Este país sorprendente nunca sufre de CRISIS económicas: ¡Conoce su secreto!

La Increíble Resiliencia de Canadá Frente a las Crisis Financieras

Si hubo un evento en las últimas décadas que transformó drásticamente la vida de cientos de millones de personas, además de la pandemia de COVID-19, fue la crisis financiera de 2008. Durante este periodo, millones perdieron sus empleos en todo el mundo, y aquellos que lograron conservarlos vieron cómo sus salarios se reducían, sus jornadas laborales se recortaban o perdían beneficios adicionales. Grandes bancos quebraron a lo largo del globo, resultando en depósitos perdidos o rescates gubernamentales. En definitiva, fue un tsunami económico que afectó a prácticamente todos los países, pero no a todos por igual.

La Excepción Canadiense

Entre las naciones que sufrieron la embestida de la crisis, destaca notablemente Canadá. Mientras otros países tardaron años en recuperarse, Canadá se mostró, en gran medida, inmune a esta debacle financiera. Pero, ¿qué hizo a Canadá diferente? ¿Qué particularidades tiene su sistema financiero que lo protegen de las crisis económicas globales?

Una Historia de Solidez

La resiliencia del sistema financiero canadiense no es un fenómeno reciente. Ya en 1907, su economía mostró estabilidad durante una recesión que sacudió a otros países. La Gran Depresión de los años 30 y la crisis del petróleo en 1973 también pasaron casi sin dejar huella en Canadá. A lo largo de la historia, el sistema bancario canadiense ha demostrado ser una roca firme en un mar de turbulencias económicas internacionales.

Un Oligopolio Bancario

Una de las características más notables del sistema bancario canadiense es su estructura oligopolística. En comparación con Estados Unidos, que en 1990 contaba con alrededor de 12,000 bancos, Canadá tenía apenas 11. Y si nos retrocedemos a los años 20, cuando Estados Unidos ostentaba alrededor de 30,000 bancos, Canadá tenía menos de 50. Esta diferencia no es una mera casualidad, sino fruto de un enfoque regulatorio bien definido y consistente.

Una Regulación Estricta y Sencilla

La regulación bancaria en Canadá es extremadamente rigurosa, especialmente en términos de capital requerido para la creación de nuevas entidades. Este requisito de contar con un «colchón» financiero significativo ha dificultado la entrada de nuevos bancos, resultando en un sistema dominado por pocas entidades muy bien establecidas.

Este enfoque podríamos rastrearlo hasta la Escocia del siglo XVII. En aquel entonces, la banca escocesa ya operaba bajo principios de transparencia y solvencia que requerían que los bancos publicaran regularmente sus cuentas y demostraran con activos reales (como el oro) que podían respaldar sus emisiones de billetes. Este sistema se exportó a Canadá a través de los inmigrantes escoceses, quienes establecieron un sistema bancario similar en su nuevo hogar.

La Flexibilidad del Dinero Privado

Una de las innovaciones más interesantes del sistema canadiense fue la emisión de dinero por parte de los bancos privados. Al contrario de Estados Unidos, donde la emisión de dinero estaba vinculada a la deuda del gobierno y a las acciones de empresas monopolísticas, los bancos canadienses podían emitir su propia moneda respaldada por cualquier activo, no solo deuda gubernamental. Esto permitió una mayor flexibilidad y adaptabilidad a las necesidades económicas del país.

La demanda de dinero en una economía agrícola, como la canadiense del siglo XIX, era altamente estacional. La emisión de dinero por parte de los bancos se ajustaba a estos ciclos, incrementándose en épocas de cosecha y contrayéndose en temporadas de menor actividad económica. Esta flexibilidad no solo ayudó a mantener la estabilidad económica, sino que también promovió un entorno financiero más competitivo y estable.

Una Cultura de Gestión del Riesgo

La fortaleza del sistema bancario canadiense también radica en su enfoque en la gestión del riesgo. Los bancos en Canadá tienen tasas de apalancamiento y endeudamiento moderadas en comparación con otros sistemas financieros. En lugar de evitar el riesgo a través de regulaciones excesivamente complicadas, el sistema canadiense opta por reglas simples pero estrictamente aplicadas. Esto reduce la probabilidad de quiebras y minimiza el impacto de las crisis financieras cuando se producen.

La Prohibición de Conceder Hipotecas

Una curiosidad adicional: los bancos canadienses están prohibidos de conceder hipotecas, responsabilidad que recae en un tipo de empresa especial conocida como «compañías de crédito». Este enfoque reduce la exposición de los bancos a riesgos inmobiliarios, un factor significativo en muchas crisis bancarias en otros países.

Comisiones e Intereses

Una crítica común a los sistemas oligopolísticos es la falta de competencia, que tiende a resultar en servicios más caros y de menor calidad para los consumidores. Sin embargo, los bancos canadienses resultan ser la excepción a esta regla. Sorprendentemente, estos bancos ofrecen mayores intereses por los depósitos en comparación con sus contrapartes estadounidenses. Además, mantienen altos niveles de rentabilidad, una combinación que los coloca en una posición envidiable.

Lecciones del Éxito Canadiense

Para muchos economistas, el sistema bancario canadiense es un modelo a seguir. La combinación de pocas reglas pero estrictamente aplicadas, un enfoque conservador y una estructura de mercado que incentiva la competencia y la estabilidad parece ser la receta perfecta para evitar crisis financieras. Sin embargo, implementar un sistema similar en otros países podría no ser una tarea simple. Requiere no solo cambiar las leyes y regulaciones, sino también la cultura empresarial y bancaria.

Canadá nos ofrece un interesante estudio de caso sobre cómo un sistema financiero robusto y bien diseñado puede resistir incluso las peores crisis económicas globales. ¿Podrán otros países replicar este éxito? Solo el tiempo lo dirá, pero mientras tanto, Canadá sigue siendo una roca firme en el turbulento mar de la economía mundial.

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