«Estrategias para afrontar el posible declive económico en Hong Kong»
La encrucijada de Hong Kong: entre el ocaso y el renacimiento
El 7 de diciembre de 1941, en simultáneo con el ataque a Pearl Harbour, Japón emprendió una ofensiva contra Hong Kong, Filipinas, Tailandia y Malasia. Este evento marcó el inicio de una ocupación japonesa en Hong Kong que duró cuatro años, hasta el 15 de agosto de 1945, cuando Japón se rindió y la colonia retornó a manos británicas. Lo que siguió fue una notable transformación económica que colocó a Hong Kong en la cima del desarrollo en Asia.
La ocupación japonesa y sus efectos devastadores
La invasión japonesa tuvo consecuencias profundas para Hong Kong. Durante ese periodo, el nuevo régimen sustituyó el dólar local por el yen militar y confiscó instalaciones de producción y comercio, llevando a la economía al borde del colapso. La población disminuyó notablemente y la situación se agravó con el internamiento de británicos y estadounidenses en campos de prisioneros. Sin embargo, esta oscura etapa llegaría a su fin con la rendición de Japón en 1945, permitiendo a Hong Kong recuperarse y florecer bajo el dominio británico.
El ascenso económico post-guerra
Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, Hong Kong entró en una era de recuperación y crecimiento económico sin precedentes. Este periodo transformó la ciudad en uno de los territorios más libres y prósperos de Asia, convirtiéndose en un punto de referencia en el continente.
La competencia cercana y la pérdida de liderazgo
Sin embargo, en tiempos recientes, Hong Kong ha enfrentado desafíos significativos con la creciente competencia económica de sus vecinos. Un ejemplo crucial es la ciudad de Shenzhen, conocida como el «Silicon Valley chino», que superó a Hong Kong como la economía más grande del sur de China en 2018. Shenzhen, con su población superior a los 10 millones, ha crecido a pasos agigantados gracias a su pujante industria tecnológica y la aparición de gigantes como Tencent, DJI y Huawei.
Un centro financiero en apuros
A pesar de que Hong Kong sigue siendo un importante centro financiero, con una bolsa gigantesca que alberga a más de 2.300 empresas y un valor de mercado de 4,1 billones de dólares, la realidad en el terreno es mucho más compleja. La ciudad enfrenta graves problemas como la creciente desigualdad de ingresos, el aumento de las tasas de mortalidad infantil y un envejecimiento poblacional acelerado. Muchos de sus residentes más pobres viven en condiciones deplorables, en espacios minúsculos y mal ventilados, una situación alarmante que contrasta con el alto costo de la vida y los exorbitantes precios de la vivienda.
El precio desorbitado de la vivienda
El mercado inmobiliario de Hong Kong es uno de los más caros del mundo, una realidad que agrava las dificultades de la clase media. El alquiler mensual de muchos pisos ronda los 2.550 dólares, un precio desproporcionado comparado con los ingresos medios por hogar. Esta situación ha obligado a un gran número de residentes a contraer enormes deudas para adquirir una vivienda, haciendo que muchos jóvenes profesionales estén agobiados por préstamos hipotecarios insostenibles.
Una economía dependiente y en riesgo
Otra preocupación creciente es la posibilidad de una crisis financiera. Un informe de octubre de 2018 del banco de inversión Nomura alertó sobre el alto riesgo de que Hong Kong pueda sufrir una crisis en los próximos años, debido en gran parte a su mercado inmobiliario sobrecalentado y el elevado endeudamiento del sector privado.
La fuga de talentos jóvenes
El alto costo de vida y las difíciles condiciones económicas han llevado a más de la mitad de los jóvenes hongkoneses a considerar abandonar el territorio en busca de mejores oportunidades en el extranjero. Un estudio de 2018 de la Chinese University de Hong Kong reveló que el 51% de las personas entre 18 y 30 años piensan en emigrar, un dato que subraya el descontento generalizado y el pesimismo sobre el futuro.
El control creciente de China
A estos problemas económicos y sociales se suma la creciente injerencia política de China en Hong Kong. Las recientes restricciones a las libertades políticas y la prohibición de partidos pro-independencia son una muestra del control cada vez más estrecho que Beijing ejerce sobre el territorio. Además, la autonomía de Hong Kong está en jaque con movimientos importantes para integrar la región en el proyecto del área metropolitana de la Gran Bahía, una iniciativa de Xi Jinping para unificar económicamente ciudades como Hong Kong, Macao, Shenzhen y Guangzhou.
El proyecto de la Gran Bahía
El Proyecto del Área Metropolitana de la Gran Bahía es una ambiciosa estrategia para crear una zona económica integrada con más de 70 millones de personas y un PIB proyectado a superar los 3 billones de dólares en 2030. Este plan incluye grandes inversiones en infraestructura, como un tren de alta velocidad que conecta Hong Kong, Shenzhen y Guangzhou, y el puente más largo del mundo entre Hong Kong y Macao, de 55 km de longitud.
El papel de Hong Kong en la estrategia china
China ha designado a Hong Kong como el Centro Nacional de Tecnología e Innovación del sur del país, iniciando la financiación de proyectos de investigación y fomentando la duplicación del presupuesto en I+D en sus universidades. Esta medida busca aprovechar el estatus de Hong Kong como economía de mercado, permitiéndole importar bienes de alta tecnología que no están disponibles para China continental debido a restricciones internacionales.
Renacimiento o declive: el futuro de Hong Kong
El futuro de Hong Kong es incierto. Por un lado, enfrenta desafíos significativos en términos de desigualdad, costos de vida exorbitantes y creciente control político de China. Por otro, existen planes ambiciosos y nuevas políticas que podrían impulsar un renacimiento económico y tecnológico. Lo único claro es que Hong Kong se encamina a una integración más profunda con China, un proceso que redefinirá su carácter y su rol en la economía global.
¿Estamos ante el ocaso o el renacimiento de Hong Kong? Esta pregunta sigue siendo motivo de debate, pero sin duda, los próximos años serán cruciales para determinar el destino de esta emblemática ciudad.