Cómo Navegar el Complejo Mundo de las FAKE NEWS y Protegerte de la Desinformación
El Intrincado Mundo de las Fake News y la Censura Online
Las mascarillas, un símbolo claro de la pandemia COVID-19, se han convertido en un elemento esencial en nuestra vida diaria. Con el pasar del tiempo, les contaremos a las futuras generaciones cómo, durante los años de la pandemia, debíamos llevarlas a todas partes. No obstante, es interesante recordar que durante los primeros meses de la pandemia, la OMS desaconsejaba su uso. Este hecho nos hace cuestionar: si hasta la OMS puede errar en la determinación de lo que es o no es una fake news, ¿cómo podemos identificar los bulos en internet? ¿Es posible censurarlos sin vulnerar la libertad de expresión?
El Trabajo detrás del Contenido
Cuando abordamos el debate sobre la censura y las fake news, hay dos aspectos fundamentales que a menudo olvidamos. Primero, no solo se trata de libertad de expresión, sino también del sustento de muchas personas. Por ejemplo, Movilab no es solo un medio de comunicación; es también una empresa que provee empleo y sustento a quienes la crearon. Consideremos el impacto de que plataformas como YouTube retiraran de repente sus canales: sería como si todos los centros comerciales del mundo decidieran cerrar las tiendas ZARA de un día para otro. Miles de personas quedarían sin empleo al instante.
La Diferencia entre las Grandes Tecnológicas
Hablar de las BIG TECH como un bloque homogéneo es un error. Empresas como Twitter, Facebook y Google, a menudo mencionadas en el mismo contexto, son completamente distintas. Prueba de ello está en sus líderes: Susan Wokcicki, CEO de YouTube; Mark Zuckerberg, CEO de Facebook; y Jack Dorsey, CEO de Twitter. Este último, en particular, resulta crucial para entender ciertos aspectos del control sobre las fake news.
El Fenómeno de las Fake News
Puede sorprender a muchos, pero las fake news no son un invento reciente. Desde 1898, con la Guerra entre España y Cuba, las noticias falsas ya jugaban un papel crucial. Esta guerra, donde Estados Unidos apoyó a Cuba, comenzó con una noticia falsa del periódico «The Morning Journal,» fundado por William Randolph Hearst. La famosa frase de Hearst, “Usted ponga las fotos y yo pongo la guerra,” ejemplifica el poder de las fake news históricamente.
El auge de Internet ha democratizado el acceso a los medios de comunicación y ha incrementado la competencia. Hace 20 años, cada país tenía unos pocos periódicos de tirada nacional que monopolizaban la audiencia y la publicidad, permitiéndose grandes plantillas y rotativas costosas. Hoy en día, los periódicos tradicionales compiten con medios online en un mercado publicitario cada vez más bajo. Además, solo el 30% de los lectores de periódicos acceden directamente a las páginas web; el resto lo hace a través de redes sociales, incentivando una frenética carrera por conseguir más clics, lo que a menudo lleva a titulares sensacionalistas o directamente falsos.
Fake News Políticas
La política también juega un papel fundamental en la difusión de las fake news. Países como Rusia han sido acusados de crear campañas de fake news para manipular la política de otros países, especialmente en los pequeños estados bálticos. Estos países, con sus medios de comunicación limitados en presupuesto y alcance, se ven vulnerables a la propaganda extranjera, tanto que en Riga, Letonia, existe un centro especial de la OTAN para combatir la desinformación.
Leyes Contra las Fake News
Algunos países han legislado contra las fake news, pero estos esfuerzos suelen ser polémicos. Por ejemplo, Rusia aprobó una ley en 2019 para prohibir las fake news y los insultos online a funcionarios del gobierno, llegando incluso a amenazar con prohibir Twitter si no cumplía la ley. Alemania, por su parte, también ha denunciado a medios como el Financial Times por destapar escándalos como el de Wirecard bajo el pretexto de publicar fake news. Estos ejemplos subrayan el delicado equilibrio entre censura y libertad de prensa.
La Dificultad de Definir la Verdad
Uno de los mayores retos de combatir las fake news es definir quién decide lo que es verdad. ¿Podemos confiar ciegamente en organismos como la OMS, en los reguladores financieros o incluso en epidemiólogos? Todo el mundo puede cometer errores y precisamente por eso, es peligroso otorgar el poder de censura a unas pocas instituciones.
La Comisión Europea ha propuesto la auto-regulación como la mejor forma de lidiar con las fake news. Sin embargo, la auto-censura puede ser más perjudicial que la censura gubernamental. Al final, la pregunta no es si las plataformas deben auto-regularse sino si deben garantizar los derechos de los creadores.
La Censura en Internet
Las diferencias entre las plataformas online también afectan su capacidad para moderar fake news. YouTube, con sus vastos recursos, puede permitirse algoritmos y moderación mediada por humanos. Twitter, con su presupuesto más limitado, recurre a prácticas más arbitrarias. Los sistemas de apelación de YouTube, aunque no perfectos, ofrecen un recurso que Twitter no proporciona de manera consistente.
Un ejemplo claro es la cuenta de Twitter , que tras cinco años y 60,000 seguidores, aún no ha sido verificada. La situación contrasta con YouTube, donde las reglas y el proceso de apelación son más claros y accesibles.
Propuestas de Mejora: ¿Funcionan?
La estrategia de Twitter para combatir la desinformación, Birdwatch, recurre a una comunidad de usuarios seleccionados para verificar tweets. Sin embargo, con un equipo tan pequeño y herramientas limitadas, el sistema se vuelve susceptible a sesgos y presiones políticas.
La lucha contra las fake news es un desafío complejo que afecta tanto la libertad de expresión como el sustento de muchas personas. Debemos buscar un equilibrio que permita frenar la desinformación sin socavar derechos fundamentales. Y ustedes, ¿qué piensan? ¿Deberían las plataformas hacer más esfuerzo para combatir las fake news o permitir cualquier tipo de contenido? ¿Debería Twitter responder por sus prácticas arbitrarias? Reflexionemos juntos sobre estas cuestiones fundamentales.