«Estrategias Efectivas de Chile y Japón para Combatir Terremotos y Proteger sus Ciudades»
Terremotos: Un Fenómeno Naturales Devastador
Los terremotos están entre los fenómenos naturales más impactantes y destructivos de la historia de la humanidad. Han sido responsables de la destrucción de ciudades enteras y la pérdida de millones de vidas. Aunque no es nuevo, lo que sí ha cambiado es nuestra capacidad para resistirlos, sobrevivir y hacer que nuestras infraestructuras sean cada vez más seguras. Este avance reciente en la prevención y mitigación de desastres es un logro significativo. En este contexto, dos países destacan por su experiencia y necesidad: Chile y Japón.
Chile y Japón: Dos Países en el Epicentro de la Actividad Sísmica
Chile y Japón son los dos países más sísmicamente activos del planeta. Juntos, concentran aproximadamente el 40% de todos los movimientos sísmicos del mundo. Chile, de hecho, ostenta el récord del terremoto más potente jamás registrado, el Terremoto de Valdivia en 1960, con una magnitud de 9.5 en la escala de Richter.
Ambos países se encuentran en el Cinturón de Fuego, una franja de 40,000 kilómetros en el Pacífico que es la región más activa sísmica y volcánicamente del planeta. En esta región, las placas tectónicas subducen, una se introduce bajo la otra, generando zonas de subducción. Cuando estas placas acumulan mucha energía y se liberan de golpe, generan terremotos extremadamente fuertes.
El Cinturón de Fuego: La Zona Más Sísmica del Mundo
El Cinturón de Fuego es responsable del 90% de todos los terremotos en el mundo y el 80% de los más poderosos, conocidos como «megathrust». La actividad sísmica de Japón y Chile es sorprendentemente similar en magnitud y duración, lo que les ha enseñado la importancia de adaptarse para sobrevivir.
Lecciones Aprendidas a Base de Golpes
Los terremotos más destructivos tienen consecuencias devastadoras, pudiendo terminar con la vida de decenas de miles de personas en minutos. Chile y Japón han avanzado significativamente en la prevención de desastres sísmicos debido a las terribles tragedias que han vivido. Han aprendido que invertir más al inicio puede ahorrar vidas y reducir costos de reconstrucción a largo plazo.
Para ilustrar esto, recordemos el devastador terremoto de Japón del 11 de marzo de 2011. Este terremoto de magnitud 9.1 originado en la Prefectura de Miyagi sacudió gran parte del país, incluyendo la capital, Tokio. El terremoto y el posterior tsunami dejaron casi 16,000 fallecidos y más de 6,000 heridos. Este evento también desencadenó el desastre nuclear de Fukushima.
El Gran Desafío de Tokio
Se estima que hay un 70% de probabilidad de que un megaterremoto golpee Tokio en los próximos 30 años. Aunque el 85% de los edificios de Tokio se consideran resistentes, los 16,000 hectáreas de edificios de madera en la capital representan un gran riesgo. Gasoductos rotos pueden causar incendios masivos, destruyendo hasta 600,000 edificios.
Resiliencia en Chile
En Chile, el terremoto de 2010 tuvo un impacto considerable. Este terremoto de magnitud 8.8 afectó al 70% de la población, pero gracias a las regulaciones antisísmicas, solo dos edificios altos se desplomaron en Santiago. Las inversiones en infraestructura resiliente y sistemas de alerta temprana han sido claves para minimizar las víctimas.
Prevención Activa y Pasiva: Dos Enfoques Complementarios
En la prevención de desastres sísmicos, hay dos tipos de medidas: activa y pasiva. La prevención activa implica sistemas de alerta temprana y evacuación en caso de terremotos o tsunamis. Un ejemplo es el Sistema de Advertencia y Mitigación de Tsunamis del Pacífico, creado a raíz del terremoto de Valdivia en 1960.
La prevención pasiva, por otro lado, se enfoca en la construcción de infraestructuras que minimicen los daños y las víctimas. Japón es líder indiscutible en este campo. A pesar de que la primera normativa antisísmica en Japón data de 1924, las normativas actuales, kyu-taishin y shin-taishin, han sido reforzadas con el tiempo, priorizando la flexibilidad y resistencia de las estructuras.
El Caso de Japón
Las normativas japonesas exigen estructuras de acero, más flexibles y resistentes que el hormigón. Además, algunos edificios cuentan con vigas transversales que absorben la energía del terremoto y amortiguadores sísmicos en la base. Japón ha invertido más de 25 mil millones de dólares en sensores sísmicos terrestres, creando una red densa y fiable.
La Realidad en Chile
En contraste, la normativa en Chile se centra más en evitar que los edificios se derrumben. Aunque menos estricta que en Japón, ha logrado preservar vidas cuando se cumple rigurosamente. Sin embargo, construir un edificio tan resistente como los japoneses puede costar entre un 10 y 15% más, elevando los precios de las viviendas nuevas y seguras.
El Enemigo Silencioso: La Corrupción
La corrupción es una amenaza grave en la seguridad contra terremotos. Japón y Chile, aunque en mejor posición que otros países, no están exentos. Un ejemplo es el caso de la KYB Corporation en Japón, que falseó datos sobre la calidad de sus amortiguadores sísmicos, afectando incluso a estructuras emblemáticas como el Tokyo Sky Tree.
A pesar de la corrupción ocasional, ambos países se destacan por su cumplimiento de las normativas antisísmicas. Chile es notablemente más seguro que otros países de Latinoamérica, como México, donde la corrupción y la negligencia generan derrumbes y numerosas víctimas en cada terremoto.
Conclusión: Un Camino de Aprendizaje y Adaptación
Chile y Japón, a través de arduas lecciones y grandes inversiones, se han convertido en modelos de preparación sísmica. La prevención activa y pasiva, junto con una fuerte adherencia a las normativas, han demostrado ser efectivas para minimizar los daños y salvar vidas. Otros países sísmicos deben seguir su ejemplo y tomar medidas proactivas para proteger a sus ciudadanos.
En última instancia, la clave es la adaptación continua y el constante mejoramiento de las infraestructuras y sistemas de alerta. La preparación puede hacer toda la diferencia entre la vida y la muerte ante estos poderosos fenómenos naturales.