¿Por qué No Existen Chalecos Amarillos en China? El Impactante Motivo Revelado
El Control Social en China: Aprendiendo del Caso de los Chalecos Amarillos en Francia
Francia ha vivido tiempos tumultuosos con el final del año 2018, marcada por las intensas manifestaciones de los «chalecos amarillos». Estos movimientos de protesta surgieron tras el aumento del impuesto al combustible, una medida que enfureció a gran parte de la sociedad francesa. En respuesta, cientos de miles de ciudadanos tomaron las calles, exigiendo no solo la retirada del impuesto, sino también una serie de reformas adicionales. El resultado fueron miles de detenidos, cientos de heridos y un gobierno bajo una presión extrema que tuvo que dar marcha atrás en ciertas medidas.
Las Protestas en Francia y la Diferencia con China
No obstante, la situación en Francia, aunque violenta, no es del todo sorprendente. En sociedades donde la ciudadanía siente que sus derechos están siendo vulnerados o que no son adecuadamente representados por sus líderes políticos, es natural que se produzcan este tipo de movilizaciones. Sin embargo, esto plantea una pregunta crucial: ¿por qué no se observan manifestaciones similares en China?
El Estancamiento del Cambio Político en China
Hace dos o tres décadas, muchos expertos predecían que el rápido crecimiento económico de China traería consigo demandas sociales y políticas de mayor apertura. Se esperaba que un aumento de la clase media y la prosperidad económica condujera a una presión sobre el sistema político para hacerlo más democrático y menos corrupto. A pesar de que China ha vivido un impresionante despegue económico y que su clase media ha crecido enormemente, no ha habido revueltas significativas.
El Pacto Político de China
El gobierno chino ha logrado mantener la estabilidad social mediante un «pacto tácito» con su sociedad, basado en la promesa de mejorar continuamente las condiciones de vida a cambio de una falta de cuestionamiento político. Esta estrategia ha sido muy efectiva, en parte gracias a la creación de una narrativa social que sostiene que cualquier persona, independientemente de su origen social, puede prosperar si se esfuerza lo suficiente.
- El gobierno chino ha adoptado una serie de reformas económicas desde la muerte de Mao, abandonando el marxismo económico y promoviendo la libre empresa, la competencia y la globalización.
- Se ha implementado un sistema educativo centrado en el «gaokao», un examen extremadamente riguroso que garantiza el acceso a la educación superior a los estudiantes más destacados, independientemente de su nivel de renta.
La ilusión de Movilidad Social
El sistema del «gaokao» ha sido una herramienta poderosa para el gobierno chino al promover una sensación de movilidad social. La narrativa es que cualquier joven puede escalar en la escala social si trabaja duro, y si no lo logra, es debido a su falta de esfuerzo. Esta perspectiva ha ayudado a mantener a la sociedad relativamente satisfecha y enfocada en sus propias oportunidades de éxito más que en cuestionar al gobierno.
Diferencias Temporales y de Contexto
Aunque China ha experimentado un rápido crecimiento económico, los cambios sociales y culturales tienden a ser mucho más lentos. Históricamente, las democracias occidentales han pasado por largos períodos de dictaduras antes de llegar a sistemas democráticos. En el caso de China, la falta de exigencias políticas puede estar relacionada con la reciente mejoría económica y las expectativas de un futuro próspero.
El Control del Gobierno Chino
El gobierno chino mantiene un control férreo sobre la sociedad mediante una serie de herramientas de represión y censura. China lidera rankings de ejecuciones y encarcelamiento de periodistas, y controla fuertemente los contenidos de Internet. Se espera que para el año 2020, el gobierno implemente un sistema de puntuación social que clasifique a los ciudadanos en función de diversas variables, desde su comportamiento financiero y social hasta su lealtad política.
Conclusiones
El control del gobierno chino sobre su sociedad se ha mantenido gracias a una combinación de promesas de prosperidad, la manipulación de la narrativa social y un poderoso aparato de represión. La pregunta que queda por responder es si este modelo podrá perpetuarse en el tiempo, o si China está destinada a experimentar un cambio democrático. Solo el tiempo lo dirá, pero lo que está claro es que, de momento, el esquema del gobierno chino para mantener el control ha sido extremadamente efectivo.