¿La Riqueza de Latinoamérica Obstaculizó su Prosperidad?
El Principe de Asturias y el Estancamiento Económico de América Latina: Un Viaje al Pasado
El Príncipe de Asturias, un barco mercante español de principios del siglo XX, se ha convertido en un símbolo tanto de lujo como de una dura realidad para muchas personas que lo conocieron. Este artículo explora no solo la historia de este majestuoso vapor sino también el complejo contexto económico y social que lo rodeaba. Además, nos adentraremos en una teoría económica que propone una visión fascinante sobre el estancamiento de América Latina en el siglo XX.
El Príncipe de Asturias: Un Barco de Lujo y Desigualdad
Entre los años 1914 y 1916, el Príncipe de Asturias fue el mayor buque mercante de la Marina Española, comparable en su esplendor con otros renombrados navíos de la época como el Titanic. El interior del barco destacaba por su opulencia: librerías de caoba, asientos de cuero y suelos decorados con alfombras exquisitas. Sin embargo, en contraste con esta ostentación, se albergaba una realidad sombría.
Bajo los lujosos salones destinados a los pasajeros adinerados se encontraba la tercera clase, donde centenares de viajeros pobres pasaban semanas en condiciones insalubres y hacinados. Las enfermedades eran comunes, y la escasez de agua y comida era la norma. Mientras que el buque podía acoger hasta 150 personas en primera clase, albergaba hasta 500 personas en tercera clase, cuyos pasajes podían costar el equivalente a más de mil dólares actuales, una suma significativa considerando los ingresos de la época.
Un Negocio Rentable a Expensas de los Necesitados
Curiosamente, estos barcos eran rentables gracias a los pasajeros de tercera clase. Transportaban a un gran número de personas en condiciones deplorables, cobrando altos precios por los boletos. Pero ¿por qué tantas personas decidían embarcarse en estas travesías tan poco favorables?
Latinoamérica: La Tierra de Oportunidades del Siglo XX
En la primera mitad del siglo XX, muchos países de Latinoamérica, como Argentina, Chile o Venezuela, eran vistos como tierras de prosperidad, comparables o incluso superiores a algunas potencias europeas. América Latina se convirtió en el destino para miles de europeos que buscaban mejorar sus condiciones de vida. Españoles, italianos, franceses, e incluso alemanes, emigraban en busca del «sueño latinoamericano».
Sorprendentemente, hasta mediados del siglo, estos países latinoamericanos eran muy ricos, con Venezuela alcanzando en algún momento niveles de vida superiores a Alemania. Sin embargo, a partir de los años 50, algo cambió. La región entró en un estancamiento económico que parece haber afectado a toda Latinoamérica simultáneamente, pero ¿por qué?
¿Qué Condujo al Estancamiento Económico de América Latina?
Existen muchas teorías que intentan explicar este fenómeno, desde corrupción y populismo hasta problemas geográficos o rivalidades comerciales con Estados Unidos. Sin embargo, una de las teorías más intrigantes sugiere que el éxito inicial de estos países fue precisamente su perdición. Es decir, que murieron de éxito, sin saber gestionar su crecimiento económico de manera sostenible.
La Reunión en La Habana y el Principio del Declive
El 21 de noviembre de 1947, en La Habana, Cuba, un grupo de políticos influyentes, bajo la bandera de la ONU, tomó una decisión que marcó el inicio de los problemas económicos de Latinoamérica. Esta decisión fue la adopción del modelo de industrialización por sustitución de importaciones (ISI). ¿Pero qué es este modelo y por qué fracasó?
Latinoamérica: El Granero del Mundo
Entre el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, América Latina se consolidó como un gran productor de materias primas: la carne argentina, el café colombiano, el caucho brasileño y el cobre chileno, por nombrar algunos ejemplos. Estos productos fueron la base del éxito económico de la región.
El capitalismo del siglo XIX dividió al mundo en dos grandes bloques: Europa y Estados Unidos, dedicados a la producción industrial, y América Latina, enfocada en la producción de materias primas. Esta división permitió una época de armonía y prosperidad, que comenzó a desmoronarse entre los años 30 y 50 del siglo XX.
Los Estructuralistas: Cambio de Rumbo Económico
Raúl Prebisch y otros economistas estructuralistas proponían que Latinoamérica debía abandonar su dependencia de las materias primas y enfocarse en la industrialización. Aparentemente, esto iba en contra del modelo que hasta entonces había enriquecido la región. ¿Por qué entonces abogar por un cambio tan drástico?
Primero, los precios de las materias primas, especialmente las agrícolas, empezaron a bajar, haciendo que este sector fuera menos rentable. Segundo, el sector primario era muy volátil, susceptible a fluctuaciones debido a desastres naturales. En tercer lugar, la dependencia de industrias extranjeras para obtener maquinaria y tecnología significativa condenaba a la región a la vulnerabilidad.
La Reunión en La Habana y la Política ISI
Para abordar estos problemas, los líderes políticos de América Latina idearon el modelo de industrialización por sustitución de importaciones (ISI). Este modelo consistía en minimizar las importaciones de productos extranjeros y obligar a los ciudadanos a comprar productos manufacturados localmente.
Medidas y Consecuencias del ISI
Tres medidas principales definieron el modelo ISI:
- Altos aranceles y barreras comerciales para productos extranjeros, con excepciones para la importación de maquinaria y tecnología.
- Obstáculos a la inversión extranjera, favoreciendo la propiedad local.
- Subvenciones y beneficios fiscales para las empresas locales, junto con una política monetaria expansiva.
Estas medidas aumentaron notablemente la deuda pública y provocaron altos niveles de inflación. Además, las industrias locales, dependientes de subsidios y sin experiencia suficiente, rara vez lograron ser competitivas internacionalmente. La importación de tecnología no fue suficiente para compensar la falta de conocimiento técnico.
El Fracaso del Modelo ISI
El modelo ISI resultó ser un fracaso monumental. Las empresas públicas se convirtieron en nidos de corrupción, burocracia y contrataciones políticas. No lograron ser eficientes ni rentables. Las pequeñas y medianas empresas exportadoras se hundieron, agravando el problema.
Por otra parte, las industrias locales produjeron bienes de baja calidad y alto coste, incapaces de competir a nivel internacional. Este fracaso dejó a muchos países con enormes deudas y economías infladas artificialmente, lo que a su vez provocó crisis económicas recurrentes.
Comparación con el Modelo Asiático
Al mismo tiempo, en el Este Asiático, países como Corea del Sur y Taiwán utilizaban un enfoque diferente: la industrialización orientada a exportaciones (EOI). Este modelo promovía la competitividad internacional y la inversión extranjera, y resultó ser un éxito rotundo.
Irónicamente, lo que facilitó el éxito del modelo asiático fue la extrema pobreza de su población. Las devaluaciones monetarias favorecían a los productores locales y no imponían un alto coste a los trabajadores, como hubiera sido el caso en una Latinoamérica relativamente más rica.
El Legado del ISI en América Latina
El modelo ISI dejó un legado de desigualdad, corrupción y mala gestión económica en América Latina. Aunque hoy en día la región muestra signos de querer abrirse al comercio internacional, persisten muchas de las estructuras y mentalidades del pasado.
¿Puede América Latina superar este legado y replicar el éxito de los países asiáticos? Solo el tiempo y una serie de reformas estructurales profundas lo dirán. Lo que está claro es que el camino hacia la prosperidad es tortuoso y requiere un enfoque mucho más equilibrado y sostenible que el ofrecido por el ISI hace más de medio siglo.