¿Cómo se Enriqueció Japón? La Clave de su Exitoso Crecimiento Económico
El Auge de Japón Tras la Segunda Guerra Mundial
El 15 de agosto de 1945, Japón aceptó oficialmente su rendición tras haber sufrido los devastadores efectos de las bombas nucleares lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki. Este evento marcó el final de la Segunda Guerra Mundial para Japón, un país destrozado no solo económicamente, sino también socialmente, habiendo perdido a más de tres millones de sus ciudadanos. En ese momento, Japón se encontraba en una situación de derrota total y pobreza extrema. Sin embargo, en unas pocas décadas, logró convertirse en una de las mayores potencias económicas del planeta. La gran pregunta es: ¿cómo lo lograron?
El Secreto del Éxito: Compromiso y Determinación
Para entender cómo Japón logró recuperarse tan rápidamente después de la devastación de la Segunda Guerra Mundial, es fundamental explorar tres claves principales que impulsaron su asombroso renacimiento. Estas claves no solo ayudaron a Japón a reconstruirse, sino que también sentaron las bases para un crecimiento económico espectacular.
La Clave del Ahorro
Una de las características más notables de la recuperación japonesa fue su enorme capacidad y predilección por el ahorro. Las familias japonesas, al igual que las de otros países asiáticos, tienden a ahorrar hasta el último céntimo. Esta práctica de ahorro no solo es una cuestión cultural, sino también una estrategia para garantizar un futuro más seguro. En lugar de consumir sus ingresos de inmediato, los japoneses prefieren ahorrar para consumir más en el futuro.
Este fuerte impulso al ahorro permitió a Japón crear capital productivo, lo que a su vez dio lugar a mayores niveles de producción y riqueza. Juan Ramón Rallo explica: “Es el ahorro lo que nos permite dirigir durante un tiempo nuestros esfuerzos no a satisfacer nuestras más inmediatas necesidades, sino a preocuparnos por satisfacer nuestras necesidades futuras. Producimos bienes de capital para que éstos a su vez fabriquen los bienes de consumo futuros que podamos necesitar”. El ahorro fue un pilar fundamental que Japón utilizó para construir su próspero futuro económico.
El Valor de la Educación
Otro factor crucial en la ascensión de Japón fue su fuerte sistema educativo. La educación en Japón recibió un gran impulso a partir de la restauración Meiji en 1868, cuando se estableció la enseñanza primaria universal y se promovieron universidades, academias y centros de investigación. Este enfoque en la educación continuó incluso después de la Segunda Guerra Mundial.
Como resultado, los japoneses eran los trabajadores más formados de todo el continente asiático, lo que les dio una ventaja competitiva significativa. Tras la guerra, una de las primeras medidas que se tomaron fue fortalecer aún más el sistema educativo, lo que aseguró que las futuras generaciones estuvieran bien preparadas para enfrentar los desafíos económicos y sociales.
La Ética del Trabajo
La tercera clave del éxito japonés fue su inmensa capacidad de trabajo. La dedicación de los japoneses a sus trabajos es bien conocida en todo el mundo. Están dispuestos a trabajar largas horas y pueden llevar esta ética hasta el extremo. De hecho, Japón es uno de los pocos países que tiene una palabra específica para describir la «muerte por exceso de trabajo»: karoshi.
Esta ética de trabajo extrema contribuyó en gran medida al rápido crecimiento y recuperación del país. La suma del ahorro, la educación y la dedicación al trabajo dio a Japón una enorme capacidad para crecer, recuperarse y crear riqueza a niveles extraordinarios. Pero, ¿cómo se desenvolvió específicamente este “milagro japonés”? Veamos las etapas claves de su desarrollo.
Etapas del Milagro Japonés
La Ocupación Estadounidense
El punto de partida del milagro japonés fue la ocupación de Japón por parte de Estados Unidos al final de la Segunda Guerra Mundial. Las fuerzas de ocupación estadounidenses tenían dos grandes prioridades: desmilitarizar y democratizar Japón. Durante este período se redactó una nueva constitución que estableció un sistema democrático, igualó los derechos de hombres y mujeres, y renunció a la guerra y a tener fuerzas armadas completas.
Se realizaron múltiples reformas con la intención de eliminar el poder de los oligarcas que habían apoyado el militarismo y expansionismo japonés. Algunas de estas reformas incluyeron la venta de tierras de grandes latifundistas a pequeños campesinos, la disolución de los zaibatsu (grandes grupos empresariales controlados por una sola familia), la aprobación de una ley antimonopolio en 1947 y el impulso a la sindicalización de los trabajadores.
Estas reformas no solo limitaron el poder de los grandes oligarcas, sino que también tuvieron efectos positivos, como convertir en propietarios a muchos agricultores y fomentar la aparición de numerosas pequeñas y medianas empresas. Sin embargo, la recuperación económica fue más lenta de lo esperado hasta que un evento inesperado les dio un impulso significativo: la Guerra de Corea.
La Guerra de Corea: Un Golpe de Suerte
La Guerra de Corea (1950-1953) jugó un papel fundamental en la recuperación económica de Japón. Durante el conflicto, Japón se convirtió en uno de los principales proveedores de las fuerzas aliadas, lo que aumentó sus exportaciones y producción. Esto permitió a las empresas japonesas descubrir el potencial del mercado global, estimulando aún más su economía.
Para 1953, los niveles de producción en Japón ya habían superado los del período anterior a la guerra. A partir de entonces, la clase política japonesa se centró en impulsar el crecimiento económico, colaborando estrechamente con el sector empresarial.
El Despegue Económico
Los Años Dorados: 1950-1970
La década de 1950 a 1970 marcó el período del gran milagro económico japonés. Durante estos años, el país fue liderado por el Partido Liberal Democrático, que gobernó casi ininterrumpidamente por 40 años. Este partido implementó políticas que favorecieron el ahorro, controlaron la inflación, frenaron el crecimiento del sector público y mantuvieron los impuestos bajos, fomentando la acumulación de deuda de manera controlada.
A diferencia de otros países que también experimentaron un despegue económico, el gobierno japonés adoptó un enfoque intervencionista selectivo, promoviendo ciertas industrias que consideraban estratégicas para el desarrollo nacional. Además, impulsaron la cooperación entre empresas nacionales para evitar una competencia excesiva, lo que, aunque criticado por algunos, demostró ser efectivo.
El Plan de Crecimiento Económico
Uno de los hitos más significativos durante este período fue el plan anunciado por el Primer Ministro Hayato Ikeda en 1960, el cual buscaba duplicar el tamaño de la economía japonesa en diez años. Este ambicioso plan requería un crecimiento anual promedio del 7.2%. Aunque muchos analistas internacionales consideraron esta meta como inalcanzable, diez años más tarde Japón no solo había cumplido sino que había superado la meta, logrando un crecimiento anual promedio de más del 9.3%.
Este logro tremendo provocó que, en 1973, la economía japonesa fuera más de cinco veces más grande que en 1953. El PIB per cápita se multiplicó por 4, y Japón se convirtió en el mayor tenedor de activos del mundo, así como el principal proveedor de ayuda humanitaria. Incluso, la Bolsa de Tokio logró superar a la Bolsa de Nueva York en capitalización, aunque solo por un breve período.
Controversias y Legados del Milagro Japonés
El espectacular crecimiento económico de Japón durante estas décadas ha sido objeto de debate y controversia. Algunos argumentan que el crecimiento se logró a pesar de las políticas del gobierno, atribuyéndolo principalmente a los factores de ahorro, trabajo y educación mencionados anteriormente. Otros sostienen que las políticas macroeconómicas controladas por el gobierno ayudaron a acelerar el crecimiento del país.
Independientemente de estas posturas, es innegable que durante este período también se consolidaron grandes desequilibrios que eventualmente llevaron a Japón a una crisis económica de la que todavía lucha por recuperarse. Sin embargo, esos detalles requieren otra exhaustiva exploración.
Conclusión
La transformación de Japón desde la ruina de la postguerra hasta una potencia económica global es un testimonio del compromiso y la determinación de su pueblo. A través del ahorro, la educación y una ética de trabajo inigualable, Japón no solo logró levantar su economía, sino que estableció un modelo de desarrollo que sigue inspirando al mundo. La combinación de políticas gubernamentales estratégicas y la resiliencia de su población permitió un renacimiento económico sin precedentes. Este milagro japonés sigue siendo un punto de referencia para las naciones que buscan elevarse de las adversidades.