El Impacto del KPOP en la Política de Corea: Cómo la Música se Convierte en Poder Diplomático
La Influencia de los Países Pequeños en el Escenario Internacional
Solemos pensar que el mundo está configurado en torno a un grupo de enormes potencias que manejan los hilos de todo. Estados Unidos, China, y hasta hace poco, Rusia, tal vez en el futuro India. Pero, ¿y si te dijera que hay países mucho más pequeños y, aparentemente, inofensivos que de repente consiguen una gigantesca influencia a escala global? ¿Qué pasa si hablamos de países que ni son los más ricos del mundo, ni tienen armas nucleares, grandes ejércitos, o mucha población, y que a pesar de todo han conseguido hacerse un hueco en el tablero geopolítico internacional?
En este artículo, exploraremos varios ejemplos de países que están logrando influir en el mundo de maneras sorprendentes utilizando el poder blando. El poder blando consiste en ser capaces de impactar, influir y persuadir a personas de todo el mundo para cumplir con determinados objetivos. Para ello, se utilizan elementos como la cultura, los valores, la innovación, el deporte, la diplomacia, y, a veces, la filantropía. Contrario al poder duro, que se ejerce a través de la coerción, el uso de la fuerza o las amenazas y chantajes económicos, el poder blando depende de la persuasión y la atracción.
El Surgimiento del ‘K-Power’
Uno de los países que más ha aumentado su influencia internacional y mejorado su imagen exterior en los últimos tiempos es Corea del Sur. Si bien ya hemos hablado de este país en varios aspectos políticos, económicos, militares y sociales, lo que nunca habíamos discutido es cómo este país se ha convertido tan rápido en uno de los más populares del mundo. Desde el K-Pop hasta el éxito de «El Juego del Calamar» y «Parásitos», Corea del Sur ha logrado un impacto cultural global que muchos otros países solo pueden soñar.
Pero el éxito surcoreano no solo se debe a las industrias del entretenimiento. También incluye una notable política de estado y estrategias bien ejecutadas. En 1998, el presidente Kim Dae Jung anunció el primer plan de apoyo a la industria Hallyu, triplicando el presupuesto público destinado a la industria cultural en solo tres años. Este apoyo condujo a que la siguiente administración continuara las inversiones, estableciendo leyes y agencias para promover contenidos culturales dentro y fuera del país.
Curiosamente, la verdadera clave del éxito no fue solo el apoyo económico del gobierno, sino el hecho de que el proceso fue dirigido y gestionado por empresas y productoras privadas que buscaban beneficios. Esta fusión de dinero gubernamental y competencia privada creó una industria cultural altamente competitiva e impresionante. Como resultado, la cultura ha surgido como un elemento indispensable de la competitividad nacional y un recurso valioso que produce valor añadido.
Impacto Turístico y Educativo
Esta estrategia ha tenido un notable impacto económico y también ha mejorado la imagen de Corea del Sur internacionalmente. Entre 1995 y 2019, el número de turistas creció un 367%, y el coreano se ha convertido en un idioma cada vez más estudiado, con una explosión de aspirantes al examen TOPIK. Estas cifras subrayan el éxito del enfoque de Corea del Sur, que combina el poder blando con esfuerzos empresariales privados.
El resultado es una economía surcoreana que no solo gana en visibilidad sino también en ingresos. Además, esta estrategia de poder blando también contribuye a la estabilidad política y a los intercambios comerciales y diplomáticos. En un mundo donde las cosas que conocemos y valoramos nos importan más, Corea del Sur ha hecho de su cultura una valiosa herramienta diplomática.
Qatar y el Poder de la Billetera
Aparte de la cultura y el entretenimiento, la influencia también puede ser comprada, al menos en cierta medida. Un ejemplo claro es Qatar. Este pequeño pero riquísimo país ha utilizado su vasta riqueza en hidrocarburos para ganar una influencia desproporcionada en todo el mundo. A través del Qatar Investment Authority, el país invierte sus ingresos petroleros en más de 80 países, incluyendo propiedades inmobiliarias, infraestructuras críticas, y participaciones en grandes multinacionales.
Además de esto, Qatar también hace uso del deporte para aumentar su visibilidad e influencia. Poseen el París Saint Germain y controlan medios de comunicación como Al Jazeera. Todo esto convierte a Qatar en un actor importante en la política y economía internacional, a pesar de su pequeña población.
Influencia Política y Militar
El dinero de Qatar no solo busca rentabilidad, sino también influencia política y económica. Controlar medios de comunicación y grandes clubes de fútbol, junto con infraestructuras críticas y paquetes de acciones en multinacionales, asegura que Qatar siempre sea bien recibido en cualquier mesa de negociación. Incluso acciones de corte estrictamente político, como el apoyo a los Hermanos Musulmanes, y militar, como la base estadounidense en Medio Oriente, juegan un papel en la influencia de Doha. Utilizando inteligentemente sus recursos disponibles, Qatar se ha convertido en una fuerza a tener en cuenta.
Reyes de Corazones: Canadá y Cuba
Otra manera de ganar influencia es convirtiéndose en abanderado de causas justas y proyectos políticos. Ejemplos interesantes son Canadá y Cuba, aunque juegan en esferas geopolíticas totalmente diferentes. Canadá, por ejemplo, ha promovido las libertades civiles y la protección del medio ambiente. Firmando y promoviendo importantes tratados internacionales, Canadá ha logrado una considerable influencia mundial que afecta positivamente a su economía y relaciones diplomáticas.
En contraste, Cuba, un país pobre y una dictadura comunista, ha utilizado estrategias populistas para expandir su influencia en América Latina. Desde los médicos cubanos hasta la promoción de partidos políticos y grupos de presión social, Cuba ha cultivado una red de apoyo que garantiza la existencia del régimen. Esta red incluye países cercanos con similar idioma y cultura, facilitando así las relaciones diplomáticas y de intercambio.
Impacto Social y Diplomático
Al adoptar estas estrategias, tanto Canadá como Cuba han logrado mejorar sus imágenes internacionales y ganar influencia. Los tratados y políticas canadienses no solo mejoran su imagen sino que incrementan sus intercambios diplomáticos y comerciales. Mientras tanto, Cuba utiliza su reputación y red de apoyo para mantenerse relevante en la región e influir en la política Latinoamericana.
Conclusión
Queda claro que hay muchas maneras de ganar influencia internacional a pesar de no ser una gran potencia. Desde los contenidos culturales de Corea del Sur hasta las inversiones económicas de Qatar y las políticas de Canadá y Cuba, el poder blando se manifiesta de diversas formas. Con creatividad y una buena visión global, cualquier país puede convertirse en una gran potencia en términos de influencia geopolítica.
Es fascinante observar cómo estos ejemplos han cosechado grandes beneficios con sus estrategias, demostrando que el tamaño no siempre es determinante en el juego de poder a nivel global. La clave está en utilizar los recursos disponibles de manera innovadora y estratégica para ganar un lugar destacado en el escenario internacional.