Rusia vs Arabia Saudita: El Impacto del Coronavirus en la Nueva Guerra del Petróleo
La Desplomada del Precio del Petróleo en 2020: Un Análisis Completo
Durante los tres primeros meses del año 2020, el precio del petróleo se desplomó más de un 60%. Sí, leíste bien, ¡más de un 60%! En el momento de preparar este artículo, el precio del crudo se encontraba al nivel del año 2002. Sin duda, la crisis creada por el SARS-CoV-2 ha jugado un papel fundamental en esta catástrofe económica, transformando muchas ciudades en escenas apocalípticas, tal como las de la película «Soy Leyenda» con Will Smith.
El Impacto del SARS-CoV-2 en la Economía Mundial
En numerosos países, las cuarentenas obligatorias han confinado a la población en sus casas. En lugares como España, restaurantes, bares, hoteles, comercios y muchas oficinas y fábricas están cerradas. Evidentemente, esto ha obligado a una paralización de la actividad económica. Aquí tienes algunos ejemplos impactantes:
- Según James Bullard, presidente de la Reserva Federal de San Luis, el desempleo podría alcanzar el 30% en Estados Unidos.
- El FMI predice que el impacto económico del coronavirus será tan grave como la Gran Recesión.
- Volkswagen y otras grandes empresas han detenido su producción en Europa, iniciando una ola de cierres de fábricas.
- Los gobiernos están comenzando a ofrecer ayuda financiera a empresas y trabajadores.
Con una pausa económica de tal magnitud, la demanda de energía disminuye, y el petróleo sigue siendo el rey cuando se trata de energía y economía. Si los aviones apenas vuelan y el tráfico vehicular cae en picado, el consumo de petróleo disminuye. Eso es exactamente lo que está ocurriendo.
El Colapso del Consumo Global de Petróleo
En su último reporte de marzo, la Agencia Internacional de la Energía proyectó que la demanda de petróleo se reduciría en 2020 por primera vez desde la gran crisis financiera de 2008. El gigante asiático, China, durante febrero de 2020, prácticamente detuvo su economía para enfrentar al SARS-CoV-2, resultando en una caída de más de 3 millones de barriles diarios en su demanda de petróleo. Ahora, medidas similares se están implementando globalmente, y el consumo de petróleo está disminuyendo en todo el mundo.
Todo esto responde a un simple sistema de oferta y demanda: si la demanda cae y la oferta se mantiene, el precio se reduce. Pero esta no es la única historia que explica la caída del precio del petróleo. Aquí es donde entra en juego una historia más compleja, digna de convertirse en un best seller mundial, una historia que involucra a Rusia, Arabia Saudita, la Casa Blanca y una pandemia mundial. Bienvenidos a la nueva guerra del petróleo.
Putin y la Furia del Mundo Árabe
El 6 de marzo de 2020, se celebró en Viena una importantísima reunión en la sede de la OPEP, el potente cartel del petróleo que agrupa a muchos de los mayores productores de crudo del mundo. Durante los tres últimos años, la OPEP había trabajado de la mano con Rusia para fijar niveles de producción de petróleo, limitando así la extracción para evitar que un exceso de oferta derrumbe los precios. Este acuerdo es conocido como OPEP+.
Sin embargo, el 6 de marzo, la OPEP propuso a Rusia un nuevo recorte conjunto de producción por un total de 1.5 millones de barriles para estabilizar el precio ante el impacto del coronavirus.
La Reacción de Rusia: Un No Rotundo
En esta ocasión, Rusia, de la mano de su ministro de Energía Alexander Novak, se negó a aceptar los nuevos recortes y rompió su alianza petrolera con Arabia Saudita. La contestación no se hizo esperar: los saudíes optaron por una estrategia nuclear, inundando el mercado con petróleo mucho más barato y en mayores cantidades.
Tras el fracaso del acuerdo con Rusia, las autoridades saudíes anunciaron un aumento del 25% en su producción de petróleo, llevándola a niveles nunca antes vistos de 12.5 millones de barriles al día. La petrolera estatal de Emiratos, Abu Dhabi National Company, también elevó su producción a 4 millones de barriles. Rusia, por su parte, anunció que podría aumentar su producción en medio millón de barriles diarios más. Más oferta y menos demanda resultaron en una caída del 24% en el precio del petróleo el 9 de marzo, el mayor desplome en un solo día en casi 30 años, marcando el inicio de la nueva guerra del petróleo.
Consecuencias Globales: ¿Quién está en la Cuerda Floja?
Un precio tan bajo del petróleo puede crear un agujero monumental en las finanzas de muchos países. La OPEP y la Agencia Internacional de la Energía advierten que los países en vías de desarrollo podrían perder hasta el 85% de sus ingresos por petróleo y gas este año. Países como Nigeria, Angola, Ecuador o México podrían enfrentarse a situaciones muy complicadas. Incluso para varios países del Golfo Pérsico, esta situación podría ser un dolor de cabeza monumental. La capacidad de pagar salarios gubernamentales en muchos lugares está en peligro.
Estados Unidos no es la excepción. Durante los últimos años, se ha convertido en el mayor productor de petróleo del mundo gracias al fracking. Sin embargo, sus productores suelen ser pequeños, muy endeudados y con costos de extracción más altos que el precio actual del crudo. Si los precios del petróleo se mantienen bajos, muchos podrían irse a la quiebra, resultando en decenas de miles de despidos, algo que podría afectar la reelección de Donald Trump.
La Estrategia de Rusia: ¿Un Juego de Poker?
La economía rusa se basa en la exportación de materias primas, y aproximadamente la mitad de todas sus exportaciones son petróleo o productos derivados del petróleo, que junto al gas, suponen el 40% de los ingresos públicos. Entonces, ¿por qué Rusia no aceptó los recortes propuestos por la OPEP? ¿Qué pensaban?
Algunos defienden que esta negativa fue una especie de partida de póker entre rusos y árabes. Al negarse a disminuir su producción, el gobierno de Vladímir Putin podría estar forzando a Arabia Saudita a asumir todo el recorte de crudo, permitiendo a Rusia seguir vendiendo a un precio más alto. Sin embargo, la verdad es que los grandes jerifaltes del petróleo ruso, como Rosneft, llevan pidiendo al Kremlin que suspenda sus acuerdos con la OPEP, pues creen que recortar la producción frena el desarrollo de nuevos campos petrolíferos y cede cuota de mercado a la industria del shale oil de EE. UU.
El gobierno de Rusia, con reservas extranjeras acumuladas, puede resistir precios bajos por un tiempo, suficiente para ahogar a las empresas de fracking de EE. UU. y forzar a Riad a tomar medidas. Pero la economía rusa no está exenta de problemas: no crece y los ingresos de los hogares son más bajos que hace 8 años. Esta situación empeorará con la caída de los ingresos por petróleo.
La Respuesta Saudita: El Plan B de Mohammed bin Salman
Arabia Saudita no es nueva en usar la ‘guerra de precios’ para castigar a sus rivales. En los años 80, intentaron hundir a los productores del Mar del Norte, y en 2014, repitieron la jugada contra las empresas de fracking norteamericanas sin éxito. Si bien esta estrategia les costó a los países de la OPEP más de 450 mil millones de dólares entre 2014 y 2016, ahora hay ciertos cambios en juego.
Arabia Saudita no solo es uno de los mayores productores de petróleo del mundo, sino también uno de los mayores consumidores. El gobierno saudí ha lanzado medidas para reducir su consumo interno, como duplicar la producción de gas natural y eliminar subsidios a la gasolina, lo que podría permitirles aumentar sus exportaciones de crudo hasta en un 40%.
Con menores costos de extracción, Arabia Saudita podría adoptar una estrategia de «monetización rápida», aprovechando su ventaja en costos para aumentar su cuota de mercado y expulsar a muchos competidores. No obstante, los recursos necesarios para su plan de diversificación Visión 2030 podrían quedar en pausa, y no está claro si esta estrategia eliminaría a todos sus competidores.
Estados Unidos: Contra las Cuerdas
Gracias al fracking, EE. UU. resurgió como el mayor productor de petróleo del mundo. Sin embargo, el fracking es costoso, y con precios bajos del petróleo, las cuentas no cuadran. Esto ha llevado a recortes en presupuestos de inversión y podría llevar a muchos productores a la bancarrota.
La industria del petróleo ha sido un motor económico en EE. UU., responsable de decenas de miles de nuevos empleos y al menos el 10% del crecimiento económico. Con la crisis en el sector, la reelección de Donald Trump está en juego. La Casa Blanca está considerando medidas extremas, como imponer aranceles al petróleo saudí para igualar su precio con el de los productores locales, o presionar a Arabia Saudita para que abandone la OPEP y firme un acuerdo exclusivo con EE. UU.
Conclusión
La nueva guerra del petróleo desatada por la crisis del coronavirus nos deja con muchas preguntas: ¿Llegarán a un acuerdo Rusia y Arabia Saudita para estabilizar los precios del crudo? ¿Estamos al inicio de una nueva era en el mundo de la energía? ¿Cuánto tiempo podrá resistir Arabia Saudita a precios tan bajos?
Estas interrogantes quedarán en el aire, y solo el tiempo nos dará las respuestas. La industria del petróleo está en una encrucijada, y el mundo observa cautelosamente.