¿Por qué las Infraestructuras en Estados Unidos Están en un Estado Crítico?
El Problema de la Infraestructura en Estados Unidos
Desde hace varios años, la deteriorada infraestructura en Estados Unidos ha sido un tema recurrente en los discursos de sus presidentes. Aunque pueda resultar sorprendente, la primera potencia económica del mundo no se encuentra entre los diez primeros países en términos de calidad de sus infraestructuras. Países asiáticos y europeos lideran esta lista, destacándose por sus políticas de inversión y mantenimiento.
En cambio, Estados Unidos padece un grave problema en el mantenimiento de sus infraestructuras, especialmente en el sector del transporte. Con carreteras llenas de baches, trenes que descarrilan frecuentemente y puentes en condiciones deplorables, la competitividad y seguridad del país se ven amenazadas. Tales carencias no sólo significan un riesgo significativo, sino también un coste económico considerable para la nación. Para remediar este problema, el actual presidente Joe Biden ha propuesto un ambicioso plan de infraestructura. ¿Logrará este plan cambiar la situación?
La Realidad de las Infraestructuras en Estados Unidos
Si bien el estado de la infraestructura en Estados Unidos es bien conocido, las cifras son aún más impactantes cuando se analizan en detalle. Por ejemplo, en Wisconsin, el 81.7% de las carreteras están en mal estado, mientras que Nueva Jersey registró 104 descarrilamientos de tren entre 2015 y 2019. En Rhode Island, un 20% de los puentes tienen deficiencias estructurales.
A nivel nacional, aproximadamente el 21.8% de los kilómetros de carreteras y el 76% de los puentes presentan malas condiciones. Esto es inaceptable para un país desarrollado y supone una amenaza económica, ya que la falta de mantenimiento afecta la competitividad de las empresas. Para reparar y actualizar estas infraestructuras, se requieren al menos 786 mil millones de dólares. Este gasto masivo se suma a los 130 mil millones de dólares que los automovilistas gastan anualmente en reparaciones atribuibles al mal estado de las carreteras.
El Impacto en el Transporte Aéreo
Los aeropuertos tampoco se libran de esta problemática. La mayoría de los aeropuertos estadounidenses se encuentran obsoletos, anclados en las décadas de los 70 y 80. Esta carencia de modernización coloca a Estados Unidos fuera de la lista de los 25 mejores aeropuertos del mundo. Aeropuertos congestionados como el JFK de Nueva York, sufren constantes retrasos que se traducen en pérdidas millonarias para las aerolíneas y una deficiente calidad de servicio para los pasajeros.
La Política y la Historia
El problema de infraestructura en Estados Unidos está estrechamente ligado a la política y la historia del país. En Estados Unidos, el financiamiento de las infraestructuras proviene tanto del gobierno federal como de los estados y entes locales. Sin embargo, la política de inversión se ve obstaculizada por los desacuerdos entre el partido demócrata y el partido republicano.
Los republicanos abogan por dirigir los fondos a la mejora de carreteras y autopistas, mientras que los demócratas prefieren invertir en una red eficiente de ferrocarriles y transporte público. Esta falta de consenso impide la aprobación de un plan integral de infraestructura, dejando los proyectos en un estado de abandono progresivo.
El Fondo Fiduciario de Carreteras
El mantenimiento y la construcción de carreteras en Estados Unidos se financian a través del Fondo Fiduciario de Carreteras, alimentado por el impuesto federal al combustible. Sin embargo, este impuesto está congelado desde 1993, lo que ha reducido significativamente su capacidad de financiamiento. La creciente eficiencia de los vehículos y la aparición de coches eléctricos ha disminuido el consumo de combustibles fósiles, erosionando los ingresos del fondo. Entre 2008 y 2010, el fondo recibió 34,500 millones de dólares en transferencias del tesoro, pero sigue siendo insuficiente para cubrir las necesidades de infraestructura.
Financiamiento Estatal
Los estados y entes locales también recaudan impuestos sobre los combustibles y utilizan peajes para financiar las carreteras en sus territorios. En total, Estados Unidos gasta unos 135 mil millones de dólares anualmente en carreteras, con el gobierno federal cubriendo aproximadamente una tercera parte de este importe. Sin embargo, la incapacidad del gobierno federal y de los estados para aumentar los impuestos al combustible ha llevado a una reducción en el mantenimiento y construcción de carreteras y puentes.
El Plan de Infraestructuras de Joe Biden
El presidente Joe Biden ha anunciado un ambicioso plan de 2.3 billones de dólares destinado a rediseñar las infraestructuras del país. Este plan, que se implementará en un plazo de 10 años, es uno de los más grandes en la historia del país. De estos 2.3 billones, sólo 621 mil millones se destinarán a infraestructuras de transporte, incluyendo carreteras, puentes, aeropuertos y ferrocarriles. El resto del presupuesto se asignará a proyectos de energía, agua, internet y promoción de vehículos eléctricos.
Asignación de Fondos
La propuesta de Biden dedica 115 mil millones de dólares a la reparación de carreteras y puentes, y 25 mil millones a la modernización de aeropuertos. Además, se ha previsto una inversión significativa en la red ferroviaria y en la promoción del coche eléctrico. Sin embargo, solo un 6% del presupuesto total se destinará a infraestructuras de transporte tradicional, lo que ha levantado críticas sobre la eficacia del plan.
Financiación del Plan
Para financiar este masivo plan de inversión, Biden planea aumentar el impuesto de sociedades del 21% al 28%, volviendo a Estados Unidos uno de los países con el tipo impositivo combinado más alto del mundo desarrollado. Además, el plan centraliza la toma de decisiones en el gobierno federal, una estrategia que no es común en un país con un alto nivel de descentralización.
Modelos Alternativos de Financiamiento
Frente a los desafíos del plan de Biden, algunos analistas sugieren modelos alternativos de financiamiento. Un ejemplo interesante es el modelo australiano, que consiste en concesionar infraestructuras en mal estado a operadores privados y usar ese dinero para invertir en nuevas infraestructuras. Este sistema permite renovar las infraestructuras existentes sin recurrir a grandes aumentos impositivos.
A través de este modelo, el gobierno puede reciclar el dinero constantemente y garantizar que las infraestructuras se mantengan en buen estado con el tiempo, sin depender exclusivamente del gasto público.
Conclusión
El problema de la infraestructura en Estados Unidos es complejo y multifacético, requiriendo una acción decisiva y bien planificada. El plan de infraestructuras de Joe Biden representa un esfuerzo ambicioso para abordar algunas de estas deficiencias, aunque no está libre de críticas y desafíos. Al fin y al cabo, mantener y renovar una infraestructura adecuada es crucial para la competitividad y la seguridad del país.
Mientras tanto, es importante considerar y evaluar modelos alternativos que puedan ofrecer una solución sostenible y eficiente. Sólo con un enfoque integral y colaborativo entre el gobierno federal, los estados y el sector privado, Estados Unidos podrá superar su actual crisis de infraestructura y asegurar un futuro próspero para sus ciudadanos.