España: ¿El país con la gestión más deficiente frente al coronavirus?
España y la Pandemia de COVID-19: ¿Qué Ha Fallado?
A finales de marzo de 2020, durante la primera ola de la pandemia de COVID-19, se cometieron múltiples errores en España, los cuales llevaron al país a convertirse en el epicentro mundial del virus. Seis meses después, la situación parece haber vuelto al punto de partida, con datos europeos que son alarmantes y difíciles de justificar. En el momento en que se preparó este análisis, España registraba alrededor de 10,000 nuevos casos positivos diarios, y la cifra total de contagios confirmados superaba ampliamente los 700,000.
A pesar de haber experimentado una de las cuarentenas más estrictas del mundo, desde mediados de julio, España vio cómo sus números comenzaron a dispararse nuevamente. La cifra de fallecidos tampoco mejoró, con entre 100 y 200 fallecidos diarios en las últimas semanas y un total de alrededor de 50,000 fallecidos desde el inicio de la pandemia. En relación a su población, esta cifra coloca a España con una de las tasas de mortalidad más altas del mundo, solo superada por San Marino.
Impacto y Comparación Internacional
A pesar de que el número de infectados diarios en España ya superaba las cifras más altas registradas durante la primera ola, la situación se había vuelto muy distinta. La razón de esto es que se están realizando aproximadamente 10 veces más pruebas que antes, entre 700,000 y 800,000 pruebas PCR a la semana, lo que lógicamente lleva a detectar muchos más casos. No obstante, esto no es motivo alguno para cantar victoria.
Comparando la situación de España con la de otros países europeos, España sigue siendo el país que peor gestionó la primera ola y también el que ha gestionado peor la segunda. La tasa de infección en España es la peor de Europa y del mundo desarrollado. Mientras que otros países, como Italia, enfrentaron la pandemia con medidas más eficaces, logrando controlar la propagación del virus de manera más eficiente, España sigue lidando con una elevada tasa de propagación.
Errores en la Gestión y la Desescalada
La desescalada en España fue un proceso crítico que se llevó a cabo en varias fases con diferentes niveles de restricciones. Sin embargo, la falta de un plan general y la incapacidad de coordinar correctamente las medidas necesarias llevaron a una situación fuera de control. El gobierno español fracasó estrepitosamente en preparar al país para la vuelta a la normalidad, lo que incluyó no aumentar los tests y rastreadores necesarios para controlar los brotes.
Además, las comunidades autónomas, que tienen competencias en salud pública, también quedaron a deber. En regiones como Madrid, Aragón y Cataluña, los gobiernos autonómicos no fueron capaces de montar equipos de rastreo eficientes, lo cual es indispensable para combatir el virus. Por ejemplo, en Madrid y Cataluña se necesitaban entre 2,000 y 3,000 rastreadores, pero en julio solo se contaba con 200.
Madrid: Un Epicentro Recurrente
Madrid, que fue el epicentro del virus durante la primera ola, se convirtió otra vez en la región con mayor transmisión al inicio de la segunda ola. A finales de septiembre, Madrid tenía una incidencia superior a 700 casos por cada 100,000 habitantes en 14 días, lo cual la convierte en el mayor foco de contagio de Europa.
Las prioridades del gobierno regional, sin embargo, parecen haber sido otras. Contrariamente a lo necesario, el gobierno regional destinó recursos a la ganadería del toro de lidia y otras actividades no esenciales, mientras las frecuencias del transporte público no se ajustaron para evitar aglomeraciones.
Brotes y Falta de Medidas de Control
Desde el fin del confinamiento, empezaron a aparecer brotes por todo el país. Uno de los grandes errores fue no garantizar la seguridad sanitaria de los temporeros que trabajan en el campo, lo que llevó a brotes en Galicia y Cataluña que se salieron de control. El virus tuvo un caldo de cultivo ideal durante el verano, lo que resultó en la propagación a otras regiones del país.
Descontrol en Puertos y Aeropuertos
Otro punto crítico fue el descontrol vivido en puertos y aeropuertos. El gobierno se negó a hacer pruebas de coronavirus a los viajeros internacionales, estableciendo únicamente controles visuales, lo cual resultó en un desastre. En otros países, como Italia, los equipos de rastreo y los controles en las fronteras fueron mucho más rigurosos.
Impacto Económico
El turismo, que representa el 13% del PIB de España, fue una de las razones por las que el gobierno dudó en imponer restricciones más estrictas, buscando salvar la temporada turística. Sin embargo, esta estrategia resultó contraproducente. Pocos meses después, los países de origen desaconsejaban viajar a España, resultando en una temporada turística fallida y una caída económica significativa.
Esfuerzos Tardíos y Cuestionables
A pesar de la gravedad de la situación, muchas medidas importantes se tomaron demasiado tarde. Por ejemplo, hasta finales de septiembre, el gobierno regional de Madrid no habilitó la posibilidad de reportar casos positivos a través de la aplicación «Radar COVID». Tampoco se utilizaron los recursos de las fuerzas armadas para labores de rastreo y testing masivo de manera eficiente.
Conclusión
La pandemia de COVID-19 ha revelado una serie de fallas en la gestión y preparación de las autoridades españolas. La falta de coordinación, la mala gestión de recursos y la lentitud en la implementación de medidas necesarias han llevado a que España se convierta repetidamente en el epicentro del virus en Europa. Es crucial aprender de estos errores para enfrentar mejor futuras crisis sanitarias y evitar que la historia se repita.
Las reflexiones sobre estas fallas, así como las medidas que deben tomarse de ahora en adelante, son esenciales no solo para mejorar la situación actual sino para preparar al país ante posibles pandemias futuras. España tiene los recursos y el potencial para gestionar mejor esta crisis, pero es necesario un enfoque más coordinado y decidido por parte de todas las autoridades implicadas.