro golpe ideológico con la muerte de su madre, quien le regaló un crucifijo en su lecho de muerte. Este evento renovó su fe cristiana.
En 1999, Boris Yeltsin allanó el camino para Putin, nombrándolo Primer Ministro y, más tarde, Presidente en funciones. Tras la dimisión de Yeltsin y unas elecciones, Putin ganó la presidencia en el año 2000 con más de un 50% de los votos. Su promesa de una economía mejor y su firmeza contra el terrorismo checheno le dieron un fuerte apoyo popular.
Capitalismo a la Putin
La experiencia de Putin en Alemania comunista le enseñó las ineficiencias del sistema soviético. Trámites burocráticos, funcionarios corruptos y una administración ineficaz llevaron al colapso final del sistema. Putin tenía claro que no habría una vuelta al comunismo bajo su mando.
En cambio, creó un “capitalismo a la Putin”, utilizando a los silovikis, altos funcionarios con una larga carrera en los servicios de seguridad. Putin reemplazó a los malos gestores del sistema de Yeltsin con personas de ideas firmes y mano dura. Este enfoque permitió a la economía rusa crecer sin interrupción desde el 2000 hasta el 2008.
¿Funcionó su Capitalismo?
A primera vista, parece que sí. Desde que Putin llegó al poder en el año 2000, la economía rusa creció ininterrumpidamente hasta el 2008. Los salarios se duplicaron, impulsados por altos precios del gas y el petróleo, sector donde Rusia es una potencia.
Así, la economía rusa parecía prosperar bajo la gestión de Putin. Sin embargo, su éxito no se basaba en instituciones fuertes sino en “buenos” gestores en posiciones clave, una fórmula que funcionó a corto plazo pero que plantea serios desafíos a largo plazo.
La Influencia del Eurasianismo
Los grandes referentes intelectuales de Putin no son Marx, Hayek o Adam Smith, sino autores rusos casi desconocidos en Occidente, como Ivan Ilyín, Yevgeni Primakov y Alexander Dugin. Estos autores promueven el eurasianismo, ideología que aboga por la creación de un bloque cultural entre Europa y Asia, en oposición al bloque anglo-americano.
El eurasianismo de Putin sigue los principios establecidos por Primakov en 1993: defensa de Rusia como potencia mundial, pragmatismo racional, asociación con China, oposición a la expansión de la OTAN y uso del poderío nuclear y del veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Una Ideología Controvertida
El proyecto euroasiático de Putin ve a tres países clave para su éxito: Alemania, Irán y Japón. Sin embargo, la relación con China es ambigua, ya que algunos líderes euroasiáticos desconfían de las intenciones imperialistas chinas. El objetivo de Putin es desafiar la hegemonía global de Estados Unidos y establecer un orden mundial multipolar.
«Rusia debería recuperar el estatus de gran potencia y convertirse en un centro de oposición al unilateralismo estadounidense en la política mundial.» – Emre Ersen, doctor en la Universidad de Marmara, 2004.
La Influencia de la Fe Ortodoxa
La llegada de Putin al poder marcó un cambio en la relación del estado ruso con la religión. La Unión Soviética era un estado ateo donde la religión estaba perseguida. Sin embargo, más del 70% de la población rusa es cristiana ortodoxa. La Iglesia Ortodoxa es fundamental para el proyecto euroasiático de Putin. Uno de sus pilares es la construcción de una identidad nacional basada en la fe.
Putin ha implementado diversas políticas para fortalecer la relación con la Iglesia Ortodoxa, desde la reducción de impuestos hasta la devolución de propiedades incautadas por los comunistas. En 2012, introdujo la enseñanza de la ortodoxia en las escuelas públicas y, en 2016, la Ley Yarovaya, que permite reprimir a las comunidades religiosas minoritarias.
La Iglesia Ortodoxa y la Política
La Iglesia ha ofrecido un apoyo incondicional a las campañas de Putin. En 2014, durante el conflicto en Ucrania, la Iglesia se convirtió en un vehículo de propaganda del Kremlin.
«El patriarca Kiril llama a los rusos a la ‘movilización espiritual’ – Agencia EFE, 27 de septiembre de 2022.»
La Iglesia ha llegado a glorificar la guerra, como demuestra esta declaración del patriarca Kiril:
«La Iglesia es consciente de que si alguien (…) muere en el cumplimiento del deber militar, (…) se sacrifica por los demás. Este sacrificio lava todos los pecados que una persona ha cometido» – Patriarca Kiril.
El Futuro del Proyecto Euroasiático
Hasta 2022, Putin parecía estar avanzando en su proyecto euroasiático, especialmente con la creación de la Unión Económica Euroasiática en 2014. Esta unión incluye a Rusia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán y Armenia, y busca ser una versión rusa de la Unión Europea. Sin embargo, la Guerra de Ucrania ha puesto en peligro este proyecto. Kazajistán, uno de los miembros más importantes, se está distanciando de Rusia.
Las preguntas se multiplican: ¿Será la guerra en Ucrania el golpe definitivo para el proyecto euroasiático de Putin? Y si ganara la guerra, ¿impulsaría su proyecto o alejaría a sus aliados? Sólo el tiempo dirá.
La ideología de Vladimir Putin es una compleja mezcla de pragmatismo económico, nacionalismo eurasianista y una fuerte influencia ortodoxa. Su legado y su impacto en el mundo continúan siendo objeto de intenso debate y estudio.
Este enfoque multifacético, con sus éxitos económicos y políticos, junto a sus controvertidas decisiones éticas y estratégicas, seguirá siendo un tema fascinante para analistas y estudiosos de la política global.
