El Éxodo Venezolano: La Mayor Migración del Siglo XXI
El Éxodo Venezolano: La Impactante Realidad de un País en Crisis
Aquí en Movilab ya os hemos hablado en varios vídeos de cómo Venezuela está atravesando sus horas más tristes. Sin embargo, nos faltaba por abordar una de las consecuencias más graves que está teniendo el gigantesco fracaso en el que se ha convertido ya la revolución bolivariana.
Amigos, ya no hay duda, no hay debate, Venezuela está a la deriva. Cada día que pasa la vida en este país resulta más y más difícil. Y es que, claro… con índices de violencia, pobreza e inflación situados entre los más altos del mundo y con una creciente industria del narcotráfico y el crimen organizado campando a sus anchas, son muchos, muchísimos los venezolanos que ya no encuentran más alternativa que poner tierra de por medio, es decir, marcharse y dejar atrás un país que se está viniendo abajo.
Ante una situación así, ¿alguno de vosotros tendría esperanza? Yo por lo menos trataría de escapar por todos los medios. Y eso, precisamente, lo que cada vez más venezolanos están haciendo, especialmente los más jóvenes.
¿De Qué Magnitud Estamos Hablando?
Ahora bien… puede que alguno de vosotros se esté preguntando, vale, Alberto, pero… exactamente, ¿De qué magnitudes estamos hablando? Pues… fijaos, según cálculos de Naciones Unidas, desde el año 2014 hasta junio de 2018, alrededor de 2.300.000 venezolanos ya se han marchado, han abandonado el país. Y ojo, porque los números, año tras año no paran de crecer. En otras palabras, la revolución bolivariana, se ha convertido en la causa del mayor éxodo de la historia de Latinoamérica.
El Éxodo
Las sociedades son entes en constante movimiento. A lo largo de la historia, ya sea por razones económicas o políticas, las migraciones han sido algo constante. Para lograr vivir mejor, para huir de una amenaza o simplemente para escapar de unas condiciones de vida que no son buenas, continuamente las personas se mueven de un sitio a otro.
Sin embargo, un momento, un éxodo es algo diferente. El término éxodo hace referencia a la emigración masiva de personas que se ven forzadas a dejar el lugar en el que viven. Es decir, no se trata de personas que sueñan con vivir mejor sino que tienen que marcharse incluso para poder sobrevivir. Por lo general, a lo largo de la historia las causas más habituales han sido los motivos políticos, raciales o religiosos.
Ejemplos Históricos de Éxodos
Tal vez el tipo de éxodo más repetido a lo largo de la historia ha sido el de personas que se vieron obligadas a abandonar sus casas porque otro grupo más fuerte se había hecho con el control y los expulsaba de forma violenta. Ahí está, por ejemplo, el éxodo del pueblo armenio en 1915 cuando cientos de miles de personas se vieron obligadas a escapar del Imperio Turco, un proceso que más tarde se ha conocido como el “genocidio armenio”. Otro caso podría ser el de decenas de miles de republicanos que ante la amenaza de sufrir represalias, torturas y condenas de todo tipo por parte del bando franquista, se vieron obligados a marcharse de España tras el fin de la Guerra Civil. O también lo ocurrido en la Segunda Guerra Mundial, o con las luchas por la independencia en países de África y Asia en la década de los 60.
Pues bien, en nuestros días hemos tenido dos casos, dos ejemplos muy claros: El primero ha sido producto de la Guerra Civil en Siria que, desde que comenzó en 2011 ha producido millones de personas desplazadas dentro y fuera de sus fronteras. El segundo caso es, precisamente, el de Venezuela. Y todo apunta a que va a terminar siendo mucho más grande que el de Siria.
El Éxodo Venezolano
Es muy importante entender qué está ocurriendo. Entender que los cientos y cientos de miles de venezolanos que están escapando… lo hacen no por gusto, sino por necesidad. A diferencia de los ejemplos que hemos visto, el éxodo venezolano no es fruto de ninguna guerra ni de ninguna ocupación de alguna fuerza extranjera, sino del hambre, el miedo y la miseria provocada por la revolución bolivariana. Según la última Encuesta de Condiciones de Vida, en 2018, el 87% de los venezolanos viven en condiciones de pobreza, más del 60% en condiciones de pobreza extrema. Son números propios del África subsahariana.
Lo paradójico de este caso, es que esta catástrofe humanitaria se produce en una de las potencias petroleras más importantes del mundo. La situación está empezando a ser tan grave, que ante la falta de medicamentos y equipos sanitarios dentro del país, enfermedades como el sarampión, la tuberculosis o la malaria, enfermedades que estaban erradicadas en este país no solo han re-brotado, sino que en algunos casos se están convirtiendo en auténticas epidemias.
El Impacto en la Salud Pública
Hay más de 100.000 pacientes con SIDA en riesgo debido a la falta de acceso a la medicación necesaria. La falta de medicamentos tiene unas consecuencias letales sobre la población. Pero es no es todo, Venezuela vive un problema de producción y abastecimiento tan grande que cada vez resulta más difícil adquirir productos alimentarios básicos. Por ejemplo, una lata de atún puede costar más de un salario mínimo.
Esto, es lo que explica que según datos de Naciones Unidas, mientras Diosdado Cabello y los demás gerifaltes de este régimen están gordos de comer Langostas, son ya alrededor de 1 millón y medio los venezolanos que sufren desnutrición. Y luego está la cuestión de la violencia, que tampoco es ninguna broma. Las estadísticas de homicidios, por ejemplo, se encuentran en niveles propios de un país en guerra civil.
Los atracos, los saqueos, las extorsiones y todos los demás delitos han hecho de este país un lugar muy peligroso para vivir. Y desde luego la policía bolivariana no ayuda. Más del 40% de los delitos de julio fueron cometidos por funcionarios policiales.
La Huida Desesperada
Con este panorama no nos puede extrañar que tan solo en los últimos tres años, dos millones de venezolanos hayan abandonado el país por mar, aire y tierra. Las enormes hileras de venezolanos caminando, paso a paso, hacia la frontera son una imagen recurrente. Los que huyen a pie, que son la mayoría, a veces toman autobuses, automóviles o mulas, pero últimamente son muchos los que se echan a caminar con la meta de llegar a Colombia, Brasil y Ecuador, en primer lugar, y luego tal vez, desde allí, alcanzar Perú, Chile o Argentina.
La travesía es difícil no solo por el cansancio o por lo que dejan atrás – familias, amigos, su casa – sino que en muchos casos son víctimas de estafadores, ladrones, etcétera. Por fortuna, hasta ahora, el resto de países latinoamericanos han demostrado una gran solidaridad y han permitido prácticamente sin restricciones la entrada a cientos de miles de venezolanos. Sin embargo, este panorama podría cambiar. Recibir a tanta gente de golpe no siempre es fácil, mucho menos si además los receptores no son países precisamente ricos.
Una Enorme Presión
Algunos países latinoamericanos están empezando a sentir una enorme presión. El éxodo de venezolanos es tan grande que en algunos casos se enfrentan a verdaderos problemas de capacidad. Por ejemplo, en la estado fronterizo de Roraima, en Brasil, el número de venezolanos que asisten a los centros médicos ha pasado de 700 en el año 2014 a más de 50.000 en 2017. Tan solo en los tres primeros meses de 2018 el número ha sido de más de 45.000.
En Colombia el número de venezolanos supera ya ampliamente el millón de personas, en Perú son más de 400.000 y en Ecuador casi un cuarto de millón. La ola es tan grande que tan solo en lo que llevamos de 2018, a Ecuador han llegado más de 4.000 venezolanos cada día. Muchos de ellos, luego se van a otros países… países como Chile que en los seis primeros meses, entre enero y junio ha recibido a casi 150.000 venezolanos.
Medidas para Controlar el Flujo Migratorio
Todo esto está provocando que los países más afectados comiencen a establecer algunas medidas para reducir todo este enorme caudal de personas. El gobierno de Brasil, por ejemplo, ha anunciado el despliegue de militares en la frontera y ha dicho que está estudiando establecer cupos, es decir, un número máximo de personas que puedan ingresar al país. Por su parte Ecuador y Perú han comenzado a exigir la presentación de pasaportes…
Conseguir un pasaporte en la Venezuela de Nicolás Maduro es complicado por el laberinto burocrático y por la simple escasez de papel para expedirlos. Muchos funcionarios hacen negocio vendiéndolos en el mercado negro, donde un simple pasaporte, cuyo precio oficial es de apenas 18,86 bolívares soberanos – unos 20 centavos de dólar – puede costar entre 700 y 5.500 dólares… en función de la prisa que tengas o del dinero del que disponga el comprador. Para los que tienen la suerte de tener ya un pasaporte, cuando caduca pueden prorrogar su vigencia por dos años más con un sello – porque otro pasaporte nuevo no te van a dar – pero este trámite salvo que acudas al mercado negro, es bastante lento, puede llevar hasta tres meses.
El Reto de América Latina
Por primera vez, América Latina se enfrenta a un serio problema en sus fronteras. Y no es un problema fácil. Por un lado no se puede impedir el paso a los venezolanos, es una cuestión humanitaria y todavía hay margen, mucho margen. Pero es evidente que de seguir así las cosas serán cada vez más los que traten de escapar del país… y eso es todo un reto. Aquí es necesario que todos los países latinoamericanos trabajen de forma coordinada y reciban el apoyo de la comunidad internacional. El pueblo venezolano lo merece.
Para ser justos, el esfuerzo y la solidaridad demostrada por muchos de los países de la región han sido extraordinarios. Todo un ejemplo de unidad latina.
Por cierto… un último apunte… Los venezolanos de a pie no son los únicos que se están marchando. En los últimos años, muchos venezolanos que hicieron fortuna durante todo este oscuro periodo de la revolución bolivariana, así como las familias de muchos altos cargos se han marchado… claro que con la cartera bien llena. Exministros de Chávez ocultaron 2.000 millones en Andorra, y varios empresarios y ex altos cargos han invertido en casas de lujo y fincas para cacerías en España.
El éxodo venezolano representa una de las tragedias humanitarias más grandes de nuestro tiempo. La comunidad internacional debe tomar nota y actuar en consecuencia para proporcionar el apoyo necesario a los países que están recibiendo a estos migrantes y, por supuesto, al pueblo venezolano que enfrenta esta crisis con valentía y resiliencia.