Explora Japón en su Forma Más Auténtica: Guía Completa

Los Países en Crisis que Pueden Enseñarnos Mucho

Hay dos países en el mundo que siempre se ponen como ejemplo de lo que no hay que hacer. Dos países que durante mucho tiempo parecieron que iban a comerse el mundo, pero que, sin embargo, llevan décadas viviendo una especie de crisis crónica de la que no consiguen escapar.

¿Sabéis de qué países estoy hablando? Uno de ellos, lamentablemente, es Argentina. El otro, a 18,000 km de distancia, es Japón.

El Caso de Japón: Ejemplo de lo que No Debe Hacerse

Cuando pensamos en países desarrollados que enfrentan problemas económicos, Japón es el que siempre se pone como ejemplo de lo que no hay que hacer. La evolución de Japón en las últimas décadas ha sido un tema constante de debate y análisis.

No obstante, es importante aclarar que aunque ambos países estén en crisis, esto no significa que sean iguales. Los problemas de Japón y Argentina son únicos y muy diferentes. En el caso de Japón, uno de los mejores testimonios de esta evolución negativa ha sido el emperador Akihito.

La Travesía del Emperador Akihito

Durante el reinado del emperador Akihito, que comenzó en 1989, Japón parecía destinado a dominar el mundo. Ese año, empresas japonesas como Sony y Mitsubishi hicieron adquisiciones significativas en Hollywood y Manhattan, respectivamente. Sin embargo, en apenas tres años, todo cambió.

La burbuja económica japonesa estalló, lo que llevó a un colapso en la bolsa de Tokio y una crisis financiera que marcó el inicio de décadas de estancamiento económico. Desde 1991, el crecimiento económico medio ha sido de apenas 0.9% anual y la deuda pública ha alcanzado el 236% del PIB. China le arrebató a Japón el segundo lugar entre las principales economías del mundo, y las empresas japonesas perdieron terreno en la revolución de Internet.

Una Sociedad en Desafío

Estos problemas no son solo económicos; la sociedad japonesa ha enfrentado jornadas laborales extenuantes, salarios estancados e inestabilidad política. En 30 años, Japón ha tenido 17 primeros ministros de cinco partidos políticos diferentes, lo que demuestra una notable inestabilidad gubernamental.

Además, la población japonesa ha envejecido significativamente, y el país ha experimentado desastres como el tsunami y el accidente nuclear de Fukushima en 2011, así como amenazas externas como la norcoreana.

¿Todo Es Malo en Japón?

Sin embargo, no todo es negativo. Japón sigue siendo un país muy rico, uno de los 20 países donde los hogares tienen más ingresos después de pagar impuestos. En términos de patrimonio financiero, Japón es también uno de los cinco o seis países con más riqueza una vez descontadas las deudas.

En áreas como esperanza de vida, seguridad y educación, Japón sigue siendo un líder mundial. En el índice PISA, solo se encuentra detrás de Singapur. Además, en investigación y desarrollo, Japón es el tercer país con mayor nivel de gasto y el quinto en términos de PIB.

La Economía Japonesa en Contexto

A pesar de tener la deuda pública más alta del mundo, un análisis más detallado revela que la situación no es tan grave como parece. El gobierno japonés tiene muchos activos financieros, lo que reduce la deuda neta aproximadamente al 150% del PIB. Además, el principal acreedor del gobierno es el banco central de Japón.

En términos internacionales, Japón no tiene una deuda externa significativa. De hecho, junto a China y Alemania, Japón es uno de los principales acreedores del mundo.

El Efecto de la Demografía en la Economía

A pesar del estancamiento económico general, el crecimiento real per cápita en Japón ha sido similar al de Estados Unidos y superior al de países como Francia o Reino Unido, gracias a la reducción de la población y la ausencia de inflación.

La explosión económica del continente asiático ha tenido un impacto significativo en Japón. Por ejemplo, Suzuki domina más del 50% del mercado automovilístico en India, un país con miles de millones de consumidores potenciales.

El Incremento del Turismo

Tradicionalmente, Japón ha sido un país con poco turismo debido a su ubicación geográfica. Sin embargo, en los últimos años, Japón se ha convertido en un destino turístico popular, con un crecimiento significativo en la llegada de turistas extranjeros. En 2011, Japón recibió poco más de 6 millones de turistas, y en 2018, esa cifra superó los 31 millones. Se espera que para 2030, esta cifra supere los 60 millones de turistas.

La Revolución Social en Japón

Para abordar los desafíos de una población envejecida y una economía estancada, el primer ministro Shinzo Abe ha iniciado una revolución social. Una de las principales iniciativas ha sido aumentar la participación laboral de las personas mayores y las mujeres.

Japón está implementando planes para que las personas se jubilen más tarde o incluso regresen al trabajo después de jubilarse. Ya más de la mitad de los hombres japoneses entre 65 y 70 años están trabajando, más del doble del promedio en los países de la OCDE.

La Participación Femenina en la Fuerza Laboral

Japón también ha aumentado significativamente la participación femenina en la fuerza laboral. El número de mujeres trabajando y ocupando puestos de liderazgo ha crecido drásticamente gracias a políticas como el “Womenomics”, que ha mejorado los servicios de guardería y ajustado los horarios de trabajo para las madres trabajadoras.

El Mercado Laboral y la Inmigración

A pesar de estas medidas, Japón sigue necesitando más trabajadores. Actualmente, hay más puestos de trabajo que candidatos disponibles. Para abordar esta escasez, Japón ha comenzado a abrirse a la inmigración, una política que históricamente ha sido un tabú.

Desde que Shinzo Abe llegó al poder en 2012, el número de extranjeros en Japón se ha duplicado. En 2018, Japón aprobó nuevas leyes para atraer tanto a trabajadores altamente cualificados como a trabajadores menos cualificados, mejorando las condiciones para estos últimos.

Conclusión: El Futuro de Japón

En fin, Japón enfrenta muchos desafíos, pero también tiene razones para seguir siendo uno de los países más ricos y desarrollados del mundo. La combinación de una economía próspera, una fuerza laboral en crecimiento y una mayor apertura a la inmigración puede ofrecer a Japón el camino para superar su crisis crónica y volver a brillar en el escenario mundial.

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