Uruguay: El País que Se Enfrenta a la Corriente Socialista en América Latina
El Excepcional Viraje Político de Uruguay: Un Modelo a Seguir
La victoria de Gustavo Petro en Colombia, el gobierno de Gabriel Boric en Chile, la posible vuelta de Lula en Brasil o la llegada al poder de Pedro Castillo en Perú; Latinoamérica está inmersa en una enorme ola de cambio político, una oleada que apuntala el resurgimiento de los partidos y políticos de izquierdas. Una nueva izquierda, más socialdemócrata y aparentemente menos radical que la del llamado socialismo del siglo XXI. Sin embargo, en medio de esta tendencia emergente, destaca una pequeña nación con un viraje opuesto que puede convertirse en un modelo a seguir: Uruguay.
El Nuevo Mandato Popular
El relato de este cambio comenzó el 27 de octubre de 2019, cuando Uruguay celebró elecciones presidenciales que resultaron ser históricas. Por primera vez en 15 años, se produjo una alternancia en el poder. El Frente Amplio, la coalición de izquierda que había gobernado ininterrumpidamente desde 2004, fue derrotada por un estrechísimo margen. Luis Lacalle Pou, líder del Partido Nacional, logró obtener la presidencia por poco más de punto y medio porcentual, apenas 37,000 votos de diferencia, en lo que resultó ser una de las elecciones más reñidas en la historia reciente de Uruguay.
¿Qué llevó a los votantes uruguayos a optar por Lacalle Pou y su programa de cambio tras años de dominio del Frente Amplio? Tres grandes problemas estaban en el centro de las preocupaciones de los uruguayos en 2019: la creciente inseguridad, un estancamiento económico y la corrupción. Estos temas formaban un cóctel explosivo que propició el deseo de un cambio radical en las políticas nacionales.
La Seguridad en la Agenda
Tradicionalmente, Uruguay ha sido conocido como un país relativamente seguro. No obstante, desde 2011, la situación comenzó a deteriorarse progresivamente. En los siguientes ocho años, la tasa de homicidios prácticamente se duplicó, lo que convirtió la seguridad en un tema crucial dentro de la agenda política. La falta de seguridad llevó incluso a algunos sectores de la sociedad a pedir la intervención de las fuerzas armadas en tareas de seguridad interna, desplazando a la policía.
En 2019, la inseguridad se convirtió en la principal preocupación de los uruguayos de cara a las elecciones. Con un aumento récord de asesinatos y robos violentos (45.8% y 53.5% respectivamente en el último año), la urgencia de una solución se volvió primordial para los votantes.
Estancamiento Económico
Después de 15 años de políticas redistributivas implementadas por el Frente Amplio, la economía uruguaya se hallaba en un estado crítico. El crecimiento económico, que había sido del 4.6% en 2013, se desplomó a un crecimiento nulo en 2019. La pobreza comenzó a repuntar y el déficit público se disparó hasta casi el 5% del PIB, uno de los mayores descuadres presupuestarios en la historia del país. Además, las crecientes regulaciones y la intervención estatal hicieron que Uruguay cayera al puesto 101 en el ranking de facilidad para hacer negocios del Banco Mundial. El temor de que la «enfermedad argentina» se arraigara en Uruguay era cada vez más palpable.
La Lucha Contra la Corrupción
La corrupción, una epidemia común en muchos países hispanos, también afectó a Uruguay. El vicepresidente, Raúl Sendic, fue acusado y condenado por corrupción en 2021. Inseguridad, estancamiento económico y corrupción representaban una combinación que, para muchos, significaba una degradación institucional que necesitaba ser confrontada.
Frente a este panorama, Lacalle Pou emergió con un mensaje claro: un giro de 180 grados en las políticas del país. Esta promesa de renovación y cambio fue la que le permitió vencer al Frente Amplio y poner en marcha su visión de un «nuevo Uruguay».
Reformas y Coaliciones
Aunque ganar la presidencia es una cosa, gobernar es otra muy distinta y, dada la estrecha diferencia en las elecciones, Lacalle Pou tuvo que depender de una compleja coalición de cinco partidos para asegurar la mayoría tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado. Esta «Coalición Multicolor» ha requerido mucho diálogo y negociación para mantener unido a un grupo tan diverso en medio de las reformas.
La llegada al poder en 2019 fue seguida rápidamente por la pandemia de 2020. Las prioridades del gobierno tuvieron que ser reorientadas para enfrentar la crisis sanitaria y sus implicaciones económicas. No obstante, el gobierno de Lacalle Pou ha logrado avanzar con una serie de reformas significativas que podrían provocar choques políticos con sus países vecinos.
Reconstruir Uruguay
Uno de los cambios más destacados del gobierno de Lacalle Pou ha sido la aprobación de la Ley de Urgente Consideración (LUC), una extensa legislación de 476 artículos que aborda temas desde la economía y la educación hasta los servicios de comunicación. Esta ley es el eje central del proyecto de transformación del gobierno.
Entre las reformas económicas más destacadas de la LUC se encuentra la imposición de un límite máximo al crecimiento del gasto público y al nivel de deuda, así como la creación de un Consejo Fiscal para evaluar los proyectos de gasto público. En términos laborales, se reconoce el derecho de los empresarios y empleados a trabajar durante una jornada de huelga y se declara ilegítimos los piquetes que impidan la libre circulación. En el ámbito de la seguridad, se amplían las circunstancias y lugares en los que tanto civiles como policías pueden recurrir a la legítima defensa. La ley también introduce un nuevo régimen de alquiler voluntario que facilita los desalojos en caso de impagos, con el objetivo de aumentar la oferta de inmuebles y reducir los precios.
La Reforma de la Seguridad Social
Otra área crítica en la agenda del gobierno es la reforma de la seguridad social. El envejecimiento de la población ha dejado claro que el sistema actual es inviable. El gasto en seguridad social de Uruguay es comparable al de España y más elevado que en países ricos como Dinamarca o Noruega, lo que hace urgente una reforma para garantizar su sostenibilidad.
Política Exterior: Un Nuevo Camino al Mundo
El gobierno de Lacalle Pou también ha implementado cambios significativos en la política exterior. Uruguay busca una apertura hacia el mundo, con la intención de negociar acuerdos comerciales con países como China, Turquía y el Reino Unido. Esto ha creado tensiones dentro del Mercosur, ya que las regulaciones actuales del bloque limitan la capacidad de los países miembros para negociar acuerdos de manera independiente.
Lacalle Pou ha adoptado una postura crítica hacia regímenes populistas de la región, como los de Cuba, Nicaragua y Venezuela, y ha buscado una política exterior más pro-mercado que facilite la llegada de inversión extranjera. A pesar de los desafíos, como la negativa de otros miembros del Mercosur a flexibilizar las restricciones, Uruguay ha seguido adelante con su programa de apertura económica y ha visto un aumento en sus exportaciones, impulsadas en parte por la crisis alimentaria mundial provocada por la invasión rusa de Ucrania.
Un Futuro Prometedor
A pesar de la pandemia, la economía uruguaya ha mostrado signos de recuperación. La tasa de desempleo está cerca de alcanzar su mejor registro en siete años, la pobreza ha comenzado a disminuir y los índices de criminalidad han mejorado significativamente. Estos avances colocan a Uruguay en una posición diferenciada dentro de una región atestada de problemas, representando un modelo de estabilidad y crecimiento en medio de una tendencia predominante hacia la izquierda.
El futuro de las reformas impulsadas por Lacalle Pou y su impacto en la región será un tema clave en las próximas elecciones de 2024. La pregunta es si los uruguayos respaldarán esta senda de transformaciones y si las políticas uruguayas pueden ser un modelo para otros países como Argentina. Solo el tiempo y la voluntad de los votantes responderán estas preguntas.