¿Por qué Francia está Reavivando su Compromiso con la Energía Nuclear?
El Resurgimiento Nuclear de Francia: Una Apuesta Decisiva para el Futuro Energético
Queridos amigos y amigas, la historia del eje franco-alemán siempre ha sido de liderazgo en Europa, pero recientemente, el equilibrio de poder ha comenzado a cambiar. Angela Merkel, la ex canciller alemana, tuvo que lidiar con cuatro presidentes franceses diferentes durante su mandato. Sin embargo, con su retiro, Francia está emergiendo con fuerza renovada en Bruselas, marcando una influencia notable en la política exterior de la Unión Europea (UE).
El Desafío de la Transición Energética
El centro del debate comunitario hoy en día se centra en la transición energética. Esta cuestión clave plantea una pregunta urgente: ¿Cómo lograr que la economía crezca mientras se acelera la descarbonización y se reducen las emisiones de CO2? Mientras se buscaba una respuesta, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, hizo un anuncio inesperado que rompía con el discurso político imperante de los últimos años. Macron declaró:
«Para garantizar la independencia energética de Francia, asegurar el suministro eléctrico de nuestro país y lograr nuestros objetivos, en particular la neutralidad de carbono en 2050, vamos, por primera vez en décadas, a relanzar la construcción de reactores nucleares en nuestro país.»
Este anuncio, aunque sorprendente, llega en un momento de fuertes tensiones por el precio de la energía. Los últimos proyectos de centrales nucleares de Électricité de France (EDF) han enfrentado numerosos problemas. Así que la pregunta es: ¿Por qué Macron apuesta por la energía nuclear? ¿Es la nueva generación de centrales nucleares la solución al cambio climático? Y, lo más importante para todos: ¿Esta decisión tendrá consecuencias para el resto de la Unión Europea?
La Historia de la Potencia Nuclear Francesa
Para entender la presente apuesta de Francia por la energía nuclear, debemos retroceder en el tiempo. La relación de este país con la energía nuclear se remonta a muchos años atrás. El científico francés Henri Becquerel descubrió la radioactividad, y las investigaciones más importantes sobre sus propiedades fueron realizadas por Pierre y Marie Curie. Sin embargo, no fue hasta 1954 cuando se produjo electricidad por primera vez en una central nuclear, en la Unión Soviética.
En los años 60, la mayoría de los países industrializados ya habían construido al menos un reactor experimental. Para 1973, Francia tenía ocho reactores nucleares operativos repartidos en cinco centrales diferentes y cinco más en construcción. Pero fue la crisis del petróleo de 1973 lo que realmente aceleró su desarrollo nuclear.
El Plan Messmer: Un Ambicioso Proyecto
La crisis del petróleo de 1973 llevó al precio del crudo a multiplicarse por cuatro, y Francia, que dependía en gran medida del fuel, presentó el Plan Messmer en 1974. Este plan pretendía romper la dependencia del petróleo extranjero y convertir a Francia en la mayor potencia nuclear de Europa. Aunque el objetivo inicial era construir 80 reactores en 10 años y llegar a los 170 para el año 2000, la ejecución fue más modesta: se construyeron 58 reactores en 19 emplazamientos diferentes.
Sin embargo, este esfuerzo hizo de Francia uno de los principales productores de energía nuclear del mundo, con casi el 70% de su electricidad proveniente de esta fuente. Estos 56 reactores operativos también contribuyen significativamente a que casi un tercio de la electricidad consumida en la UE sea de origen nuclear, ayudando en la lucha contra el calentamiento global.
Nuclear vs. Renovables
Mientras las energías renovables, como la eólica y la solar, también producen electricidad sin emitir CO2, dependen de las condiciones climáticas. La energía nuclear, por otro lado, ofrece una producción estable y su precio se ve poco afectado por las fluctuaciones en el coste del uranio. Sin embargo, tiene inconvenientes, como la gestión de residuos nucleares y el alto coste de construcción y mantenimiento de las plantas.
El Alto Coste de los Reactores Nucleares
El plan Messmer resultó en la construcción de la mayoría de los reactores a finales de los 70 y los 80, con una vida útil de 40 años. Según las estimaciones de EDF, el desmantelamiento de los reactores costaría unos 75.000 millones de dólares, mientras que renovarlos para operar unas décadas más costaría unos 50.000 millones de euros. El gobierno francés ha optado por esta última opción, aunque está regulado por ley que su capacidad nuclear no superará los 63,2 gigavatios sin un cambio legislativo.
Además, la industria nuclear francesa ha afrontado muchos problemas en los últimos años, como lo demuestra el incidente de 2016 cuando el regulador nuclear ordenó detener 21 reactores por defectos en las piezas fabricadas desde 1965 por Areva. Este frenazo en la generación nuclear disparó el precio de la electricidad, mostrando lo que podría suceder si Francia renunciara repentinamente a sus nucleares.
Los Tiempos Difíciles y el Futuro del Nuclear Francés
EDF, la empresa pública que domina la energía nuclear en Francia, ha enfrentado numerosos desafíos. Uno de los dolores de cabeza más grandes ha sido el Reactor Europeo Presurizado (EPR). A pesar de haberse presentado como el proyecto estelar de la industria nuclear francesa, solo hay dos EPR operativos en China, y uno ya ha tenido que parar. Entre 2022 y 2023, se espera que entren en operación nuevos EPR en Finlandia y en la central nuclear de Flamanville, Francia.
Problemas y sobrecostes han golpeado la reputación de Francia en el campo de la energía nuclear, dificultando la aprobación de nuevos proyectos. Incluso el Reino Unido, antiguo entusiasta de la energía nuclear francesa, ha reducido su interés debido a los retrasos y los altos costes.
Pequeños Reactores Modulares: ¿Una Solución Viable?
En respuesta a estos desafíos, países como Reino Unido y la empresa Rolls-Royce están invirtiendo en el desarrollo de Small Modular Reactors (SMR). Estos reactores más pequeños, con una potencia que no supera los 300 megavatios, prometen ser más baratos y rápidos de construir que los reactores convencionales. Francia también ha mostrado interés en los SMR, con Macron comprometiendo una inversión de 1.000 millones de euros en su desarrollo.
A pesar de la confusión inicial, parece que el plan de Macron está más alineado con la construcción de seis nuevos EPR, que se espera sean más económicos gracias a las economías de escala. Sin embargo, todo esto dependerá de una evolución tecnológica favorable y del éxito en la batalla que está librando Francia en Bruselas para clasificar la energía nuclear como sostenible.
La Batalla en Bruselas: La Taxonomía Europea
La Unión Europea está a punto de tomar una decisión vital en la lucha contra el cambio climático: la taxonomía. Esta clasificación determinará qué fuentes de energía se consideran ambientalmente sostenibles y, por tanto, cuáles podrán recibir subsidios y ser atractivas para los inversores.
Francia, junto a otros países como Bulgaria, Croacia, Finlandia y Polonia, está peleando para incluir la energía nuclear en esta clasificación. Sin embargo, enfrenta la oposición de Alemania, Austria, y España, que prefieren centrarse en el gas natural y otras fuentes renovables.
¿Un Acuerdo de Compromiso?
La Comisión Europea, liderada por Ursula Von der Leyen, deberá decidir el marco de la taxonomía. Es probable que se llegue a un acuerdo de compromiso: clasificar tanto el gas como la energía nuclear como sostenible para contentar a todas las partes. Esta diplomacia pura «made in Bruselas» podría definir el futuro energético de Europa.
Conclusión
El plan de Francia de relanzar la construcción de reactores nucleares es una apuesta audaz que podría tener profundas implicaciones para el futuro energético del país y de la UE. A pesar de los desafíos y los altos costes, la energía nuclear ofrece una fuente estable de electricidad que podría desempeñar un papel crucial en la lucha contra el cambio climático. La batalla en Bruselas por clasificarla como sostenible será decisiva para determinar si esta apuesta tendrá éxito. Francia, con su legado nuclear, está bien posicionada para liderar este cambio, pero solo el tiempo dirá si el resto de Europa seguirá su ejemplo.