«Embargo al PETRÓLEO RUSO: El Impacto Decisivo Contra Putin»

La Estrategia Global para Bloquear las Exportaciones Petroleras de Rusia

¿Pueden los aliados detener la mayor exportación de Rusia? ¿El mundo es capaz de prescindir del petróleo ruso? Estos cuestionamientos son cada vez más pertinentes en el contexto actual de tensiones geopolíticas, sanciones y conflictos. Analicemos la situación y las posibles implicaciones en detalle.

El Coloso Petrolero que es Rusia

Se habla a menudo del gas natural debido a la alta dependencia de Europa, pero es crucial recordar que Rusia es, ante todo, un inmenso exportador de petróleo. Para ponerlo en perspectiva, en 2021, Rusia exportó petróleo crudo y productos derivados – gasolinas, diesel, queroseno, y semi refinados – por un valor aproximado de 180 mil millones de dólares. Esto es más del triple comparado con sus exportaciones de gas natural, que generaron unos 55 mil millones de dólares.

Diariamente, Rusia exportaba en promedio unos 4.5 millones de barriles de crudo y alrededor de 3 millones de barriles de productos refinados. Estas cifras posicionaron a Rusia como el segundo mayor exportador de petróleo en el mundo, sólo por detrás de Arabia Saudí. Un dato relevante es que el 70% de todas sus exportaciones de crudo fueron destinadas a Europa y Estados Unidos.

El Objetivo de Estados Unidos

Estados Unidos ha identificado y puesto en su objetivo el petróleo ruso para intentar doblegar la economía de Rusia. Este enfoque ha causado bastante confusión en los medios. Algunos sugieren que bloquear o embargar el petróleo ruso requeriría encontrar una fuente alternativa que proporcione al mundo 11 millones de barriles diarios. Pero esto no es del todo cierto.

Aunque Rusia produce alrededor de 11 millones de barriles de petróleo cada día, una parte significativa es para consumo interno. Para golpear fuertemente su economía, no es necesario sustituir todas sus exportaciones de petróleo; bastaría con que una parte de ellas se quedara fuera del mercado. Teniendo presente que casi un 40% de todos los ingresos del gobierno ruso dependen directamente de las exportaciones de petróleo y gas, un recorte significativo podría tener repercusiones profundas.

La Guerra y Cambios Geopolíticos

El contexto de la guerra ha alterado completamente el escenario. Inicialmente, las sanciones excluían al sector energético y la operativa bancaria que permitía las transacciones de compra-venta de petróleo. Esto se ve reflejado en entidades como Gazprombank, el tercer mayor prestamista del país, que gestiona las transacciones de Gazprom, el gigante del gas ruso. Este banco no ha sido excluido del sistema Swift ni se le han restringido las operaciones con dólares.

No obstante, pese a estas exclusiones, muchos bancos, refinerías, petroleras y armadores navieros han reaccionado frente a la invasión y las sanciones internacionales, rehusando operar con entidades rusas. Esta reacción se ha basado en el riesgo reputacional y el miedo a ser afectadas por las sanciones. La invasión de Ucrania ha convertido el petróleo ruso en un producto tóxico.

Consecuencias Inmediatas

La reacción global frente al petróleo ruso se ha reflejado en hechos como la noticia de Shell dejando de comprar petróleo y gas ruso el 8 de marzo de 2022. Según diversas consultoras energéticas, un 70% del petróleo ruso comenzó a enfrentar problemas para encontrar compradores tras el estallido del conflicto militar. Como resultado, las exportaciones rusas de petróleo podrían haber caído un 35% para el crudo y un 50% para los productos procesados en las primeras semanas de marzo, lo que equivale a una reducción diaria de aproximadamente 1.7 millones de barriles de crudo y 1.3 millones de barriles de productos refinados.

Además, el rechazo hacia el petróleo ruso ha llevado a venderlo con un descuento significativo. Por ejemplo, el petróleo de los Urales se está ofreciendo en el mercado con descuentos de más de 18 dólares por barril. Si la guerra y las sanciones continúan, el Instituto de Estudios Energéticos de la Universidad de Oxford estima que las exportaciones rusas podrían caer en torno a 3.2 y 4 millones de barriles por día, aproximadamente el 50% de sus exportaciones combinadas de crudo y productos procesados.

Alternativas y Soluciones para Europa y Estados Unidos

Ante la falta de suministro global, Rusia podría intentar colocar su petróleo aplicando fuertes descuentos, lo que mitigaría el golpe pero no lo evitaría por completo. Precisamente por eso, los aliados, y en particular el gobierno de Estados Unidos, están desesperados por aumentar la producción mundial de petróleo de manera rápida y significativa.

La administración de Joe Biden está buscando con urgencia nuevas fuentes abundantes de petróleo para poder implementar una de las sanciones más duras: un embargo petrolero sobre Rusia. Incluso si se limitara únicamente al petróleo crudo y no a los productos procesados, este embargo podría devastar la economía rusa, llevándola casi a la Edad Media económica.

El Desafío Estratégico de Biden

La política energética de Joe Biden, centrada en acelerar la transición hacia fuentes limpias, ha colisionado con la realidad de la invasión de Ucrania. La promesa de excluir a la industria petrolera de su agenda gubernamental se ha visto alterada significativamente.

Desde que asumió el cargo, Biden ha implementado una serie de órdenes ejecutivas que restringen la industria petrolera, incluyendo la suspensión de operaciones en el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico, la cancelación de oleoductos importantes y una moratoria en nuevos contratos de arrendamiento de tierras y aguas federales para la explotación de petróleo. Estas medidas han enviado un mensaje claro a la industria norteamericana: no merece la pena invertir grandes cantidades de recursos en el sector, debido a la hostilidad gubernamental.

La producción actual de Estados Unidos es de aproximadamente 11.6 millones de barriles por día, que es 1.5 millones de barriles menos que antes de la pandemia. Sin estas restricciones, es probable que los precios del petróleo fueran significativamente más bajos.

Cuatro Estrategias para Reemplazar el Petróleo Ruso

Para compensar la pérdida del petróleo ruso, la Administración Biden está explorando cuatro estrategias principales.

1. Fortalecer la Industria del Fracking

La Administración podría cambiar su discurso, agilizar permisos, facilitar financiación barata y derogar la Ley Jones, que limita el movimiento de mercancías entre puertos del país a barcos con bandera estadounidense. Estas acciones podrían incrementar la producción en más de un millón de barriles diarios durante 2022.

2. Viejos Socios de Oriente Medio

Arabia Saudí y Emiratos Árabes son cruciales en esta ecuación. Estos países pueden incrementar rápidamente sus exportaciones, y aunque las relaciones con la Casa Blanca no son las mejores, los esfuerzos están en curso para mejorar la situación.

3. Buscar Treguas con Enemigos

Washington busca acercamientos con Irán y Venezuela. Levantar algunas sanciones a Irán podría añadir 1.4 millones de barriles diarios al mercado. En cuanto a Venezuela, su infraestructura petrolera está dañada, pero aún podría agregar una cantidad significativa.

4. Usar Reservas Estratégicas

Estados Unidos y sus aliados podrían liberar entre 100 y 150 millones de barriles de petróleo de sus reservas estratégicas para aliviar las tensiones mientras se incrementa la producción. Las reservas estratégicas de Estados Unidos ascienden actualmente a 575 millones de barriles.

Desafíos y Perspectivas Futuros

Además de estas medidas, la débil situación económica de China y el incremento del precio de las materias primas podrían ralentizar la economía global, reduciendo así la demanda de petróleo y dando algo de margen a la estrategia. Sin embargo, imponer un embargo petrolero a Rusia, incluso de manera parcial, podría ser decisivo para tambalear aún más su economía. Washington y sus aliados deben seguir trabajando para lograr este reemplazo.

Aunque no es una tarea sencilla, los esfuerzos colectivos podrían llevar a un escenario donde las exportaciones de petróleo ruso sean significativamente reducidas. La búsqueda de alternativas viables sigue siendo prioridad para los aliados occidentales en su lucha contra la agresión rusa y su independencia energética.

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