Secretos de la Estrategia Francesa para Captar el Mercado Nuclear de Rusia
Rusia y el Juego de la Energía: Un Dominio Indiscutible
Podemos decir muchas cosas malas de Rusia, pero hay una buenísima que merece reconocimiento. Si la regla de oro de cualquier casino es “la banca siempre gana”, en el juego de la energía el ganador inapelable es Rusia. Este gigante país no solo se distingue por ser el más grande del mundo en términos territoriales, sino que también posee una inmensa cantidad de recursos naturales que le otorgan una ventaja competitiva sin par.
La Dependencia Energética de Europa
Pensemos, por ejemplo, en la cuarta economía del mundo: Alemania. Aunque es famosa por sus empresas como Volkswagen y Siemens, durante décadas ha dependido del gas ruso para obtener energía abundante y barata. Sin embargo, esta dependencia se vio afectada drásticamente con la invasión rusa de Ucrania, generando una necesidad urgente de encontrar alternativas energéticas.
Un desafío considerable en este contexto ha sido la firme resistencia de Alemania a utilizar energía nuclear. En abril pasado, Alemania apagó sus tres últimas centrales nucleares, acto que muchos expertos consideran un error, dado que la energía nuclear podría ser una alternativa viable al gas natural y una forma de reducir la dependencia energética de Rusia.
El Poderío Nuclear de Rusia
Pero cuando hablamos de energía, es inevitable mencionar la omnipresencia de Rusia. Con 37 reactores nucleares, este país no solo es el cuarto en la lista global en cuanto a número de reactores, sino que también domina el mercado del combustible nuclear. Aunque las minas de uranio de Rusia solo representan el 5% de la producción mundial, Rosatom, la corporación estatal rusa de energía atómica, controla el 27% del proceso de conversión del uranio y un impresionante 46% de la capacidad de enriquecimiento de uranio.
La Alternativa Francesa
Francia emerge como una alternativa potencial al dominio ruso en el mercado del combustible nuclear. Este país tiene una rica tradición en energía nuclear, aunque enfrenta retos históricos. En las últimas décadas, el sector nuclear francés ha estado sumido en una crisis constante, enfrentando un problema tras otro.
Recientemente, un nuevo desafío ha surgido desde un lugar inesperado: Níger. Esta nación del Sahel, la última democracia en la región antes de un golpe de Estado reciente, es crucial para Francia debido a su papel como proveedor de uranio. Francia descubrió uranio en Níger en 1957 y, tras la independencia de Níger en 1960, París se aseguró el acceso prioritario a estos recursos a través de tratados específicos.
El Uranio de las Colonias: Una Historia de Dependencia
Hace 50 años, la crisis del petróleo hizo evidente la vulnerabilidad energética de muchos países occidentales. Para Francia, totalmente dependiente del petróleo extranjero para la mayor parte de su electricidad, esto fue un catalizador para activar el plan Messmer en 1974, cuyo objetivo era reducir dicha dependencia construyendo decenas de reactores nucleares. Pero ¿dónde conseguir el uranio necesario? La Comisión francesa para la Energía Atómica ya tenía una respuesta en mente: Níger.
Níger y Gabón fueron explotados extensivamente por Francia, a menudo bajo prácticas que ponían en riesgo la salud de los trabajadores y el medio ambiente. Las condiciones de explotación eran extremadamente favorables para Francia, que pagaba a Níger tasas ínfimas en comparación con las que pagaba en otros países.
Sin embargo, la corrupción y la inestabilidad política en Níger complicaron aún más la situación. Golpes de Estado y liderazgos autocráticos con inclinaciones a vender uranio a cualquier postor, incluyendo a regímenes potencialmente peligrosos, han marcado la historia de la explotación de uranio en Níger.
La Estrategia Actual de Francia
A pesar de esta compleja historia, Francia ha logrado diversificar sus fuentes de uranio, reduciendo su dependencia de Níger. Actualmente, la nación gala importa uranio de varios países, incluyendo Kazajistán, Uzbekistán, Australia y Namibia. Aunque el uranio de Níger constituía dos tercios de las importaciones en 2010, hoy representa solo el 20%.
Aunque la interrupción del suministro de uranio de Níger no afectaría gravemente al sistema energético francés, sí podría complicar la estrategia de Francia para convertirse en un actor clave en el mercado del combustible nuclear, rivalizando con el dominio ruso.
El Mercado Dominado por Rusia
Para entender el equilibrio en el mercado internacional del combustible nuclear, es crucial conocer el proceso de enriquecimiento del uranio. Tradicionalmente, Occidente ha utilizado la difusión gaseosa, un método sencillo pero muy costoso en términos energéticos. La planta de enriquecimiento de uranio de Francia, por ejemplo, consumía una inmensa cantidad de electricidad, alrededor del 4% de la producción total del país.
En contraste, la Unión Soviética y, más tarde, Rusia, adoptaron la técnica de centrifugación, mucho más eficiente energéticamente. Esta ventaja tecnológica ha permitido a Rusia mantener una posición dominante en el mercado global del combustible nuclear, suministrando incluso a países como Estados Unidos, independientemente de las tensiones geopolíticas actuales.
El «programa de megatones a megavatios» es un claro ejemplo de esta dependencia. Tras la caída de la Unión Soviética, uranio altamente enriquecido de ojivas nucleares se transformó en uranio poco enriquecido para su uso en plantas civiles en Estados Unidos. Esto, junto con la competitividad en costos de la tecnología rusa, llevó a la ruina a las instalaciones occidentales que utilizaban métodos más costosos.
Intocabilidad de Rosatom
Actualmente, Rosatom, la corporación estatal rusa, es un gigante intocable en el mercado global de la energía nuclear. Ni siquiera en medio de la guerra de Ucrania y las sanciones sobre otros sectores económicos rusos, Estados Unidos y la Unión Europea se han atrevido a sancionar a Rosatom. La razón principal es la dependencia crítica de Occidente en el uranio enriquecido ruso, el cual sigue siendo el más barato y el más abundante.
La Nueva Era Nuclear Francesa
Francia busca resurgir como un líder en la energía nuclear, no solo para satisfacer su demanda interna, sino también para ofrecer una alternativa a la hegemonía rusa. El país ya ha anunciado la construcción de seis nuevos reactores nucleares y evalúa ampliar la capacidad de su planta de enriquecimiento Georges Besse II en un 50%.
El objetivo es claro: aumentar la producción de uranio enriquecido para abastecer no solo a Francia, sino a otros países que buscan reducir su dependencia de Rusia. En esta línea, Francia evalúa invertir en nuevas minas de uranio en Mongolia y otros países, consolidando así su posición en el mercado global.
Sin embargo, la situación en Níger supone un desafío a esta ambición. Aunque Francia puede prescindir del uranio de Níger para su consumo interno, la necesidad de este recurso sigue siendo crucial para sus planes de exportación y competencia en el mercado global.
Conclusión: ¿Puede Francia Competir con Rusia?
Aunque Francia tiene una estrategia bien delineada para recuperar su posición en el mercado de la energía nuclear, el dominio de Rusia sigue siendo formidable. La historia, la tecnología y la economía de escala están del lado de Rusia. Aun así, la diversificación de fuentes y la capacidad de innovación pueden ofrecer a Francia una oportunidad real para competir.
El futuro de la energía nuclear está en juego, y la pregunta que queda es: ¿Podrá Francia llevar a cabo su estrategia y convertirse en un actor clave, o seguirá dominando Rusia el tablero de la energía global? Solo el tiempo dirá, pero sin duda estaremos atentos a cada movimiento en este apasionante juego de política y energía.
