Soluciones al Crítico Estado de las Infraestructuras en Estados Unidos

La Paradoja de la Infraestructura en Estados Unidos

Estados Unidos, un país que desde hace décadas encabeza la lista en términos de prosperidad, innovación y desarrollo tecnológico, enfrenta un problema tan paradójico como alarmante: la infraestructura pública. Este artículo se adentra en las profundidades de esta contradicción, explorando las razones detrás del colapso en mantenimiento y construcción de infraestructura pública en el país más poderoso del mundo.

El Imperio de los Sueños y de las Grandes Empresas

Estados Unidos es un país con una prosperidad inigualable. Sus salarios para trabajadores cualificados son estratosféricamente altos, y sus empresas siempre están a la vanguardia en innovación tecnológica. Desde Silicon Valley hasta las grandes universidades, esta nación ha liderado el mundo en múltiples frentes.

Es la tierra de grandes multinacionales como Ford, Boeing, McDonalds, Apple, Coca-Cola y Amazon. Estados Unidos ha sido la locomotora del mundo durante más de un siglo, impulsando grandes revoluciones económicas y atrayendo a millones de inmigrantes en busca del sueño americano.

Una Infraestructura en Ruinas

Pese a estos logros, el panorama de la obra pública en Estados Unidos es un desastre absoluto. La infraestructura está envejecida, mal conservada, y saturada. Un cuarto de todos los puentes sufre problemas graves de conservación, y una de cada siete presas requiere reparaciones críticas. Un estudio de la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles en 2016 estimó que el país necesitaba una inversión urgente de 2 billones de dólares para actualizar su infraestructura existente. Ocho años después, esa cifra seguramente ha aumentado.

El Caso del Metro de Nueva York

El sistema de metro más famoso del mundo también refleja este problema. Instalaciones deterioradas, suciedad y malos olores son algo común en el día a día. Y no se limita solo a los metros: los aeropuertos, carreteras, trenes y puentes también sufren el mismo mal. Es un problema nacional de proporciones gigantescas.

¿Falta de Inversión?

No es solo una cuestión de fondos insuficientes. Entre los años 60 y 80, la inversión en infraestructuras públicas se desplomó del 3% del PIB al 1%. En los últimos años apenas ha mejorado, situándose en un insignificante 0,7% del PIB. A pesar de esto, Estados Unidos sigue siendo uno de los grandes inversores en obra pública.

En 2021, el país invirtió más en carreteras y ferrocarriles que todos los países de la Unión Europea juntos. Además, el Congreso ha aprobado dos programas que verterán cientos de miles de millones de dólares adicionales en infraestructuras: la Ley de inversión en infraestructuras y empleo y la Ley de reducción de la inflación. Sin embargo, estos planes no cambiarán fundamentalmente el estado de las infraestructuras del país.

El Verdadero Problema: Costos Desorbitados

El auténtico problema radica en el costo exorbitante y la lentitud en la ejecución de la obra pública. Construir en Estados Unidos es extremadamente caro, y Nueva York es un buen ejemplo. La línea de metro de la Segunda Avenida se inauguró en 2017 y costó unos 2.400 millones de dólares por kilómetro. Esto es entre 8 y 15 veces más caro que proyectos similares en ciudades como Estocolmo, París, Tokio, Berlín o Madrid.

Problemas con la Mano de Obra

Uno de los factores que explican este sobrecosto es la sindicalización del sector. Los convenios incluyen restricciones como que los trabajadores deben ser del mismo estado o ciudad donde se realiza la obra, lo que impide la movilidad y reduce la productividad. Además, los costos laborales se inflan con exigencias como el pago del doble por trabajos en fin de semana y la contratación de puestos innecesarios.

Falta de Estandarización y «Diseño-Build»

Otra causa del excesivo costo de la obra pública en Estados Unidos es la falta de estandarización en los diseños. Cada estación de metro, por ejemplo, tiene un diseño único, lo que anula las economías de escala y los beneficios de aprendizaje. También se utiliza un sistema conocido como «design-build», donde la misma empresa que gana el concurso se encarga tanto del diseño como de la construcción, lo cual eleva los costos y reduce el control de calidad.

Burocracia y NIMBYismo

El retraso en los proyectos de infraestructura también es alarmante. Las obras pueden ser retrasadas o incluso detenidas por demandas y evaluaciones interminables. El movimiento «Not In My BackYard» (NIMBY), compuesto a menudo por jubilados activos en causas locales, puede frenar o complicar cualquier proyecto, lo que resulta en obras más costosas y menos eficientes.

El Ejemplo de California y San Francisco

El tren de alta velocidad de California es un ejemplo claro de estos problemas. A pesar de los 10 mil millones de dólares emitidos en bonos para financiarlo hace 14 años, no se ha construido ni un solo kilómetro de vías. Los costos totales se han disparado hasta 128 mil millones de dólares, una cifra comparable al costo del programa Apollo que puso al primer hombre en la Luna.

Otro ejemplo es el baño público en San Francisco que iba a costar 1,7 millones de dólares y necesitaría 3 años para ser construido. Esto muestra la combinación de altos costos y la lentitud en la ejecución que caracterizan la obra pública en Estados Unidos.

El Papel de las Administraciones Públicas

En Estados Unidos, las agencias públicas recurren a consultores privados que cobran sumas exorbitantes. El resultado es una obra pública exorbitantemente cara y lenta. A pesar de contar con grandes empresas, el país tiene algunas de las peores administraciones públicas del mundo desarrollado.

Estados con Mejores Resultados

No todos los estados presentan este problema en la misma magnitud. Texas y Arizona, por ejemplo, tienen resultados considerablemente mejores y menos problemas para sacar adelante grandes proyectos de infraestructura.

Conclusión: ¿Cómo Resolver el Problema?

El problema de la infraestructura en Estados Unidos no es solo una cuestión de cuánto se gasta, sino de cómo se gasta. Una serie de factores, desde la sindicalización de la mano de obra hasta la falta de estandarización en los diseños y la burocracia excesiva, contribuyen a que los costos sean desorbitados y las obras sean lentas. Para resolver este problema, Estados Unidos necesita reformar profundamente su sistema de obra pública.

La pregunta ahora es: ¿cómo se puede resolver este problema? ¿Cuáles son las soluciones más efectivas para una nación que tiene el potencial de ser una gallina de los huevos de oro para las constructoras si logra hacer las cosas un poco mejor?


Desde la perspectiva de Nueva York, representa un caso extremo pero ilustrativo de la situación. Mientras tanto, los ejemplos de Texas y Arizona muestran que con mejores prácticas, es posible lograr mejores resultados. Este es un llamamiento a la reflexión y al cambio: la infraestructura de Estados Unidos necesita urgentemente una modernización, pero no solo en términos de inversión, sino también de eficiencia y gestión.

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