¿Puede el Islamismo Desafiar la Integridad de Rusia? (La Amenaza Oculta para Putin)
La Influencia del Yihadismo en la Desintegración de Rusia
Desde que estalló la guerra en Ucrania, los analistas han estado intentando prever qué podría suceder una vez que termine el conflicto, si es que esto ocurre algún día. Entre las posibles proyecciones, algunas voces han sugerido una eventual desintegración de Rusia como país unificado. Aunque muchas de estas teorías pueden ser consideradas como estimaciones extremas o propaganda, lo cierto es que algunas tendencias subyacentes son innegables y tienen implicaciones significativas.
La Influencia Musulmana en Rusia
Una de las teorías más inesperadas y llamativas es la posible contribución del yihadismo a la desintegración de Rusia. A primera vista, la relación entre yihadismo y Rusia puede parecer extraña, pero la realidad es que aproximadamente el 15% de la población rusa es musulmana. Se prevé que esta cifra pueda superar el 20% para el año 2030. Con una población musulmana en crecimiento que, en pocos años, podría superar los 25 millones de habitantes, este tema no puede ser ignorado.
El islam es la religión mayoritaria en varias regiones de Rusia. En particular, las repúblicas autónomas del Cáucaso Norte, Tartaristán y Bashkortostán son territorios con mayoría musulmana. Aunque Rusia se define como un Estado laico, la influencia religiosa se siente considerablemente en la política nacional. Por ejemplo, el Cristianismo ortodoxo, apoyado por figuras como el Patriarca Kirill, tiene una presencia significativa y ha crecido en peso en los últimos años gracias al impulsor Vladimir Putin.
El Emirato del Cáucaso: Una Historia de Radicalización
El islam llegó al territorio de la actual Rusia en el siglo VII, extendiéndose principalmente por el Cáucaso. A lo largo de los siglos, el islam ha enfrentado diversas campañas de represión, hasta que con la caída de la Unión Soviética volvió a resurgir con fuerza. Surgieron instituciones musulmanas y numerosas madrassas y universidades islámicas. El islam es tan importante que está reconocido en la Constitución Federal de Rusia como una de las cuatro religiones tradicionales del país.
La historia del Emirato del Cáucaso es un ejemplo destacado del movimiento yihadista en Rusia. Creado en 2007 por Dokú Umárov, este emirato fue un intento de establecer un nuevo Estado independiente regido por la Sharía, que abarcara todo el Cáucaso Norte. Aunque menos impactante que el Estado Islámico en Oriente Medio, este movimiento fue un gran desafío para Putin. Si el Emirato se hubiera convertido en un Estado, habría sido más grande en territorio y población que Georgia, Armenia y Azerbaiyán juntos.
Sufismo vs. Salafismo
Para entender el reto que supone el yihadismo en Rusia, es esencial comprender las principales divisiones dentro del islam. El islam se divide principalmente en dos grandes familias: los sunitas y los chiitas. Esta división tiene sus raíces en la sucesión del profeta Mahoma. Dentro del sunismo, que es mayoritario en Rusia, existen otras divisiones importantes como el sufismo y el salafismo.
El sufismo pone énfasis en la vida espiritual y personal, buscando una relación mística con Alá. Por otro lado, el salafismo es muchísimo más fundamentalista, centrado en la pureza de la doctrina y practicando la yihad. Esta última rama ha ganado fuerza en el Cáucaso desde las guerras en Chechenia. A nivel global, el salafismo se ha expandido con la ayuda financiera de Arabia Saudí, lo que ha facilitado la construcción de mezquitas y la radicalización en distintas partes del mundo.
La Respuesta de Moscú al Yihadismo
Tras la caída de la Unión Soviética, la religión volvió a formar parte de la sociedad rusa, y el Cristianismo ortodoxo ha tenido un crecimiento significativo. Se financió generosamente a la Iglesia ortodoxa y se le otorgaron múltiples privilegios, lo que generó tensiones con la comunidad musulmana. Se estima que en Moscú hay entre dos y cuatro millones de musulmanes, pero apenas tienen un puñado de mezquitas públicas de libre acceso.
Moscú ha buscado mantener buenas relaciones con los musulmanes rusos apoyando al islam institucionalizado, particularmente en su variante sufí. Financia instituciones musulmanas como el Consejo Ruso de los Muftis y la Junta Central de Clérigos Musulmanes. Además, ha habido esfuerzos para extender la educación del islam sufí, incluyendo centros de reeducación para excombatientes yihadistas.
Acción militar y represión
La respuesta más efectiva de Moscú al salafismo ha sido la acción militar. A finales de los años 90 y principios del nuevo siglo, se aprobaron leyes sobre asociaciones religiosas y la lucha contra el terrorismo, movilizando a miles de soldados en el Cáucaso Norte. Además, se forjaron acuerdos con líderes locales para combatir juntos el yihadismo. Sin embargo, factores como la falta de financiación y recursos también han jugado un papel importante en la disminución del yihadismo en Rusia. Desde la aparición del Estado Islámico en Siria e Irak, gran parte del financiamiento y los combatientes yihadistas se dirigieron hacia allí, debilitando al Emirato del Cáucaso.
A pesar de la disminución del Emirato del Cáucaso en 2016, el salafismo sigue siendo popular entre la juventud caucásica. Las condiciones económicas difíciles y la falta de oportunidades en la región continúan alimentando esta ideología radical. No solo en el Cáucaso, sino también en Tartaristán, otra república autónoma dentro de Rusia, han surgido grupos yihadistas.
Possibles Futuros Desafíos
Aunque Rusia ha logrado contener el yihadismo hasta ahora, las sanciones económicas y las difíciles condiciones creadas por la guerra en Ucrania podrían cambiar la situación. Si la economía sigue deteriorándose y aumenta el flujo de jóvenes muertos en el frente, podría avivarse tanto el salafismo como los deseos secesionistas en las regiones musulmanas de Rusia.
Mantener territorios ampliamente islámicos bajo el control de un Estado que cada vez se liga más a otra religión, el Cristianismo ortodoxo, no es una tarea fácil. Una población joven y pobre de más de 25 millones de musulmanes con una identidad tan diferente a la de Moscú podría convertirse en una verdadera amenaza para la cohesión de la Federación Rusa. En definitiva, Rusia enfrenta un desafío complejo y multifacético que podría determinar el futuro de su unidad nacional.
Conclusión
La situación en Rusia es un delicado equilibrio de fuerzas y tensiones, con el salafismo y el yihadismo representando una amenaza potencial significativa. Si bien la mano dura de Putin y las estrategias de contención han sido efectivas hasta ahora, el contexto actual podría cambiar las tornas. La presión económica, social y militar podría ser el catalizador que reactive las fuerzas secesionistas y radicales dentro de la Federación Rusa, poniendo a prueba su solidez como Estado unificado.