¿Es Portugal la Próxima Potencia Económica de Europa?
El Emergente Portugal: Entre la Historia y la Actualidad
Queridos amigos, en Movilab nos hemos dado cuenta de un fallo bastante grave. Llevamos más de 7 años lanzando vídeos todas las semanas sobre los lugares y temas más variopintos. Sin embargo, en todos estos años nos hemos olvidado del vecino ibérico de España: Portugal.
Pero eso se acaba hoy.
El Antiguo Imperio y su Decadencia
Conocido por sus famosos navegantes y exploradores, como Vasco de Gama o Fernando de Magallanes, Portugal llegó a ser, hace siglos, el mayor imperio de toda Europa. Lo fue hasta que la corona de Castilla alcanzó América. Hoy, sin embargo, se encuentra entre los países más rezagados de Europa Occidental. Esta es una circunstancia que comparte con sus hermanos mediterráneos, España y Grecia. Y desde luego tampoco es algo nuevo. La historia de Portugal es una plagada de inestabilidad y muchas crisis.
Sin ir más lejos, hace poco acabamos de conocer la dimisión de su primer ministro, que está siendo investigado por corrupción. Como veréis, últimamente, las dimisiones en este país con casi un deporte nacional. Claro que no todo es malo. ¿Sabéis qué nos enseña también su historia, sobre todo la más reciente? Que con trabajo duro se puede salir de cualquier atolladero. De hecho, Portugal se ha convertido para muchos en un claro modelo a seguir para hacer frente a nuevas crisis. Podríamos, incluso, decir que la terrible crisis financiera del 2008 que agitó todo el mundo puso por fin las pilas a una aletargada Portugal. Claro que en el último año también hemos podido ver noticias como esta:
Miles de personas se manifiestan contra la carestía de la vida.
Justo cuando parecía que Portugal estaba empezando a superar todos sus grandes problemas, este 2023 ha supuesto otro jarro de agua fría sobre este pequeño país europeo. Y por eso en Movilab nos hemos hecho unas cuantas preguntas, ¿cómo se convirtió Portugal en una promesa económica? ¿Cuál fue el precio que tuvo que pagar para ello? ¿Por qué las protestas están, otra vez, tomando las calles del país? Hoy vamos a responder a estas preguntas, pero antes vamos a ver un poco de historia.
Hacia el Abismo
Muchos, si no todos, ya sabéis que cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, el fascismo no desapareció de Europa. No al menos del todo. Y si, lo imagino, la gran mayoría estaréis pensando en Francisco Franco, el dictador español que estuvo 36 años en el poder. Sin embargo, ¿sabíais que pese a esos casi 40 años, esta no fue la dictadura más larga de Europa Occidental? Para encontrarla tenemos que prestar atención, precisamente, a nuestro protagonista de hoy: a Portugal.
La dictadura portuguesa que dio comienzo en 1926 se convirtió en la más longeva de toda Europa occidental. Su principal figura, António de Oliveira Salazar, un economista que comenzó siendo ministro de finanzas del dictador Óscar de Fragoso Carmona, se convirtió en el primer ministro de la dictadura en 1932. Su proyecto del “Estado Novo”, o Estado Nuevo, priorizó el orden por encima de la economía, lo que supuso mucha censura y, también, la encarcelación de muchísimos activistas y opositores políticos. Pese a ello, al menos consiguió mantener a flote la economía del país, lo hizo, eso sí, asumiendo tasas de desarrollo mucho peores que las del resto de Europa.
En cualquier caso, tras quedar incapacitado después de sufrir una embolia en 1968, la dictadura conocería sus últimos años con el sucesor de Salazar, Marcello Caetano, al que le tocó lidiar con los movimientos nacionalistas en las colonias portuguesas de África y, también, con la crisis de 1973.
Al final, tras 48 años, la dictadura cayó tras el alzamiento de oficiales del propio Ejército en abril de 1974. Este movimiento pasó a conocerse como la Revolución de los Claveles. A partir de ese momento, Portugal se sumergió en un turbio camino repleto de cortas presidencias hasta 1986, cuando junto a España ingresó en la Comunidad Económica Europea. Ese fue un punto de inflexión. Durante los siguientes 20 años la economía lusa creció a un ritmo de prácticamente un 3% anual. No era para tirar cohetes, pero supuso un cambio de 180 grados. Portugal experimentó, al igual que países como España, una enorme espiral de riqueza y modernización. Sin embargo, en 2008 se desató la tragedia.
La Impactante Crisis Financiera
La recesión global de 2008 golpeó a Portugal con una fuerza descomunal. Al igual que muchos otros países, vio cómo estallaba su burbuja inmobiliaria y cómo comenzaba una profunda crisis de deuda pública. A medida que los ingresos fiscales disminuían y aumentaban los gastos públicos, la deuda se disparó hasta superar el 120% del PIB en 2012. Situación que se repitió en la mayoría de los países del sur de Europa.
El gobierno portugués, desesperado por estabilizar la economía, intentó alimentar la demanda con más gasto público, una receta que solo añadía más deuda y más interés. Al final, la situación se volvió insostenible y el primer ministro José Sócrates no tuvo otra opción que recortar drásticamente el gasto público. Esto llevó al poder a Pedro Passos Coelho, quien asumió la difícil tarea de recuperar la economía portuguesa.
Passos Coelho, líder del conservador PSD, ganó las elecciones anticipadas de 2011 por un amplio margen. Su misión era clara: salvar a Portugal de la ruina económica. Coelho aceptó un rescate financiero de la Comisión Europea y del Fondo Monetario Internacional (FMI) por la cantidad de 78,000 millones de euros, pero con la condición de adoptar una estricta política de austeridad. Los recortes afectaron duramente a sectores esenciales como la educación y la sanidad, mientras que el desempleo alcanzó tasas récord de más del 15%.
El Largo Camino hacia la Recuperación
Las medidas de austeridad impulsadas por Passos Coelho, aunque extremadamente dolorosas, comenzaron a mostrar resultados a partir de 2014. Después de tres años de extrema austeridad, Portugal logró salir del rescate financiero. Sin embargo, no había tiempo para celebraciones. A partir de ese momento, las prioridades se centraron en blindar la economía para futuras crisis.
La tasa de desempleo, que había alcanzado máximos históricos, comenzó a reducirse, y para finales de 2019 se situaba por debajo del 6%. Entre 2014 y 2019, el crecimiento económico, aunque más pausado, promedió un 2.3% anual. Estas cifras modestas ocultaban la recuperación genuina y el endurecimiento estructural de la economía portuguesa. En 2018, Portugal devolvió al FMI todos los créditos del rescate financiero, marcando un hito clave en su recuperación.
Una Economía Blindada ante Futuras Crisis
Pero no fue solo estabilización. Portugal tomó medidas efectivas para mejorar los cimientos económicos del país. En la era de Passos Coelho, se implementaron programas como el SIMPLEX, diseñado para reducir la burocracia en la administración pública, lo que fue fundamental para atraer inversión extranjera directa (IED). También iniciaron el descenso de la deuda pública, reduciéndola del 133% al 116% entre 2014 y 2019.
Y entonces llegó la pandemia del COVID-19 en 2020. A pesar de un colapso económico del 8% ese año, Portugal se recuperó extraordinariamente rápido con crecimientos del 5% y 6% en los dos años siguientes. Para 2022, la deuda pública era inferior a la de 2019, consolidando a Portugal como un modelo a seguir para otros países en términos de gestión de crisis.
Turismo e Inversión: Una Recuperación no Tan Perfecta
Para fomentar la inversión extranjera y abordar problemas demográficos, Passos Coelho introdujo las bisas oro y las visas start-up. Estas medidas fueron diseñadas para atraer extranjeros con altos ingresos que estuviesen dispuestos a invertir en el país. ¿El resultado? Miles de millones de euros en inversión extranjera directa y una atmósfera vibrante para nuevas empresas.
Sin embargo, no fue oro todo lo que relució. La afluencia de dinero extranjero infló el mercado inmobiliario, especialmente en ciudades como Lisboa. El precio del alquiler se disparó, alcanzando los 2,000 euros en algunas áreas, mientras que el salario mínimo permanecía en 760 euros. Este desequilibrio exacerbó la crisis de la vivienda, una situación agravada aún más por el turismo, que convirtió muchas viviendas en apartamentos turísticos.
La Crisis de la Vivienda y la Respuesta Gubernamental
La falta de viviendas asequibles llevó a miles de personas a protestar en las calles. En respuesta, el gobierno liderado por el socialista Antonio Costa adoptó medidas drásticas, como limitar los aumentos de alquiler al 2% y obligar a alquilar viviendas vacías. Estas políticas generaron controversia y oposición, incluso llegando al extremo de ser vetadas por el presidente de la República.
El enfoque drástico del gobierno para resolver la crisis de la vivienda, aunque noble en su intención, ha desanimado a muchos inversores extranjeros. Además, la política ha estado marcada por recurrentes escándalos y renuncias, incluyendo la sorprendente dimisión del primer ministro Antonio Costa por un caso de corrupción.
¿El Futuro de Portugal?
Portugal ha recorrido un largo camino desde su época de dictadura y crisis económica, logrando estabilizar y fortalecer su economía de manera significativa. Sin embargo, el país enfrenta aún desafíos importantes. El crecimiento económico está lejos de estar garantizado, y las tensiones en torno a la vivienda y la política continúan siendo puntos de fricción.
La pregunta clave es si Portugal podrá mantener su estatus como una de las últimas promesas europeas. ¿Logrará combatir la crisis de la vivienda sin arruinar su economía? Solo el tiempo lo dirá, pero una cosa es segura: la resiliencia y la adaptabilidad del pueblo portugués seguirán siendo su mayor activo.
Esta es la historia de cómo Portugal se ha convertido en un modelo tanto de recuperación como de advertencia, enseñándonos que la estabilidad económica y el bienestar social no son meras aspiraciones, sino logros que requieren un esfuerzo constante y consciente.